Continuemos.

3. La Fe, Una Gran Experiencia.

Desde la fe, como adolescentes debemos dar razón de nuestra propia fe. «Las grandes experiencias de la vida se comunican tarde o temprano a los demás. La fe es una de las experiencias profundas de la persona. Todo creyente ha de ser capaz de comunicar a otros los motivos o razones que tiene para creer. Para ello ha de estar convencido de lo que cree, conocer los contenidos de la fe y expresar libremente sus convicciones y creencias».

4. Valores Cristianos.

Frente a la crisis de valores, debemos vivir los valores que definen el cristianis­mo. Los valores o referentes morales de la conducta se construyen a lo largo del pro­ceso psicoevolutivo del individuo como muy bien demostró el psicólogo suizo Jean Piaget. Estos valores los vamos tomando de nuestro entorno de relación. A lo largo de los años de nuestra infancia hemos aceptado los valores y normas dictadas por nuestros padres y profesores. Con la llegada de la adolescen­cia, buscamos aquel conjunto de valores mora­les y pautas de comportamiento propios que orien­ten nuestra existencia y nos permitan tomar nuestras propias decisiones.

En este proceso podemos llegar a cuestionar los antiguos valores y sustituirlos por aquellos que encontramos en nuestros nuevos círculos de relación. Ya hemos mencionado la facilidad con la que nos conformamos (tomamos la forma) de aquello que prevalece en el grupo. Ampliar nuestro espacio de relación nos permite descubrir, asimismo, la pluralidad de intereses, actitudes y valores de las personas.

En un estudio publicado se señalaba que los valores y actitudes más importantes para los jóvenes eran la familia, los amigos, el amor, los estudios, el trabajo, el dinero y el éxito; en los últimos puestos de lista aparecían la religión y la política.

La construcción de los valores propios es uno de los aspectos más importantes de la adolescencia. Leckley señaló que «una vez integrados en la personalidad, los valores actúan como barreras que impiden la aceptación de otros nuevos que pudieran estar en contradicción con ellos». Ello significa que si tomas opción en favor de la no violencia, este valor te impedirá asumir su contrario; esto es, la violencia.

Para construir, pues, una personalidad que nos permita ser felices y transmitir felicidad hemos de aprender a incorporar aquellos valores que definen la auténtica esencialidad humana: respeto, honestidad, veracidad, comportamiento ético. Y es que ser adolescente, a pesar de los cambios y las crisis que esta etapa comporta, es una gran suerte; la suerte y oportunidad de construir nuestro futuro.

Extracto del libro “Expediente X”

Por Félix Ortiz y Autores Varios

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