¿De Qué se Trata?: Quienes aplican la comunicación efectiva en sus vidas y en sus relaciones correctamente, ya tiene la mitad de las puertas abiertas para llevar adelante sus ideas y proyectos.

 

Ser un comunicador efectivo, es un potencial que Dios ha puesto en cada uno de nosotros. Sin embargo, en la mayoría de los casos, no es algo que surge espontáneamente, sino que es algo que se aprende y desarrolla con el tiempo.
Hazte estas preguntas para comprobar si eres un comunicador efectivo o no:

1. ¿Usualmente trato de ver el punto de vista de otra persona aún sin concordar con su opinión?

2. ¿Le pido a otros una opinión sobre una idea o proyecto?

3. ¿Se cuál es mi imagen entre mis colaboradores o doy por sentado que sé cuál es?

4. ¿Me molestan sus buenas ideas? ¿Soy envidioso del éxito de otros? (Sé totalmente honesto)

5. ¿A menudo comienzo la comunicación molestándome con facilidad? ¿Busco la confrontación, especialmente de las personas con las que trabajo y de aquellas que me proveen de un servicio?

6. ¿Soy insensible a la crítica? ¿La freno cuando me doy cuenta que no va a ser una buena crítica (o inoportuna)? ¿Me defiendo de ésta tan pronto como llega?

7. ¿He observado todas las formas en que me comunico: oralmente, escribiendo, por medio de la ropa, por medio de los arreglos de la oficina, a través de las expresiones del cuerpo? ¿Alguna vez le he pedido a otra persona que me ayude a ver estas cosas?

Esto no es un test, ni mucho menos un test por puntajes. Recuerda que la base de un buen comunicador es «alguien que primeramente sabe oír a los demás».

Y esto es algo que se aprende día a día.

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