Primero, existe en esta reacción una negación sutil de la doctrina de la creación, la cual declara que todo lo que Dios hizo era bueno (Gen. 1:31; Sal. 139:14). Esto no quiere decir que Dios creó la música de rock pesado. No obstante, sí creó la estructuras melódicas y rítmicas que se emplean en ella. La maldad no es alguna presencia orgánica dentro de ciertas cosas, sino es el resultado de la manera en la que las cosas son usadas para expresar los pensamientos y gratificar los deseos del hombre pecador. Necesitamos tener precisión bíblica cuando pensamos acerca de estos asuntos. Por ejemplo, la música moderna no es mala en sí misma, en el sentido de que lo malo fuera una substancia presente dentro de ella. La música moderna se vuelve problemática porque es un medio poderoso para comunicar la cosmovisión de individuos que están viviendo en rebelión en contra de Dios. Debido a que esto es cierto, es importante enseñar a nuestros hijos a resistir la manera en la que ésta apela a sus corazones pecaminosos, sin hacerles pensar que pueden ganar la batalla en contra del pecado simplemente evitando el contacto con ciertas cosas.

Segundo, esta reacción tiende a pasar por alto el asunto principal de la lucha humana en contra del mal. El meollo de nuestra lucha no es en contra del mal externo a nosotros, sino en contra del mal interno. Existe una guerra que se realiza: es la guerra interna, la cual se pelea en el terreno del corazón. Pedro dice que Dios le ha dado a sus hijos todo lo que necesitan para escapar de la corrupción que hay en el mundo a causa de los malos deseos (2 Pedro 1:4). Como padres necesitamos enseñar a nuestros hijos que no resolvemos la lucha en contra del mal simplemente evitando ciertas cosas, aunque hay ocasiones en las que huir de ciertas situaciones, lugares y relaciones es el medio principal de evitar la esclavitud al pecado. Sin embargo, Pablo dice que tales restricciones «no tienen valor alguno contra los apetitos de la carne» (ver Col. 2:16-23). Sólo evitar las tentaciones externas no puede restringir el pecado porque esto no atiende el pecado que ya existe en el corazón. Lo que deseamos es enseñar a nuestros hijos que la evasión no es la cura, aunque puede ser usada por Dios para limitar el daño del pecado en nuestras vidas.

Tercero, la reacción del aislamiento tiende a promover un autojusticia peligrosa. La rectitud se equipara con un cumplimiento de «la lista» de requisitos. Las personas que cumplen la lista son considerados rectos y maduros, en tanto que las personas que no lo hace son considerados carnales e inmaduros. Cristo despedazó este punto de vista acerca de la rectitud cuando atacó el orgullo espiritual de los fariseos (ver Mat. 5:20; Mat. 23; Luc. 18:9-14; Is. 29:13). Es posible cumplir la lista estrictamente al mismo tiempo que se tiene un corazón que está lejos de Dios y totalmente confiado en el yo. Es claro que debe existir una manera mejor de enseñar a nuestros adolescentes a responder a la cultura que la practicada en el aislamiento evangélico y conservador moderno.

La familia Jones diría que ha encontrado una mejor manera, siendo ésta, la asimilación. La filosofía de la asimilación es esta: Las cosas son neutrales, por lo que no hay peligro al participar en la cosa. Este enfoque también tiene defectos.

La Escritura nos enseña que las cosas nunca son neutrales. En este mundo, las cosas siempre llevan algún tipo de peso moral. Cristo lo dijo directamente: «El que no está conmigo, contra mí es» (Mat. 12:30). Por ejemplo, podrías argüir que el lenguaje en sí mismo es neutral. Las letras individuales, las palabras individuales y los sonidos que producen son neutrales, pero nunca las encontramos de esa manera. El lenguaje siempre es usado para expresar algún tipo de significado. Cuando el lenguaje se usa deja de ser algo neutral.

Por lo tanto hay ciertas cosas que debemos reconocer cuando reflexionamos acerca de las instituciones, relaciones, medios de comunicación y productos de la cultura que nos rodea:

  • Todas las cosas que Dios creó son buenas.
  • Todas las cosas que encontramos han sido colocados o usadas de tal manera que llevan un significado.
  • Cada cosa puede ser usada para el bien o para el mal.
  • Cada cosa en la cultura expresa las perspectivas del que la creó y/o la usa.
  • Nunca encontramos las cosas en la cultura que nos rodea en un contexto o situación neutral.

Tal y como la reacción de rechazo y aislamiento hacia la cultura tiene sus debilidades, también las tiene la respuesta de asimilación que es común en la iglesia evangélica. Nuestros hijos necesitan una tercera manera de responder a la cultura que les rodea, una que sea el resultado de una buena reflexión cristiana. Necesitan entender qué es la cultura y la naturaleza de su poder e influencia, y formar un plan bíblico para vivir dentro de ella.

Extracto del libro «Edad de Oportunidad».

Por Paul David Tripp.

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