El discipulado consiste de un proceso vivo, dinámico y espiritual que tiene lugar en medio de un contexto determinado. Es importante que entiendas esa idea. El proceso educativo no tiene lugar en un laboratorio, en medio de un ambiente neutro y esterilizado para que ninguna circunstancia o agente externo pueda interferir en el proceso. Antes, por el contrario, y debido a las características ya mencionadas, la educación siempre se realiza dentro de un contexto determinado, el contexto del discípulo, y ese mismo contexto siempre influye, condiciona y afecta todo el proceso educativo.

La educación es, sin duda, lo más opuesto a un proceso rígido, mecánico o predeterminado. Tres razones pueden ayudarnos a entenderlo. La primera, que el discipulado se realiza con personas y cada persona es un ser único, singular e irrepetible. Cada individuo tiene su propia forma de ser, sus propios desafíos, retos, luchas y necesidades.

La segunda razón es que cada persona se mueve dentro de un contexto que, lo queramos o no, lo lleguemos a entender o no, influye y afecta al discípulo y su respuesta al Señor. El conocimiento y comprensión de esa realidad resultan muy importantes para el educador.

La tercera razón es que el discipulado es algo sobrenatural que tan solo Dios puede llevar a cabo, y lo hace según su propio calendario, acorde con su soberana voluntad. Dios puede producir el proceso educativo en la vida de una persona usando agentes humanos, como el discipulador, sin la intervención de ellos, o a pesar de los agentes humanos implicados, los que, en ocasiones, pueden resultar más un estorbo que una ayuda para la educación.

Hace un centenar de años, un norteamericano llamado Frederic W. Taylor abogó por la homogeneización de las herramientas y de las tareas en las industrias. El resultado de su teoría fue el nacimiento de las cadenas de montaje y la producción en serie en las fábricas. En estas cadenas de montaje, cada operario se especializaba en una función determinada y concreta con el fin de que entre todos produjeran unos productos iguales que permitieran una gran reducción de los costos y una mayor accesibilidad por parte de los consumidores.

Esa reducción de los costos supuso la posibilidad de que si los productos resultaban más baratos, pudieran llegar a más consumidores. Henry Ford, el magnate de la industria automovilística, fue el primero en aplicar los principios de Taylor. Su famoso «Modelo T» motorizó los Estados Unidos, al hacer accesible el automóvil a un número de bolsillos mucho más amplio que hasta entonces.

Existe un cierto taylorismo en nuestro concepto o idea de cómo debe ser el discipulado y cómo debe llevarse a cabo. Funcionamos con planes definidos y concretos, con objetivos muy claros, etapas de discipulado muy definidas, calendarios precisos, ideas muy específicas acerca del resultado final y un sinfín más de aspectos. Este «taylorismo espiritual» aplicado al discipulado tiene, sin embargo, un claro peligro: olvidar la individualidad y singularidad de cada persona.

Dios nos ha creado a cada uno de forma única y diferente. Eso no solo resulta evidente en el aspecto físico; lo es también en el aspecto emocional y en el espiritual. Dentro de una misma familia podemos observar personas totalmente diferentes unas de otras en su carácter, a pesar de haber recibido el mismo tipo de educación.

De hecho, la variedad es un principio que aparece una y otra vez a lo largo de las Escrituras. Frente a nuestra tendencia natural hacia la uniformidad, la Biblia nos sorprende con una increíble variedad. Ya hemos mencionado la variedad del ser humano en todas sus dimensiones, ahora pensemos por un momento en la tremenda variedad que observamos dentro del mundo natural. Los miles y miles de especies animales y vegetales que existen. ¿Puedes imaginar nuestro planeta con un único tipo de paisaje? Contrariamente, la tierra nos regala una casi interminable variedad de paisajes y configuraciones geográficas.

(CONTINÚA… DALE CLICK ABAJO EN PÁGINAS…)

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí