Tiempo de parte del educador

Al hablar de tiempo no solo nos referimos al tiempo que cada persona necesita para su crecimiento y maduración espiritual. También queremos indicar el tiempo que el educador debe pasar con sus discípulos. Hemos afirmado una y otra vez que la forma en que Jesús trabajó ha de ser una inspiración y un modelo para nosotros. Sin duda, una de las cosas que resalta de su ministerio es la gran cantidad de tiempo que dedicó a sus discípulos.

Del mismo modo nosotros, como educadores o discipuladores, debemos pasar tiempo con nuestros discípulos. La influencia que podamos tener sobre los jóvenes estará directamente relacionada con lo significativos que lleguemos a ser en el nivel emocional de sus vidas. Cuanto más importantes seamos, más impacto tendremos. La influencia no provendrá de la posición que ocupemos. Ser nombrados líderes de jóvenes por la iglesia no nos garantiza tener influencia sobre los muchachos y muchachas que componen el grupo de jóvenes. Nuestro amor, aceptación incondicional y dedicación a ellos es lo que determinará la influencia que alcancemos a tener. Cuando la juventud vea y experimente que en nosotros hay amor, aceptación, interés, preocupación genuina y dedicación, entonces ganaremos su estima y esto nos permitirá influir sobre sus vidas. Pero para ello es preciso tiempo. En resumen: Nuestra influencia estará determinada por el tiempo que dediquemos a los jóvenes

Y no hablamos solo de tiempo en situaciones formales, entendiendo por situaciones formales aquellas en las que estudiamos la Biblia, nos reunimos para adorar al Señor o para llevar a cabo un ministerio cristiano del tipo que sea. Nos referimos también a las situaciones informales. Es decir, a aquellas en las que pasamos tiempo a solas con cada uno de los jóvenes, aquellas en las que nos entretenemos o divertimos juntos, aquellas en las que charlamos de cosas trascendentes e intrascendentes. Se trata de todas las situaciones en las que existe convivencia y, por tanto, influencia. No olvidemos que cuando nos encontramos con los jóvenes, siempre estamos en una situación educativa.

Extracto del libro “Raíces”.

Por Félix Ortiz.

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