Así como lo llevó a cabo con los demás acercamientos pastorales, Jesús trabajó con grupos grandes. Sin duda, una muestra de ello es el Sermón del Monte, ocasión en la que una gran multitud se reunió alrededor del Maestro y él procedió a enseñarles acerca del reino.

La reunión del grupo de jóvenes es, sin duda, el acercamiento pastoral más común que se desarrolla en la mayoría, sino en todas, las iglesias del mundo. En un grupo de estas características es normal encontrar diferentes niveles de interés, compromiso y necesidad. Sin embargo, se imparte la misma enseñanza a todos sin distinción. Este acercamiento no permite satisfacer necesidades concretas e individuales de las personas, sino que forzosamente debe contentarse con un presentación global y general de los temas, si no se quiere correr el peligro de dejar afuera a un sector más o menos grande de la audiencia.

Las características del grupo de jóvenes

Los grupos de jóvenes de todas las iglesias locales tienen una característica común: su diversidad o heterogeneidad. El grupo de jóvenes no es una realidad uniforme y compacta. De hecho, si hiciéramos un análisis con un mínimo de profundidad nos daríamos cuenta de la gran variedad y riqueza que existe en cada grupo.

Tal es así que cuando el número de jóvenes de una iglesia es bastante elevado, dentro del grupo existen varios «subgrupos» asociados por la edad, y cada uno de ellos tiene necesidades y problemas diferentes. No es raro que en un grupo de jóvenes que excede las 50 ó 60 personas se forme un subgrupo de preadolescentes, otro de adolescentes, otro de edad intermedia y, finalmente, otro de jóvenes adultos.

¿Qué características hacen que el grupo de jóvenes sea variado?

La edad

Una de las características comunes a todos los grupos de jóvenes de todas las comunidades locales es la diferencia de edad entre sus miembros.

Cada iglesia tiene sus propias normas y costumbres con respecto al momento adecuado en que los niños pueden ingresar al grupo de jóvenes, y así participar de las actividades y dinámicas propias de ellos. En algunos lugares, los preadolescentes, es decir, aquellos chicos y chicas que ya tienen 12 ó 13 años, forman parte del grupo de jóvenes. En otras iglesias, esto se produce cuando cumplen 18 años. Y en otras, se hace coincidir el ingreso al grupo con el comienzo de la educación secundaria.

Tampoco existe unanimidad con respecto a la edad límite para poder seguir integrando el grupo de jóvenes. No es extraño que en muchas iglesias haya personas de más de 30 años de edad que todavía pertenecen al grupo, simplemente porque son solteras (parecería que la soltería lleva implícito el derecho de pertenecer al grupo de jóvenes sin que importe la edad).

Por lo tanto, no es extraño que en un mismo grupo coexistan personas de 14 ó 15 años junto con otras de 30, 32 e inclusive mayores.

Procedencia social

Es posible que los jóvenes de tu grupo procedan de contextos o trasfondos sociales diferentes. Esto no se da en todas las iglesias. Algunas, debido a su ubicación geográfica, son bastante homogéneas en su composición social. Sin embargo, esa no es la realidad de todos. En muchas iglesias el grupo puede componerse de estudiantes, trabajadores de la construcción, operarios, empleados administrativos, peones de campo, profesionales independientes, desempleados, solteros, parejas de novios e incluso matrimonios. Algunos provienen de clase media y otros de clase baja, o menos favorecida.

La procedencia familiar es otro de los factores que se debe tener en cuenta. No es extraño que algunos de los jóvenes del grupo provengan de familias desestructuradas (padres divorciados, separados, situaciones de violencia física o emocional, pobreza extrema) o monoparentales (donde solo uno de los padres está presente y es el responsable de la educación de los hijos).

Gustos e intereses

Es importante aceptar y comprender que cada persona tiene, en distintas áreas de su vida, gustos personales o propios que difieren de los gustos de los demás. Puede haber coincidencias entre las distintas personas, pero lo normal es que haya variedad. De hecho, lo dice claramente el refrán: «En la variedad está el gusto».

Lo mismo sucede con los intereses, es decir, aquello que capta la atención y preocupa a las personas. Actividades que a algunos jóvenes los motivan e impulsan a dedicar gran cantidad de tiempo, pueden carecer totalmente de interés o motivación para otros.

Extracto del libro “Raíces”.

Por Félix Ortiz.

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