El Mito de la Fe Ciega.

Ah, conque eres cristiano ¿no? —dijo el profesor con aire de superioridad.

Tito, quien estaba cursando su primer año universitario, tragó saliva tan fuertemente que todo el salón lo escuchó.

—A ver —dijo el profesor— ¿puedes probarme al 100% que Jesús resucitó de los muertos?

Tito trató de limpiar su garganta, pero su respuesta salió en un tono agudo.

—Mmmh, no.

—¿Ya ves? —dijo el profesor—. Fe ciega. Fe ignorante, irracional e irrazonable.

Se dio media vuelta hacia el pizarrón y dejó a Tito humillado y sentado por el resto de la clase con la cara roja y el corazón derrotado.

De joven, yo hubiera estado de acuerdo con el profesor. Pensaba que la fe cristiana era una fe ciega. Comencé a exa­minarla, para intentar refutar el cristianismo. Sin embargo, mientras más examinaba el cristianismo bíblico e histórico, mejor entendía que es una fe razonable e inteligente.

Jesús dijo a sus seguidores: «.. .y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres» (Juan 8.32). No dijo: «Ignoraréis la verdad». Ni dijo: «Que no os importe la verdad». Ni tampoco dijo: «Sólo tenéis que creer sin importar la verdad». Él dijo, «Conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres».

Jesús no nos llamó a cometer un suicidio intelectual al confiar en Él como nuestro Salvador y Señor. El no espera que practiquemos nuestra fe cristiana en una aspiradora intelectual. La fe cristiana debe basarse en la evidencia.

El profesor que retó la fe de Tito creía que si uno no puede probar algo al 100%, entonces no es cierto y por lo tanto no tiene sentido. También se imaginaba que la fe cristiana es una fe ciega, ya que cosas como la resurrección y la deidad de Jesús no se pueden probar con una certeza del 100%. Eso es un mito.

Vivimos en un universo de riesgos. Eso significa que hay muy pocas cosas que se pueden probar al 100%, excepto, quizás, en el área de las matemáticas. Los fabricantes de automóviles no pueden garantizar al 100% que sus nuevos modelos son seguros. Pero la evidencia de una serie de exhaustivas pruebas de seguridad es muy conclusiva.

Un jurado no puede probar con total certeza que un sospechoso cometió un crimen. Aunque tenga una confesión, hay contingencias. Puede que mienta para proteger a alguien. O quizá lo esté amenazando. Pero los jueces pesan las eviden­cias para formar una conclusión «más allá de una duda razonable».

De manera similar, ni la resurrección de Cristo ni su deidad se pueden probar a un 100%. Pero eso no significa que la fe cristiana sea ciega. La evidencia de la fe cristiana es adecuada. No es exhaustiva, porque esto la convertiría en un 100% cierta. Pero es adecuada.

El apóstol Juan escribió en su Evangelio: «Hizo además Jesús muchas otras señales en presencia de sus discípulos, las cuales no están escritas en este libro» (Juan 20.30). ¿Qué nos está diciendo? Nos dice que hay muchas cosas que Jesús hizo que demuestran que es el Hijo de Dios, pero que no fueron escritas. La evidencia que Juan provee no es exhaustiva. Pero escribe en el siguiente versículo: «Pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre» (Juan 20.31). En el vs.30 lo que Juan dice es: «Mira, la evidencia no es exhaustiva», y en el 31 dice: «Pero es suficiente».

Blaise Pascal, matemático, filósofo y científico francés, dijo que hay suficiente evidencia para que la fe cristiana convenza a cualquiera que no esté en contra de ella. Pero no hay suficiente evidencia para traer a ninguno al reino de Dios si no está dispuesto a venir.

Ejercicio.

Desarrolla tu capacidad para enfrentar el mito de la fe ciega con este ejercicio:

Lee Juan 20.30-31. ¿Por qué escribe Juan la evidencia de la identidad de Jesús como Cristo, Hijo de Dios? ¿Cómo viene «la vida en Su nombre»? ¿Por creer en quién (o en qué)?

Lee Lucas 1.1-4. Según el versículo 3: ¿A qué atribuye Lucas el escribir su Evangelio? Nota que Lucas escribe su Evangelio a alguien llamado Teófilo. ¿Qué es lo que Lucas espera de Teófilo al «escribir» en orden los sucesos y enseñanzas de la vida de Jesús?

¿Te has puesto como meta «investigar cuidadosamente» la evidencia «para que tengas la certeza y conozcas bien la verdad de las cosas en las cuales has sido instruido»?

Extracto del libro “No Dejes Tu Cerebro en la Puerta”

Por J. McDowell y B. Hostetler

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