¿De Qué se Trata?: Establecer entre tus jóvenes qué es ser íntegros y desafiarlos a vivir en integridad.

Pasaje Clave: Job 2:3, Proverbios 10:9, Salmos 119:80.

INTRODUCCIÓN.

Haz que los jóvenes formen equipos de tres personas. Mientras lo hacen, repárteles diccionarios y una variedad de artículos artísticos, como cartulina, marcadores de fibra, goma de pegar, revistas, figuras adhesivas, cinta adhesiva, etc.

DESARROLLO.
Luego diles: «En sus grupos, y con la ayuda de los diccionarios, elaboren una definición de la palabra integridad. Una vez que tu grupo tenga lista la definición, creen una forma de compartirla. Por ejemplo, podría ser un dibujo, un logo, una historia de alguien que actuó con integridad, un objeto que la represente, etc.
Dales a los equipos tiempo para trabajar. Una vez finalizado, pídeles que compartan sus trabajos con el resto del grupo.

Cuando cada equipo haya finalizado, diles: «Mi representación de integridad es un juego de mesa (por ejemplo, ajedrez). Tener integridad es saber las reglas del juego y vivir de acuerdo a ellas. Una persona íntegra es alguien sin fisuras, de una sola pieza. Lo que habla coincide con lo que vive. Lo que es en privado lo es en público. Actúa de la misma manera en la iglesia rodeado de creyentes, como en su curso o trabajo rodeado de no cristianos. Conoce los principios de Dios y vive de acuerdo a ellos».

  • ¿Qué principios de Dios conoces? (Si nadie dice nada, aporta ejemplos).
  • ¿Tus familiares y amigos pueden decir lo que crees por la forma en la que actúas?
  • ¿Por qué?
  • ¿En qué situaciones tu forma de actuar no ha reflejado lo que crees? ¿Qué sucedió?

CONCLUSIÓN.
Es difícil actuar con integridad cuando no estás seguro de lo que crees y cuando no conoces o no tienes claros los principios de Dios. Pero si estás convencido plenamente de algo antes de actuar, podrás actuar de acuerdo a tus creencias. Es como conocer las reglas del juego antes de que comiences a jugar. La Biblia es nuestra regla de fe y conducta en nuestra relación personal con Dios y con los demás, si sabemos cómo aplicar los principios de Dios en nuestras vidas y en la relación con nuestro prójimo, tal cual nos aconseja la palabra de Dios, estaremos viviendo una vida de integridad que traerá alabanza y honor a nuestro Señor.

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