Los tres puntos principales que se cubren en esta sesión son:
- El Espíritu Santo nos hace parte de la familia de Dios y nos ayuda a reflejar una semejanza con la familia.
- El Espíritu Santo nos ayuda a conocer mejor a Dios.
- Todos los cristianos tienen el Espíritu Santo que vive dentro de ellos, pero no todos los cristianos están llenos de Él.
Materiales necesarios:
- Papelitos con nombres escritos (véase a continuación) para el juego de las familias, para poner en una caja o bolsa.
- Los materiales necesarios para el juego de familias (si deseas utilizarlos).
- Bolígrafos y papel.
- Un globo (sin inflar).
INTRODUCCIÓN
Juego de familias. Escribe en los papelitos los nombres de miembros de familias conocidas de tres o cuatro personas (Un papelito por persona.) Por ejemplo: David, Victoria, Brooklyn y Romeo Beckham; Homer, Marge, Bart y Lisa Simpson. Inventa los tuyos, basados en familias que tus jóvenes conozcan. Deberá haber un nombre por cada persona del grupo. Pon los papelitos en la caja o bolsa. Al comienzo de la sesión cada joven deberá sacar uno de los papelitos con un nombre y deberá encontrar al resto de los jóvenes que tengan papelitos con los nombres de las personas que pertenecen a esa familia.
Ahora tendrás a tu grupo dividido en “familias” de 3 o 4. Ata por las muñecas a los componentes de estas familias (ten cuidado de no hacerles daño: la cinta adhesiva funciona muy bien) y así quedará formado un anillo familiar. Asígnales una tarea que sea simple en unas circunstancias normales.
Por ejemplo: Desatar y atar los cordones de los zapatos de todos los miembros de la “familia”. Comerse un bocadillo. Comer un plato de espagueti. Inventa una actividad que el grupo vaya a encontrar divertida.
En esta sesión vamos a considerar la obra del Espíritu Santo. Del mismo modo que físicamente nacemos en una familia humana, así el Espíritu Santo nos facilita un nuevo nacimiento dentro de la familia de Dios (Juan 3:5-7).
MATERIAL DE ENSEÑANZA
1. Hijos e hijas de Dios.
(Trae una copia de tu certificado de nacimiento, pasaporte, o álbum de fotos. Indica algún dato personal: tu nombre completo, tus padres, tu lugar y fecha de nacimiento. Los jóvenes estarán seguramente fascinados por esta información sobre tu vida privada). Cuando nos convertimos al cristianismo nacemos de nuevo. Cuando éramos bebés nuestro nacimiento fue físico, esta vez es espiritual. Nuestro espíritu está unido al del Espíritu Santo y así nace una nueva criatura: un/a hijo/a de Dios. Esto tiene muchísimos privilegios ya que somos hijos del Rey de reyes.
2. Conocer mejor a Dios.
El Espíritu Santo también nos ayuda a desarrollar la relación con nuestro Padre Dios (Efesios 2:18). Nos ayuda a orar, y nos ayuda a descubrir lo que Dios nos dice a través de la Biblia (Romanos 8:26; Efesios 1:17-18).
3. Parecemos de la familia.
A menudo en las familias humanas hay un parecido entre los distintos miembros. Esto también es cierto de la familia de Dios. A medida que pasamos tiempo con Dios, el Espíritu Santo nos cambia para que tengamos más semejanza con Dios. Las características de la familia de Dios no son físicas, como manos grandes o pelo rizado. Las características de la familia de Dios son: amor, alegría y paz, “el fruto del Espíritu” (Gálatas 5:22; 2 Corintios 3:17-18).
4. Una gran familia.
El mismo Espíritu Santo vive dentro de cada cristiano, independientemente de su nacionalidad, iglesia, edad o situación geográfica. Somos todos una gran familia (Efesios 4:3-6).
5. Regalos para todos los hijos.
Igual que un padre humano, a Dios le encanta hacer regalos a sus hijos/as. Dios también sabe que cada uno de sus hijos es diferente y por tanto le da regalos diferentes a cada uno. Los regalos que Dios nos da son para que los usemos para ayudar al resto de la familia (1 Corintios 12:1-11).
6. Una familia en aumento.
(Toma el globo e ínflalo). Recuerda que en la sesión anterior se dijo que el Espíritu Santo se conoce como el aliento de Dios. Del mismo modo que yo uso mi respiración para hacer que el globo crezca, así el Espíritu Santo, es responsable del crecimiento de la familia de Dios. El Espíritu Santo nos da el poder para vivir por Jesucristo. El Espíritu Santo nos da el valor para contarles a otros que también pueden unirse a la familia (Hechos 1:8).
CONCLUSIÓN
- El Espíritu Santo habita dentro de todos los cristianos.
- No todos los cristianos están llenos del Espíritu Santo.
- La Biblia dice, “Sed llenos del Espíritu” (Efesios 5:18-20). Esto es de lo que vamos a tratar en la próxima sesión.
Actividad en grupos pequeños.
(Reparte los bolígrafos y papel). Vamos a continuar en el tema de los parecidos familiares. En el papel que se te ha entregado, dibuja o escribe las características que compartes con tu familia: las cosas que hacen que haya un parecido familiar. Éstas no tienen por qué ser solamente características físicas como el color del pelo, forma de la cara, etc. pueden ser también de personalidad, como por ejemplo si te enfadas o te ríes con facilidad. También puede ser de gustos, por ejemplo, nos gusta a todos el deporte o comer pollo.
Cuando los jóvenes han tenido tiempo de hacer los dibujos, dedica unos minutos a hablar sobre lo que han dibujado o escrito. Debes ser muy cuidadoso con esto y no debes permitir que nadie se burle de nadie. Si alguno escribe algo negativo sobre su familia esto debe tratarse con la mayor sensibilidad posible. (En los grupos hay que elegir a un joven que sea el artista del grupo). Ahora vamos a volver a explorar el parecido o semejanzas en una familia cristiana: ¿Cuáles son las características de los cristianos?
Permite que los jóvenes se expresen libremente. Estos no tienen por qué ser atributos positivos. El artista del grupo dibujará símbolos o escenas para ilustrar lo que el resto de los miembros del grupo sugieran. Finaliza con un diálogo sobre lo que el grupo cree que son cosas buenas o no tan buenas. ¿Qué cosas deberían tratar de imitar y qué cosas deberían intentar cambiar, según perciben a la iglesia?
Extracto del Manual Alpha Para Jóvenes
