A menudo fallamos al no apreciar por completo la muerte de Jesucristo por nosotros. Tal vez estamos muy familiarizados con los detalles de la crucifixión. Quizás la historia se ha vuelto tan común que hemos olvidado que fueron nuestros pecados los que llevaron a Jesús a la cruz y a una terrible y dolorosa muerte. En este estudio y ejercicio de puesta en común, los miembros del grupo de jóvenes examinarán la profecía de la muerte de Jesús escrita por Isaías, y reconocerán que fueron sus pecados los que llevaron al cumplimiento de la profecía.

Leamos todo el capítulo de Isaías 53 en voz alta, alternando los versículos. Luego preguntemos lo siguiente:

¿De quién crees que está hablando Isaías?

¿Qué dice Isaías que te recuerde a Jesús?

A continuación, solicitémosles a los jóvenes que escriban su propia paráfrasis de algunos de los versículos más significativos del capítulo. Deben insertar el nombre «Jesús» cuando aparezca un pronombre personal en singular. Cuando hayan terminado, permitamos que varios voluntarios lean lo que han escrito.

Para completar el estudio, indiquémosles a los chicos que vuelvan a leer los versículos del 4 al 6 de nuevo, que los parafraseen, y escriban su propio nombre en lugar de cada pronombre personal en plural. Luego dialoguemos a partir de las siguientes preguntas:

Piensa que eres la única persona en el mundo:

¿Hubiera muerto Jesús solo por ti? ¿Por qué?

¿Qué ha hecho la muerte de Jesús por ti?

¿Cuál es tu respuesta a Jesús en este momento?

(Doug Newhouse).

Extracto del libro Reuniones Creativas Para Refrescar tu Ministerio

Por Autores Varios

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