Continuemos.

Cuando sabemos lo que la Biblia dice, nos resulta más fá­cil aplicar lo que ella enseña de manera que haga impacto en nuestra vida diaria. El Espíritu Santo nos recuerda lo que hemos plantado en nuestras mentes y nuestros corazo­nes. También, la Palabra de Dios se convierte en una prioridad para nosotros. Se vuelve parte de nuestra manera de actuar y responder.

Aprendemos los absolutos: que existe el bien y existe el mal. Aprendemos que Dios espera que actuemos, hable­mos y pensemos utilizando los valores bíblicos que apren­demos en el estudio de su Palabra.

Los valores que expresa la Biblia han superado la prueba de miles de años de experiencia humana. Ellos permiten vivir en una sociedad ordenada, pacífica y honorable. Le dan sentido de propósito a cada ser humano. Edifican rela­ciones caracterizadas por la lealtad, la honestidad, la vera­cidad y la generosidad. ¡Funcionan!

Para vivir la mejor calidad de vida, debemos basar nues­tros comportamientos, pensamientos, palabras y respuestas en valores de la mejor calidad. Y esos valores, en mi opi­nión, se encuentran en la Biblia. Para conocer los valores de la Biblia, debemos leerla y estudiarla diariamente.

2. Ora Cada Día.

Cuando hablamos con el Señor todos los días, se nos hace más fácil contarle todos nuestros sueños e ideas. Permane­cemos limpios, emocional y espiritualmente, ya que le pe­dimos que nos perdone, nos guíe, nos dirija y provea para nosotros. Cuando expresamos nuestros deseos e ideas al Señor, sabemos y comprendemos si nuestros pedidos son válidos, nuestras ideas son buenas, y nuestras intenciones y motivos son los correctos. Podemos acercarnos a él con mucha mayor confianza de que nuestros pedidos están de acuerdo con su voluntad.

Lee 1 Tesalonicenses 5:17. Busca tres versículos donde se utilicen las palabras «oración», «orar», «orando». Puedes utilizar una concordancia. Prepárate pa­ra compartir estos versículos en la reunión semanal de tu grupo.

3. Asiste a la Iglesia con Frecuencia.

Cuando asistimos a la iglesia con frecuencia, construimos relaciones centradas en Cristo. Estamos en comunión con los demás. Encontramos que nuestras prioridades con res­pecto al tiempo se ordenan cuando hacemos que la asis­tencia a la iglesia y la participación en el grupo juvenil sean una parte importante de nuestra agenda.

Cuando llegan los momentos difíciles, tenemos un gru­po que ya nos conoce, nos ama y nos acepta. No tenemos que construir una red, o una banda, donde podamos en­contrar nuestro lugar. Ya estamos incluidos y tenemos nuestro lugar en la familia de Dios, nuestra iglesia, nuestro grupo juvenil.

Reordena las palabras para formar un versículo bí­blico muy conocido: 13 Y nombre seréis persevere Marcos de todos por aborrecidos de mí; mas fin el que hasta el, salvo. 13: será causa este.

(CONTINÚA…)

Extracto del libro “Venciendo en la Tierra de los Gigantes” (Edición Para Jóvenes)

Por William Mitchell

Lee El Segundo Estudio de la Quinta Semana

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