Continuemos.

6. Múdate a un Ambiente Sano.

Si estás sufriendo de contaminación mental, quizá necesi­tes mudarte a un ambiente más limpio. Esto no significa que debas mudarte físicamente, aunque en algunos casos eso podría ser lo mejor. Quizá necesites encontrar nuevos amigos. Es difícil tener una vida de pensamiento limpia y sana si estás rodeado de personas que…

  • Critican a los demás constantemente, ya sea al gobier­no, los profesores, la familia, los amigos, el clima o el tránsito. Las personas que critican sin parar escupen actitudes tóxicas en tu mente. ¡Aléjate de ellas!
  • Cuentan historias o chistes obscenos, crueles o que de­muestran prejuicios culturales o raciales. Sus mentes están metidas en el basurero químico. No te quedes allí con ellos.
  • Usan malas palabras como cuestión de rutina. La ex­posición a una corriente de palabras sucias hace cre­cer en el interior un enojo que puede explotar en ira y abuso. ¡Aléjate!
  • Son insultantes o malignos en lo que te dicen. Apárta­te de sus insultos. No permitas que sus palabras se arraiguen en ti.

Vigila especialmente a aquellos que hacen estas cosas que hemos mencionado, en voz muy alta. Decide rodearte de personas que señalen cosas positivas, hablen la verdad, sean amables y tengan un espíritu calmo. Tendrás una acti­tud más sana.

Lee a continuación los consejos que los autores del Nuevo Testamento dieron acerca de las relaciones. Encierra uno de los versículos que tú cumples muy bien. Y Subraya un versículo en el que debas seguir trabajando.

A. Por lo cual, animaos unos a otros, y edificaos unos a otros, así como lo hacéis (1 Tesalonicenses 5:11).

B. Hermanos míos, nunca se precipiten a criticar a los de­más, pues en esta vida nadie es perfecto (Santiago 3:1).

C. No mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros (Filipenses 2:4).

D. Yo necesito también la ayuda de ustedes, y no quie­ro sólo comunicarles mi fe si­no alentarme con la de uste­des. Así nos seremos de mu­tua bendición (Romanos 1:12).

Cuando pensamos en una persona que sufrió a causa de palabras contaminadas, probablemente nos acordamos de Job. Este hombre debió enfrentar verdaderos gigantes. Sa­tanás lo hizo blanco de toda clase de problemas. Perdió sus posesiones, sus hijos y su salud. Tres supuestos amigos lo visitaron; pero ninguno lo ayudó a creer que Dios lo li­braría. Ninguno de ellos lo apoyó sin culparlo. Job, sabia­mente, rechazó sus consejos y se arrojó por entero a los misericordiosos brazos de Dios.

Únete a personas que son vencedoras en la tierra de los gigantes, pues tú también puedes serlo. Huye de quienes llenan sus mentes de sustancias contaminantes: ideas y pa­labras negativas, opiniones que minan tu confianza y la for­ma en que te valoras a ti mismo y a los demás.

Escribe aquí el nombre de una persona con la que decides pasar más tiempo porque tiene una actitud sana hacia la vida.

(CONTINÚA…)

Extracto del libro “Venciendo en la Tierra de los Gigantes” (Edición Para Jóvenes)

Por William Mitchell

Lee El Segundo Estudio de la Sexta Semana

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