El Mito del Dios Maquinita.

Roberto se arrodilló a un lado de la cama. Tenía 15 años de edad y quería de todo corazón creer en Dios. Inclinó su rostro y oró: “Está bien Dios, te voy a dar una oportunidad para que me demuestres quién sos realmente. Quiero creer en vos. Así que, si mañana cuando voy al colegio, Gabriela, que me gusta mucho, se me acerca para saludarme y se sienta al lado mío y me invita a la tarde a su casa, yo voy a creer en vos ciegamente y nunca más voy a dudar.”

Elena de 16 años, hizo algo parecido; pero, por supuesto, ella pidió otra cosa: “Quiero (le dijo a Dios) ser la modelo top adolescente número 1. Si vos me das esto y me vienen a buscar, y hacés que firme el contrato, siempre voy a creer en vos.”

¿Te interesa saber qué respuestas obtuvieron a sus oraciones? ¡NINGUNA!

Roberto se quedó con las ganas porque Gabriela estuvo todo el tiempo con sus amigas. Y a Elena nadie la buscó, ni la contrató para ser la modelo top adolescente número 1. Ellos no lograron tener lo que querían, porque ambos tenían una idea equivocada acerca de Dios.

Ellos se imaginaban a Dios como una maquinita. Uno deposita una oración, oprime el botón correcto y el deseo se hace realidad. Se imaginaban a Dios como el genio de la lámpara que cumple los tres deseos cuando se la frota. Muchos adolescentes y adultos (cristianos y no cristianos) piensan que Dios es la divina maquinita vendedora automática, que debe, obligatoriamente satisfacer todos sus caprichos. ¡Esto es un mito!

A Dios le encanta responder nuestras oraciones.

¿Qué dice Dios mismo en Jeremías 33:3?

¿Y qué nos promete en Isaías 65:24?

¡Pero no te confundas! Dios NO es la maquinita cumplidora de deseos, y la oración NO es una moneda que se coloca en Éll, ni tampoco la FE es un botón que se oprime. Dios no se somete a nuestros caprichos.

Roberto y Elena se podrían haber pasado toda la vida pidiendo y pidiendo, pero nunca iban a conseguir nada de lo que le pedían a Dios. No porque Dios no los ame. No porque Dios no los escuche. Sino porque ellos no estaban orando, ellos estaban deseando egoístamente algo para sí mismos.

¿Cómo sé que estoy orando egoístamente?

Pregúntate lo siguiente: ¿Cuál es tu motivación al pedir eso? O sea ¿qué es lo que interiormente te impulsa, te motiva a pedir eso? ¿Sentirte amado o valorado o reconocido por alguien? ¿Ser importante? ¿Recibir premios o felicitaciones de otros? ¿Tener lo que otros tienen para no sentirte menos? ¿Ser popular o ser el primero? ¿Miedo a perder lo que querés?

Nuestro Dios NO es ninguna maquinita, ni ningún genio celestial. Él es el Dios Todopoderoso que desea que gocemos, como hijos suyos, de su amor. Quiere que aprendamos a amarlo a Él y no a las cosas que pueda darnos. Quiere que lo busquemos a Él y no que andemos buscando respuestas a nuestras oraciones egoístas. Quiere que lo obedezcamos POR AMOR, para darnos lo que realmente necesitamos.

Ejercicio.

Desarrolla tu capacidad para enfrentar el mito del Dios maquinita con este ejercicio. Cada uno de los siguientes versículos indica una condición para responder una oración que puede ser expresada en una palabra. Escribe esa palabra al lasdo del versículo bíblico:

1. 2º Crónicas 7:14. …………………………………………………………………….

2. Jeremías 29:13. ………………………………………………………………………

3. Marcos 11:24. …………………………………………………………………………

4. Santiago 5:16. …………………………………………………………………………

5. 1º Juan 5:14. …………………………………………………………………………. 

Extracto del libro “No Dejes Tu Cerebro en la Puerta”

Por Josh McDowell y B. Hostetler

Adaptado por Edgardo Tosoni

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