Te comparto la estructura del estudio. Profundízalo tú mismo y piensa cómo presentárselo a tus discípulos de una manera práctica y desafiante.

1. El Problema.

  • No tengo ganas de orar por él…
  • Yo oro por otros ¿y por mi quién ora?…
  • No sé qué orar por ellos…
  • Oro, oro y no pasa nada. ¿Dios me oirá?…
  • Tengo muchas cosas que pedirle a Dios para mi mismo, que ella pida para ella…
  • Mis viejos me tratan mal. No quiero orar por ellos…
  • Estoy desanimado, desganado y fastidioso como para ponerme a orar…
  • ¿Es realmente necesario orar por los demás? ¿Para qué sirve?…
  • Estoy orando para que él venga a pedirme perdón.

2. Piénsalo.

Dudas, egoísmos, envidias o celos, orgullo, ignorancia, broncas, son algunas de las cosas que nos impiden orar por el otro. A veces quisiéramos que todos oren por nosotros, pero son pocas las veces en que hacemos el esfuerzo de orar por los otros. O tal vez siempre oramos por los mismos, porque son a quienes más queremos, o con quienes mejor nos llevamos, o porque es el chico o la chica que nos gusta. Nos olvidamos que muchos por quienes no oramos nunca necesitan nuestras oraciones. Ellos serían distintos si nosotros orásemos más. Cuando oramos como Dios quiere, siempre pasan cosas positivas.

3. Míralo desde la Perspectiva de Dios.

Es Dios el que no manda a orar, aún sabiendo todo lo que hay dentro nuestro (Mt.5:44 y Stg.5:16).

¿Por qué? Porque cuando orás en serio por los otros comenzás a amarlos. Aprendés a perdonarlos. Sos capáz de soportarlos. Comienzan a romperse tus egoísmos y orgullos, dejás de pensar sólo en vos mismo y empezás a descubrir que el otro también vale para Dios. También es amado y aceptado por Dios.

La Biblia está llena de ejemplos de hombres y mujeres que se la jugaron orando por otros. ¿Quién oraba y por quién o quienes lo hacia?: Gn.18:23-32.  Jn.17:11, 24.  Hch.2:5.  Fil.1:3-4.

Los próximos son algunos ejemplos de lo qué podés pedirle a Dios por los otros: 2º R.6:16-17.  Jn.17:15. Jn.17:20-21. Fil.1:9. Col.4:12.

4. Aplícalo.

Cuando oramos pasan cosas, pero necesitamos CONOCER al otro para orar bien: Compartí con alguien. Comunicate. Escuchalo.

Estate bien atento a su necesidad. ¿Qué es lo que necesita? ¿Oración por su vida espiritual, por sus emociones, por sus relaciones familiares? ¿O para protegerlo de Satanás, de la presión de amigos del mundo, de vicios o tentaciones?

Orá específicamente por su necesidad. Tu oración tiene que ser ESPECIFICA y clara. Acércate a tu amigo y bendecilo.

Por Edgardo Tosoni

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí