Idea principal

Caín ilustra la realidad de numerosas situaciones en nuestras vidas que pueden propiciar que el pecado tome ventaja sobre nosotros y nos domine.

Desarrollo

Con toda probabilidad la enemistad de Caín hacia abel fue todo un proceso. Debieron de tener lugar diferentes situaciones, circunstancias y episodios que dieron lugar a una creciente actitud negativa de Caín con respecto a su hermano.

La Biblia nos explica en el capítulo 4 de Génesis una de ellas que trajo, que tal vez acumulada a otras muchas que pudieron tener lugar dio como resultado la trágica muerte de abel.

La ofrenda de Abel fue mejor recibida que la de Caín. Ya hemos visto que ambos ofrecieron de forma libre y voluntaria aquello que desearon. Las escrituras nos indican que la de Abel fue de mejor categoría que la ofrecida por su hermano. También nos dice la escritura que Dios no miró con agrado ni a Caín ni a su ofrenda. Interesante este matiz, no se trataba solamente de una cuestión exterior -lo que presentó Caín- sino también interior -sin duda las motivaciones y actitudes con que fue presentada la ofrenda.

A Caín no le gustó en absoluto la actitud que Dios tomó hacia su ofrenda. La versión de la biblia «Dios habla hoy», la que utilizo para mi estudio de la palabra nos indica que Caín «se irritó mucho y torció el gesto». El texto hebreo cuando habla de la irritación de Caín dice literalmente que «se quemaba enormemente por dentro» vaya, es una buena manera de describir la ira, una especie de incendio interior emocional. Dicho de otro modo, lo que sucedió no le produjo depresión, desánimo, sino rabia. Torcer el gesto nos habla de la amargura que provocó la reacción de Dios en Caín.

En resumidas cuentas, el episodio de génesis provocó en Caín una erupción de ideas, sentimientos, actitudes y emociones negativas hacia su hermano Abel. Sin duda su mente debía ser un torbellino total.

El diálogo de Dios con Caín en el versículo 6 es muy interesante. El Señor le advierte que se estaba colocando en una situación de vulnerabilidad con relación al pecado y que éste podría tomar oportunidad de ello para dominarlo. Era la responsabilidad y la posibilidad de Caín evitarlo.

Sí Caín continuaba cultivando los sentimientos negativos de los que antes hemos hablado y no hacía nada por afrontarlos, éstos acabarían dominándolo a él y, por tanto, su conducta posterior. No es difícil ver, en la advertencia de Dios, un eco de las palabras de santiago: «…cuando alguno es atraído y seducido por sus propios deseos malos, entonces es cuando cae en la tentación. De estos malos deseos nace el pecado; y de ese pecado, cuando está completamente desarrollado nace la muerte». (santiago 1:14-15) así fue, el pecado llevó a Caín a matar a su hermano Abel.

Aplicación en un mundo postmoderno

El ejemplo de Caín nos enseña que si no manejamos nuestras emociones, deseos y pasiones, éstos pueden llevarnos a situaciones en la que el pecado pueda tomar control sobre nuestras vidas y provocar la muerte, entendida ésta no en el sentido de que vayamos a matar a otro ser humano, sino en el sentido amplio que lo único que el pecado produce en el ser humano es muerte, corrupción, desintegración y ruptura.

La mayor liberalidad de nuestras sociedades, la ruptura de los valores de la tradición judeocristiana y los constantes estímulos de los medios de comunicación pueden llevarnos a situaciones de vulnerabilidad.

Por otro lado está nuestra propia y singular estructura personal individual. Cada uno de nosotros tiene diferentes sensibilidades y debilidades con respecto al pecado, cada uno tiene sus propios puntos de vulnerabilidad que el entorno puede agravar o, por el contrario, suavizar.

La biblia nos enseña a «no dar lugar al diablo» también nos advierte que «Satanás está alrededor nuestro como león rugiente buscando a quien devorar». No suena muy distinto de lo que Dios le comunicó a Caín.

Nuestro desafío es neutralizar la influencia del pecado en sus primeros estadios o manifestaciones, resistirla y prevalecer para que éste no tome dominio sobre nosotros. Miles de años nos separan de Caín pero el problema sigue siendo el mismo.

Extracto del libro “Personajes Bíblicos en un Mundo Posmoderno”

Por Félix Ortíz

 

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