Idea principal

Enoc ilustra una fe no fragmentada sino bien integrada en el cotidiano vivir.

Desarrollo

El capítulo cinco de génesis es uno de esos aburridos capítulos de la Biblia que uno tiene que enfrentar cuando está llevando a cabo un plan sistemático de las escrituras. No es único, hay otros similares en el antiguo testamento. Genealogías, listas, etc. Uno tiene la tentación de saltárselos pensando que dios no va a enfadarse y que poco provecho puede sacarse de semejantes textos.

Pues bien, así es el capítulo 5 del primer libro de la Biblia. Un capítulo totalmente anodino. Nombre tras nombre se van desgranando y únicamente se hace mención del número de años que estas personas vivieron y de su ascendencia y descendencia. No se dice nada de interés acerca de su biografía, tampoco de su relación con Dios. Entonces aparecen los comentarios acerca de Enoc. Se nos indica que Enoc caminó con Dios. Además en tan sólo dos versículos se nos indica por dos veces la misma expresión.

Tanta redundancia en tan poco texto nos indica con total y meridiana claridad de qué se trata, de que nos encontramos ante algo extremadamente importante y significativo en este personaje.

En la Biblia caminar es utilizado, salvo que el contexto indique lo contrario, como una analogía de la vida cotidiana, del estilo de vida, del diario vivir.

Un caminar con Dios sería por tanto un estilo de vida caracterizado por la relación y la intimidad con Dios.

Ahora bien, merece la pena señalar que la intimidad y la relación de amistad con Dios estaban integradas en su forma cotidiana de vivir, de enfrentar y solucionar la vida. Su fe no era fragmentada, no estaba reservada a ciertas áreas de su vida, a ciertos lugares o a ciertos tiempos.

No había una vertiente privada de la fe totalmente disociada y divorciada de la vertiente pública de la persona. No había una esquizofrenia en su personalidad espiritual. Enoc simplemente era, y eso se manifestaba en todo lo que hacia, en cualquier área de su vida.

Es interesante lo que hebreos indica con relación a Enoc. En hebreos 11: 5 y 6 se nos dice que la forma de vivir de enoc agradó a Dios. Su fe integrada placía a Dios. Además, plació tanto al Señor que él le evitó el tener que experimentar la muerte. Junto con Elías son los dos únicos seres humanos de los cuales tenemos noticia que han sido arrebatados por Dios y no han tenido que experimentar la muerte.

Hebreos también nos revela otros matices con relación a la forma de vivir de Enoc, era un hombre de fe, lo cual en la Biblia significa que era un hombre que confiaba en Dios ya que se nos indica que sin ese requisito es imposible agradar a Dios. La confianza en Dios nace del conocimiento íntimo de él.

Así pues Enoc tenía la fe plenamente integrada en su vida cotidiana. Y su estilo de vida estaba caracterizado por una íntima comunión con Dios a quien conocía y en quien confiaba.

Aplicación en un mundo postmoderno

Una de las presiones más fuertes de nuestra sociedad tiene como objetivo reducir todo tipo de expresión religiosa al ámbito estricto de la vida privada de la persona. Una persona puede creer lo que desee, por algo estamos en una sociedad democrática, liberal, pluralista y tolerante. Ahora bien, se espera que las creencias no interfieran en el ámbito de la vida pública.

Las creencias no pueden ni deben teñir nuestras actividades profesionales, políticas, culturas, laborales o económicas. Estas pertenecen al ámbito público, la fe pertenece al ámbito privado. Esta presión y exigencia social puede llevarnos a una auténtica esquizofrenia espiritual. Podemos disociar nuestra actuación como cristianos de nuestra actuación como profesores, médicos, políticos, financieros, artistas, agentes sociales, etc., etc. El siguiente paso consiste en simplemente fragmentar nuestra vida cotidiana y vivir con valores, prioridades, esquemas y pautas de actuación de lunes a viernes. Somos de una manera en el trabajo y de otra en la iglesia. Enoc, desde los miles de años que nos separan de su experiencia nos reta a vivir nuestra fe integrada, no disociada de nuestra cotidianeidad. A ser, a simplemente ser en todo momento, lugar y circunstancia. A evitar la esquizofrenia espiritual a la que la sociedad nos quiere llevar y nos presiona para vivir.

Extracto del libro “Personajes Bíblicos en un Mundo Posmoderno”

Por Félix Ortíz

 

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