PALABRAS DE KAREN LACOTA

¿Y ahora qué voy a hacer con mi vida? ¿Qué camino debo tomar? ¿A qué me dedicaré? ¿Cuál es mi vocación? ¿Cómo puedo descubrirla? ¿Puedo tener más de una vocación? ¿Y si no tengo ninguna vocación, qué puedo hacer?

Cuando se va acercando el fin de la escuela secundaria, éstos y otros interrogantes comienzan a llenar los pensamientos de los adolescentes. De hecho, luego de finalizar la secundaria varios aún no tendrán claro qué profesión elegir. Y esta desorientación puede generarles muchas angustias, preocupaciones y temores. El ayudar a los adolescentes a descubrir su vocación es, en realidad, una tarea extraordinaria que involucra a todos aquellos que están comprometidos con su formación Y como líderes o consejeros, podemos ser de gran ayuda si les brindamos las herramientas y los guiamos adecuadamente en el difícil camino de elegir su vocación o llamado. En este punto es importante que les enseñemos que Dios nos extiende dos llamados: el primero, a la salvación, y el segundo a contribuir para que el reino de Dios se extienda sobre la Tierra.

He acompañado a muchos estudiantes de secundaria en su tiempo de selección de una carrera universitaria. Y durante este proceso he comprobado que, si no los guiamos hacia Jesús y a conocer su propósito divino, se centrarán en obtener un título académico sin tener en cuenta si responde, o no, al plan de Dios para sus vidas. Incluso muchos chicos y chicas, aun teniendo vocaciones específicas, optan por otras carreras por las razones incorrectas (por ejemplo, por una mayor retribución económica, o por la presión de familiares y amigos).

El término «vocación» tiene en verdad una connotación muy fuerte, y más aun debería tenerla en el caso de chicos y chicas cristianos, ya que no solo se trata de elegir qué carrera universitaria seguirán, o cuál será su medio de sustento para la vida. Desde una perspectiva cristiana, la vocación también tiene que ver con el llamado de Dios para sus vidas. De hecho, esta palabra también se utiliza como sinónimo de «llamamiento» o «convocación». De ahí la importancia de ayudarlos a identificar sus dones y talentos. Así como las huellas digitales que poseemos son únicas, el llamamiento también es único e irrevocable… «porque las dádivas de Dios son irrevocables, como lo es también su llamamiento» (Romanos 11.29).

En nuestro trabajo de consejería, de acuerdo a las circunstancias que envuelven al adolescente, será oportuno entonces propiciar espacios para el diálogo respecto a sus intereses, dones y talentos. Puedes tener preparado un cuestionario con preguntas similares a las que presentan Tim Clinton y Chap Clark en su libro «Consejería bíblica» (Tomo 3):

  1. ¿Qué es lo que te apasiona? ¿Cuáles son los intereses que te hacen levantarte de la cama por la mañana?
  2. ¿Qué logros y triunfos has conseguido hasta la fecha? (Anota incluso las victorias y los éxitos más pequeños).
  3. Describe tu personalidad y temperamento. ¿Qué te gusta hacer?
  4. ¿Qué clase de trabajo te atrae?
  5. ¿Te gustan las tareas manuales?
  6. ¿Crees que preferirías el trabajo social, relacional o político?
  7. ¿Piensas que un empleo exigente sería lo tuyo?
  8. ¿Qué nivel educativo estás dispuesto a alcanzar?
  9. ¿Quieres ser tu propio jefe o trabajar para otra persona?
  10. ¿Te gustaría trabajar solo o como parte de un equipo?
  11. ¿Deseas realizar un trabajo de oficina?
  12. ¿Quieres trabajar delante de una computadora o hablando por teléfono?
  13. ¿Qué me dices de algún tipo distinto de ocupación, tal como un trabajo manual u otro que no requiera educación universitaria?
  14. ¿Cómo encajan tus intereses en las necesidades del mercado laboral de hoy?
  15. ¿Cuánto sabes en realidad acerca de las posibilidades profesionales que estás considerando?
  16. ¿De qué maneras crees que podrías investigar las opciones profesionales que te planteas?

También puedes preguntarles si les gustaría trabajar desde sus casas realizando diseños, publicidad, u otras cosas similares. Averigua qué cosas los motivan, y si estarían dispuestos a pasar largas horas estudiando después de las clases en la universidad. Pregunta también cómo y quién solventaría los costos de su carrera, y si necesitarán trabajar para poder estudiar. Existen carreras que requieren una dedicación de tiempo completo, y que por lo tanto impiden que los jóvenes puedan trabajar mientras estudian. Por eso es importante hablarlo antes, y que consideren todas las posibilidades y los factores intervinientes. También puedes sugerirles que escuchen los puntos de vista de profesionales que se encuentran actualmente trabajando en el rubro, así como también de estudiantes que actualmente están cursando en la universidad, para conocer mejor la realidad a la que se enfrentarán.

Por otro lado, puedes tener una lista de habilidades que hayas observado en él o ella, para ayudarlos a identificarlos en caso de que no lo hayan hecho, o para afianzar su percepción positiva de sí mismos. También puedes preguntarles a sus padres, hermanos, y amigos qué aspectos destacados de su personalidad y de sus destrezas observan.

Extracto del libro “Manual de Consejería Para el Trabajo con Adolescentes”

Por autores varios.

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