Generalmente si usted le pide a un niño que ordene su cuarto o se convertirá en un mini león rugiente o asentirá con la cabeza y luego no hará nada. Un niño necesita que los papás estén a su lado enseñándole lo que más cuesta en esta vida, liderarse a sí mismo. Constantemente los papás debemos recordarles a nuestros hijos: cepíllese los dientes, báñese, guarde esos zapatos, deje su ropa lista la noche anterior y así muchas cosas más.

Es cierto, hay niños que son ordenados y tienen su cuarto impecable, pero la mayoría no son así. Al inicio los niños necesitan la supervisión y el apoyo de los papás. Hasta que todo lo que repetidamente les enseñamos, se convierte en algo que es parte de su rutina. Y cuando la rutina se convierte en algo natural, un hijo deja de ser alguien dirigido por los papás porque ahora es alguien que se auto gobierna.

El problema es que hay niños que se comportan como niños y ya tienen ¡más de 40 años! Ahora imagínese a niños criando niños, ¿Cómo va a parar esto? Usted sabe que ha dejado de ser un niño cuando usted es responsable ante todo lo que le han delegado. Aquel que tiene la disciplina para hacer lo que debe hacer cuando no quiere hacerlo, ya no sólo ha dejado de ser un niño, ha abrazado la disciplina. Pero si sus papás, su pareja o su empleador tienen que recordarle constantemente lo que debe hacer, es tiempo de cambiar.

Brille en los estudios, brille en el trabajo, brille en todo lugar. Deje de ser un niño y conviértase en un adulto responsable. Recuerdo al joven que me decía: “Ya no quiero que mis papás se metan conmigo porque todo el tiempo me estén dando órdenes». Entonces le respondí que la única manera que ellos lo dejaran en paz es que no dejara en paz al perezoso y dejado que estaba dentro de él. Que debía liderarse a sí mismo y pronto sus papás verían que era una persona que practicaba el autogobierno y dejarían de darle órdenes como si fuera un muchachito, porque había dejado de ser un muchachito.

Me dio mucha tristeza. Tenía 40 años de edad, era profesional, no tenía trabajo y esto a pesar que algunos en su familia eran millonarios. Mientras me hablaba no podía dejar de pensar en los papás. Ellos habían criado a un monstruo especializado en la vagancia, con una creatividad increíble para la fabricación de excusas y que ni siquiera sabía por qué era así. Me decía: “Alex no puedo. No puedo ser responsable». Sus papás o por lo menos uno de ellos, se había encargado de consentirlo. A un niño consentido le permiten hacer lo que sea y casi nunca tienen consecuencias por sus actos. Los dos o uno de los padres siempre lo liberan de su responsabilidad y toleran sus excusas. ¿Cuál es el resultado? Alguien en cuerpo de grande con los hábitos de un niño, incapaz de autogobernarse y que asocia todo reclamo ante su irresponsabilidad como que la otra persona es mala o demasiada exigente, cuando la verdad, sólo está pidiendo lo justo.

Si a usted lo consintieron de niño seguro está sufriendo. Pero no todo está perdido. Usted puede comenzar a dar pasos hacia la responsabilidad y evitarse un montón de dolores en la vida. Nadie ni en la familia, ni en el trabajo, quiere a alguien irresponsable o que hace las cosas para salir del paso. Comience por planificar lo que quiere hacer y luego prométase que lo hará cuando y como dijo que lo haría.

Los niños anhelan ser como los más famosos jugadores de futbol. Cada quién tiene su jugador favorito, pero sé de muchos niños que quisieran conocer a Leo Messi. ¿Cómo juega Messi? Sea usted del Real o del Barsa, de todos modos se le abren los ojos mientras describe sus jugadas y sus goles. Pero ya sea que Messi juegue en el estadio Camp Nou o en la cancha improvisada de su cuadra, siempre será Messi y eso debemos entenderlo.

Toda persona que hoy admiramos y que fue grande no se convirtió en alguien grande de la noche a la mañana. Esa persona fue grande mucho tiempo antes. Hoy todos recordamos a Michael Phelps como el nadador que hizo historia en los Juegos Olímpicos de Pekín 2008, al ganar ocho medallas de oro y convertirse así, en el máximo medallista de oro en una sola edición. Cuatro años después, en los Juegos Olímpicos de Londres 2012, nuevamente ganó cuatro medallas de oro y dos de plata. A la fecha es el deportista que posee el mayor número de medallas olímpicas en la historia. ¿Se convirtió Michael Phelps en alguien grande la primera vez que ganó una medalla de oro? ¡No! Michael Phelps ya era una estrella que había sembrado diariamente, por horas y todos los días del año, al practicar ejercicio, recibir instrucciones de su entrenador y dormir y alimentarse bien. Cuando vemos que alguien brilla sólo estamos viendo la punta del iceberg. Pero debajo del agua se encuentra la siembra de la disciplina diaria y de la constancia infatigable. El día que Michael Phelps ganó su primera medalla de oro, sólo cosechó el fruto de la disciplina de su esfuerzo anterior. Michael Phelps fue grande antes que fuera reconocido como grande.

Comprométase con usted mismo a ser una estrella. Sea un estudiante y un trabajador estrella. Como estrella, brille en donde le toque y en donde lo pongan. Como hablábamos con un amigo que es director de teatro, si usted va a ser un árbol en la obra y nunca habla, sea el mejor árbol. Recuerde que usted debe ser grande antes de haber sido reconocido como grande. El trabajador que es una estrella, difícilmente le faltará trabajo.

Le comparto una filosofía que manejamos los cristianos en todo lo que hacemos y decimos. Todo lo hacemos como para Dios, todo lo hacemos en el nombre de Dios y todo lo hacemos de buena. No es lo mismo darle un vaso con agua a un amigo que al presidente que es alguien muy importante. Todo lo que hacemos de palabra o de obra lo hacemos como para Dios. Además, todo lo hacemos en el nombre de Dios. Los cristianos reconocemos que somos embajadores y en cada acción y palabra representamos a Dios. Siempre tenemos puesta la camisola de cristiano. Y por último, todo lo hacemos de buena gana. Un día leí: “No hay nada tan fácil que se convierte en algo tan difícil, que cuando se hace de mala gana».

Sea grande, no para que lo reconozcan, sea grande para que reconozca en usted que ya no es un niño indisciplinado, berrinchudo e irresponsable. Ahora es un adulto responsable que se autogobierna y brilla en todo lo que hace. Sea un estudiante y un trabajador estrella. Deje el sello de su nombre y apellido en todo lo que hace. Brille en donde lo pongan, como Leo Messi lo haría en cualquier cancha improvisada. Medita en Colosenses 3:17 y Colosenses 3:23-25.

Meta de vida #12: Sea un estudiante y un trabajador estrella en donde lo pongan.

Desafío #12: ¿En qué cosas en su vida usted no es responsable?, ¿Qué va a hacer para dejar de ser niño? y ¿Cómo puede ser un estudiante y un trabajador estrella? Medite y escriba sus respuestas. Accione en base a sus compromisos, recordando que ser grande y ser reconocido como grande siempre van en ese orden.

Extracto del libro Metas de la Vida

Por Alex López

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