Las personas con iniciativa son aquellas que guían sus acciones por decisiones. Actúan según sus valores y convicciones, en vez de dejarse llevar. Tienen Voluntad propia. Lo contrario son las personas que reaccionan y devuelven de acuerdo a lo que reciben, sin detenerse a meditar. Son como una lata de bebida con gas. Si la vida los sacude un poco, de repente explotan.

Tomar la iniciativa implica actuar con un propósito y tomar la responsabilidad por lo que vamos a hacer. Implica llevar puesta una actitud de ‘puedo’.

Un caso como ejemplo

Te cuentan que tu mejor amiga estuvo hablando mal de ti. Ella es la persona a la que le cuentas todos tus secretos. Te sientes muy triste. ¿Que hacés?

Reaccionas por impulso…

  1. Te vienes encima y la empujas.
  2. Te deprimes por sentirte tan mal por su traición.
  3. No le hablas por 42 días.
  4. Le hablas mal de ella a todos los que puedes.

…o tomas iniciativa

  1. La enfrentas con calma y le preguntas cuál cree ella que es tu error, y le dices cómo te sentiste por lo que anduvo diciendo por ahí.
  2. La perdonas.
  3. Ignoras lo sucedido y le das otra oportunidad.
  4. Piensas que alguna vez también dijiste en público algo negativo sobre ella, y no lo hiciste para herirla.

Las personas que reaccionan sin meditar le echan la culpa a mamá, a papá, al gato, al profesor, al pastor, al gobierno… y pronto sólo saben decir ‘no puedo’. Las personas con iniciativa se concentran en lo que pueden lograr a pesar de lo que las otras personas piensan o hacen.

Tenía un compañero en la escuela que me causaba mucha gracia; siempre tenía una excusa:

  • Estudiaría matemática para el examen, pero esa profesora me tiene de enemigo.
  • Hubiera hecho el gol pero me daba el sol de frente.
  • Esa chica me hubiera dicho que sí pero Martín le habló primero.

Siempre había otro responsable por lo que él hacía o dejaba de hacer. Las personas con iniciativa son distintas; alcanzan sus metas porque se sienten responsables.

¿Quieres fracasar? Culpa a tus padres por todos tus problemas; culpa a tus histéricos profesores, a tu novio o a tu novia, a quien sea. Sé una víctima. No tomes responsabilidad por lo que puedes hacer y déjale la iniciativa a los demás.

¿Quieres salir adelante en la vida? Toma iniciativa en lo que sí puedes hacer. Aprovechá tu imaginación. Busca alternativas y oportuni­dades. No puedes tener control sobre lo que otros te hacen pero sí puedes controlar tus propias reacciones.

San Pablo decía: ‘Todo lo puedo en Cristo que me fortalece’ (Filipenses 4.13); él sabía que contaba con el poder de Jesús en su propia vida para controlar aquello que no podía controlar con sus propias fuerzas.

Una historia, dos finales.

Cierta vez un hombre ya anciano recibió una carta informándole que su hermano, al que no había visto desde hacía muchos años, había muerto. El hombre recordó a sus dos sobrinos y decidió ir a buscarlos. Envío una carta al remitente imaginando que alguno estaría allí. Enseguida el sobrino lo invitó a viajar y hospedarse en su casa. Resultó ser un millonario conocido en aquella ciudad.

El tío le preguntó cómo había hecho tanto dinero y alcanzado tanto éxito. El sobrino le contestó: ‘Y, con él padre que tuve… Ya sabes, tío, él nos pegaba, se emborrachaba, se iba con mujeres y nos tenía sumidos en la pobreza. Siendo joven decidí que iba a ser totalmente distinto y haría otra vida.’

Luego el tío le preguntó dónde estaba su hermano, a lo que el sobrino respondió que no lo sabía con exactitud; desde la adolescencia habían tomado caminos separados y no habían vuelto a hacer contacto. Decidieron buscarlo, y lo encontraron en la cárcel de una ciudad cercana. El tío fue a visitarlo y al verlo en esa situación tan triste le preguntó cómo había llegado allí.

El sobrino le contestó: ‘Y, con el padre que tuve. Ya sabes, tío, él nos pegaba, se emborrachaba, se iba con mujeres y nos tenía sumidos en la pobreza. ¿Qué otra cosa podían esperar de mí?’

Los dos muchachos habían tenido el mismo padre y habían vivido la misma infancia; sin embargo uno había tomado la iniciativa de actuar para bien. Los cumplidores de sueños saben que no pueden tener control sobre lo ocurrido ayer pero sí pueden sobre sus acciones hoy.

Jesús cambió las reacciones por la iniciativa, cuando modificó una regla de conducta. La regla decía ‘ojo por ojo, diente por diente’; pero Jesús dijo: ‘Como queréis que hagan los hombres con vosotros, así también haced vosotros con ellos. Si amáis a los que os aman ¿qué mérito tenéis?’ (Lucas 6.31-32). No es cuestión de devolver, simplemente; la clave es tomar la iniciativa para hacer lo correcto.

No voy a usar más esas excusas…

Piensa y anota tus excusas favoritas, que no quieres usar más. Tú eres responsable por tu vida.

Extracto de «Cumplir tus Sueños»

Por Lucas Leys


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