Continuemos.

Lo mismo pasa con tu tarea de matemáticas. Pudiste haber ofrecido quedarte a la hora del almuerzo y terminar la tarea o haber establecido un tiempo con tu maestro para entregarla a primera hora de la mañana siguiente o después del tiempo de la escuela. Sin importar la solución, no de­biste haberte preocupado. Pudiste haber tenido una cuenta de banco llena, para gastar en cosas más divertidas.

¿Entiendes la idea? Si gastas cada momento en preocu­parte, podrías quedar totalmente agotado para manejar las cosas. Ocúpate de las cosas que puedes y deja el resto a Dios.

2. Puedes Hablar la Palabra de Dios.

Si en tu vida memorizas unos cuantos versículos de la Bi­blia, éstos te ayudarán cuando seas tentado a preocuparte. Algunos de estos versículos están en Filipenses 4:6-7. Ahora puedes ver la respuesta. Habla con Dios, dile lo que necesitas y agradécele por estar pendiente de ti y estar contigo. ¡Tienes su Palabra!

3. Dale a Dios tus Preocupaciones y Mantente Fuerte.

La preocupación te hace cada vez más débil, te roba tu gozo y fortaleza. Mira lo que te dice 1 Pedro 5:6-9. Esta es la razón por la cual es muy importante cuidar lo que estás pensando. Cuando te encuentras en un estado débil, puedes estar seguro que el enemigo está pendiente de cada oportunidad en que pueda entrar a tu vida. Man­tente firme con tu familia de creyentes y podrás ganar fácilmente la batalla.

Toma un tiempo y descansa en la mano de Dios. La preocupación es su propia actividad. Es decir, estás tan ocupado agitando las aguas de tu vida, que proba­blemente no pudiste escuchar a Dios si es que estaba hablándote para tratar de ayudarte. La preocupación es como una banda de rock pesado, ruidosa y molesta. Tú necesitas poner tapones en tus oídos para que puedas escuchar. La preocupación te dice todo tipo de cosas feas y hace que le pongas atención a causa de su ruido.

4. Desconecta el Cable de la Preocupación.

¡Detén la música! ¡Desconecta el cable de la preocupa­ción! Deja ya de escuchar. Cambia el disco compacto por algo más tranquilo que ayude a relajarte. Descansa en el cuidado y la gracia de Dios. Lee Juan 14:27. Jesús no se preocupó, ¡así que no tienes que preocu­parte tú tampoco!

Decide en tu mente que la preocupación es una pérdida de tiempo. Aun así, la preocupación parece ser parte de la naturaleza humana. Sin embargo, no tiene que ser tu naturaleza. En verdad puedes escoger pensar que la preo­cupación es una pérdida de tiempo. Eso es lo que estos versículos de la Biblia están tratando de decirte. Cuando seas tentado a preocuparte regresa y lee estos versículos una y otra vez, hasta que sean más importantes para ti, que cualquier cosa de la que puedes estar preocupado. Toma la decisión en tu mente y tu espíritu será renovado. Mira lo que dice Hebreos 13:5-6.

¿Puedes ver qué tan protegido estás? ¿Te das cuenta de que Dios ve todos los detalles de tu vida?

Bájate del tren de la preocupación y súbete al tren donde el conductor nunca te deja en un lugar donde tú no quieres estar. Cumple con lo que te corresponde y Dios hará su parte. Él no quiere que lleves esa carga más allá de su puerta. Tú puedes depender de Él, ¡y esa es una promesa!

Extracto del libro “El Campo de Batalla de la Mente Para Niños”

Por Joyce Meyer

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