“Por medio de la renovación” (Ro.12.2)

Si no somos renovados cada día, comenzamos a mo­rir espiritualmente, y estoy seguro de que no hay nada peor que sentirse muerto. Dios nos ha pedido ser diferentes y comenzar un proceso de transformación, pero eso sólo valdrá la pena si se convierte en una vivencia diaria. No es una opción para un momento concreto, ahora me siento bien y lo hago, sino que es un mandato de transformación cotidiana, día a día.

“Por tanto, no desmayamos; antes aunque éste nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obs­tante se renueva cada día” (2 Corintios 4.16).

Renovarse es reestablecer o reanudar una relación u otra cosa que se había interrumpido. En la vida, y de­bido a muchos motivos, el proceso de transformación que Dios nos pide se ve interrumpido en multitud de ocasiones. ¡Nos distraemos con una mosca! Solemos ser más intermitentes que constantes. Hemos habla­do de nuestra relación con Jesús como una relación de amistad. Hemos hablado de que esa amistad se construye sobre la lealtad, sobre el compromiso y el sacrificio. Y ahora hablamos de cómo mantener ese proceso vivo, en estado continuo, con el menor núme­ro de interrupciones posibles.

Renovarse es un mandato porque permite no olvidar­nos nunca de los principios, de dónde venimos y hacia dónde vamos. Renovarse no significa ponernos una tirita, sino estar dispuestos cada día a hacerlo total­mente nuevo. Me gustaría compartir contigo cómo mantenerse en transformación de manera constante.

Dicen que “todos los caminos conducen a Roma”. La renovación siempre pasa por conocer de forma más profunda, las Escrituras. Sin la Palabra de Dios no hay vida espiritual, pero el problema es cómo recibimos esa palabra, porque siguiendo el ejemplo que vemos en la Biblia por medio de la parábola del sembrador vemos que existen diferentes actitudes hacia ella. A veces somos duros, tenemos corazones de piedra, porque sabemos que cuando nos ponemos delante de la Palabra de Dios es como un espejo donde vemos nuestras miserias en muchas ocasiones, así que de­cidimos ignorarla para que no implique sufrimiento ni cambio. Otras veces, la mayoría de los jóvenes, a mi parecer, la aceptan a un nivel muy superficial. Como decíamos anteriormente deciden vivir a medias, pien­san que obedecer a Dios es menos divertido, es me­nos placentero. También están aquellos que cualquier cosa les distrae y se convierte en algo mucho más importante que la Palabra. No obstante, por deduc­ción lógica, cuanto más leas y conozcas la Biblia, más posibilidades tienes de que sus enseñanzas se interioricen en ti. Así que, te animo a desarrollar hábitos dia­rios que te ayuden a poner en práctica la decisión de renovarte cada día. Ten un tiempo devocional lo más frecuentemente posible y no te apartes de vivir una re­lación con Dios a través de la oración (Juan 15.1-8).

Extracto del libro “Soy Diferente y Qué”

Por Israel Martorell Alonso

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2 COMENTARIOS

  1. Pregunta q le pasa desapercibido en el tema. Por favor si es más claros con ejemplos así tendremos más exactitud sobre el tema. Gracias.

    • Hola Carlos. ¡¡Bienvenido!! Leer la Palabra de Dios, creer la Palabra, declararla en fe, orar y adorar a Dios, practicar el perdón y el amor, son maneras prácticas de renovarnos día a día. Bendiciones!!

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