Continuemos.

¿Qué quiere decir esto en forma práctica?

A. Reconocer a Dios como la autoridad máxima de tu vida.

B. Estar dispuesto a ordenar tu estilo de vida, la forma como vives, piensas y actúas de acuerdo a Su voluntad.

C. Vivir en obediencia a Dios en tu vida cotidiana. Si crees que Jesús es el Hijo de Dios y Salvador del mundo, si crees que Él murió por tus pecados, pero nunca le has entregado el control de tu vida, sin duda eres un buen evangélico, pero realmente no eres cristiano, no tienes una relación personal con Dios.

¿Por qué algunas personas no entregan su voluntad a Dios? Hay varias razones:

A. Por miedo. Algunas personas no confían verdaderamente en Dios y temen que si entregan su voluntad a Dios, El cambiará sus vidas, su forma de actuar, su estilo de vivir, sus planes. Por eso prefieren la religiosidad en vez de una auténtica relación con Dios.

B. Por pecados. Otras personas viven de una forma claramente contraria a lo que la Biblia enseña y por tanto entienden que la entrega de su voluntad les implicaría una renuncia al pecado a la que no están dispuestas.

Hoy Mismo Puedes Tener la Seguridad de que eres Cristiano.

¿Has entregado a Dios el control de tu vida? Si no lo has hecho y lo deseas, puedes llevarlo a cabo ahora mismo.

1. Reconocer que eres pecador. El pecado es lo que nos separa de Él. Si no reconoces tu pecado (tu actitud de rebelión, indiferencia o incredulidad hacia Dios) no estás en condiciones de poder tener una relación personal con Él. Él vino a buscar y salvar a los que estaban perdidos, a aquellos que estaban enfermos y necesitaban ser curados. Reconocer que eres pecador implica también ser consciente de que el pecado te hace culpable y merecedor de la condenación.

2. Estar dispuesto a cambiar tu forma de vivir. Si reconoces tu pecado, el siguiente paso es estar dispuesto a cambiar tu forma de vivir. Cambiar la rebelión por la obediencia, la pasividad por la activa búsqueda de Dios y Su voluntad, la pasividad por el caminar junto a Él. Esto suena bonito pero debes ser consciente que puede ser costoso, en ocasiones muy costoso. Formas de vivir, de pensar, motivaciones, prioridades y valores entre otras cosas pueden requerir ser cambiadas y todo cambio implica esfuerzo y no está exento de tensión. ¿Estás dispuesto a llevar a cabo cualquier cambio que Dios desee en tu vida?

3. Pedirle a Dios que dirija tu vida. En Apocalipsis 3:20 Jesús nos dice que tu vida es como una casa. Él está a la puerta llamando porque desea tener una relación de amistad contigo. Depende de ti que desees y abras la puerta. Si lo haces, Él promete que entrará y te convertirá en hijo suyo y perdonará todos tus pecados dándote la vida eterna. Pero eres tú, únicamente tú quien puede abrir esa puerta. Dios no te forzará ni se abrirá paso en contra de tu voluntad. Mientras mantengas la puerta de tu vida cerrada, tan sólo serás un religioso.

¿Cómo puedes pedirle a Dios que entre en tu vida?

Puedes hacerlo por medio de la oración. La oración no tiene un valor mágico o simbólico, sirve tan sólo para expresar lo que hay en el interior de tu corazón. Si deseas entregar a Dios el control de tu vida tan sólo pídeselo hablando con Él. Dios no entrará porque hagas una oración, Dios entrará si se lo pides con fe. Dios entrará porque ha prometido hacerlo en respuesta a tu invitación.

Si lo deseas puedes utilizar esta oración. ¡Pero recuerda! Dios no entrará porque ores ésta o cualquier otra oración. Lo hará si las palabras que digas realmente reflejan el deseo de tu corazón. “Señor Jesús, reconozco que he estado dirigiendo mi propia vida y que por tanto he pecado contra Ti. Ahora mismo te abro la puerta de mi vida y te acepto como mi Señor y Salvador. Gracias por perdonar mis pecados. Dirígeme y hazme la clase de persona que quieres yo sea”

¿Puedes decirle esto a Dios con sinceridad? Si puedes, ¿por qué no se lo pides ahora mismo? Jesús entrará en tu vida tal y como lo ha prometido y podrás tener la seguridad de que eres cristiano basándote en Su promesa de entrar en tu vida.

Extracto del libro «Expediente X”

Por Félix Ortiz

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