Algunas ideas prácticas que puedes darle a un adolescente para ganarle a la pornografía, son:
1. Reconoce que algo está sucediendo. No se puede enfrentar algo si no reconocemos su existencia. Es en esta etapa de la vida donde los adolescentes necesitan ser enseñados de manera correcta sobre lo que les conviene y lo que no. Capacitar a los adolescentes para que sean buenos administradores de su sexualidad es sumamente necesario.
Como líder, intenta crear espacios de diálogo y capacitación, donde además de enseñarles los escuches y puedan compartirte lo que creen, sienten y viven. Recuerda que esta generación no acepta fácilmente directivas si las perciben como autoritarias. Por ello, lo mejor que podemos hacer como consejeros es ayudarlos a que ellos mismos aprendan sobre el tema y descubran lo que les conviene hacer. No les prohíbas. Mejor escúchalos y dirígelos a tomar las mejores decisiones.
2. Confiesa a Dios tu pecado. El mensaje de todo consejero para un adolescente debe ser siempre que Dios es su padre celestial y Jesús su amigo y salvador, y que siempre pueden ir a ellos y compartir lo que les sucede. Que sepan que pueden confiar en ese Padre y ese Amigo, y confesarles también cuando han desobedecido.
3. Limita tus acciones. Debemos guiar a los adolescentes a que reconozcan que hay determinadas acciones o conductas que deben modificar, sobre todo aquellas que los exponen a caer fácilmente. A veces es necesario que decidan lo que van a hacer para no exponerse, o que se fijen ciertas reglas que desean cumplir a fin de no caer.
4. Debilita el poder de la pornografía. El poder de la adicción es justamente el de pasar a ocupar el primer lugar. Sugiérele al adolescente que está en este problema que descubra y desarrolle otras actividades que enriquezcan su vida. Enséñales a tus adolescentes a ser proactivos y no reactivos. Explícales que deben tomar las decisiones antes de estar frente al material pornográfico, y no después. Y asegúrales que, si se deciden a obedecer, tienen la oportunidad de buscar la protección de Dios, obedeciendo sus consejos y mandatos, para ser libres de la pornografía de una vez y para siempre.
PALABRAS DE ESTEBAN OBANDO
El tema de la sexualidad, la pornografía y masturbación en la adolescencia no debe tomarnos desprevenidos como si fuera algo raro. Hoy en día es considerado como «normal» para el adolescente. Con esto no quiero decir que debamos estar de acuerdo ni que lo aprobemos. Pero simplemente no podemos ser ciegos a la realidad de nuestros chicos y chicas.
Hoy en día vivimos en medio de una sociedad mediatizada y sobreestimulada hacia el sexo y el erotismo. Cada vez más se toman como aceptables -y aun recomendadas- estas prácticas dentro de la vida cotidiana de los adolescentes. En este contexto, es mucho más fácil para tus chicos y chicas dejarse llevar por la inmensa influencia que les empuja hacia una práctica desordenada de su sexualidad, que seguir los preceptos de Dios. Una vez más, ahí entras tú…
¿Entonces, está mal? Algunos dicen que ver pornografía es sano y hasta necesario, y que de esta forma el joven no andará en prácticas sexuales a edades tempranas. Sin embargo, el pensar más «moderno» y generalizado al respecto es el que apunta al hedonismo («¿Se siente bien? ¡Hazlo entonces! ¡Y no permitas que la religión te haga sentir culpable!»)
¿Cuál es la posición de la iglesia ante esto? Lamentablemente, muchas veces la iglesia se limita a decir: «Es pecado, y punto». O: «Es pecado porque la Biblia lo dice». Lo que sucede es que ninguna de estas explicaciones tiene validez para la mente de un adolescente. Primero, porque ellos necesitan argumentos. No podemos simplemente decirles que algo está mal y esperar que lo acepten sin pedir explicaciones. Y segundo, porque la Biblia… realmente no lo dice. Se hace necesario, entonces, que vayamos más profundo y busquemos los principios y argumentos que de verdad protejan a tus chicos. ¡Ellos deben entrar a esta batalla completamente convencidos que esto es algo dañino para sus vidas!
Es muy sencillo que tus chicos entiendan el peligro de la pornografía si tan solo les preguntas: ¿Qué genera en ti la pornografía? ¿Cosas buenas? ¿Pensamientos que edifican? Haz estas preguntas y escucha sus respuestas. Y por favor, no argumentes nunca que el estimular los órganos genitales al punto de la excitación es pecado, porque NO LO ES. Lo pecaminoso es lo que sucedió en tu mente para que llegaras a ese punto. He hablado con cientos de chicos, y aún no encontré uno solo que me diga con sinceridad que puede masturbarse sin tener pensamientos indebidos. El problema está entonces, no en el acto de estimular sus genitales, sino en que quien se masturba necesita algún estimulante que le ayude a alcanzar un orgasmo. Y si este estimulante proviene de una idea, un pensamiento o una fantasía sexual «ilícita» o aberrante, ¡entonces sí es algo contraproducente!
Además, la masturbación puede llegar a ser un sustituto para las relaciones saludables con otras personas. Algunos adolescentes cometen el error de elegir la masturbación como una manera malsana para tratar con su soledad, depresión, o frustración. Ellos se vuelven a la masturbación como un sustituto emocional para sus problemas, y en estos casos evidentemente hay que tratar también la raíz que los hizo llegar hasta allí.
Extracto del libro “Manual de Consejería Para el Trabajo con Adolescentes”
Por autores varios.
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