Trabajas duro en la escuela. Tratas de sacar 10 lo más seguido posible llenando tu cabeza de ideas y hechos y opiniones. Haces eso en cada clase que tienes y al final del día, tu mente puede estar sobrecar­gada. Puede que pienses que es un milagro que tu mente no ha hecho corto circuito.

Aunque es muy bueno que saques esos 10 y que aprendas todo lo que puedas, es aún mejor que te tomes un descanso. Regresa al inicio y respira profundo. En este caso, el regresar al inicio significa regresar a tu fuente de fuerza, de conocimiento verdadero y de inspiración. Puedes regresar por completo hasta llegar a cero, donde el único dato que necesitas es tu fe en Jesucristo y su amor por ti. Es hora de ponerte la mente de Cristo.

“Ah sí, cómo no”, has de estar pensando. “No es tan fácil que digamos. Si fuera una prueba, probablemente no la pasaría”.

Pues tienes razón. No es fácil, pero sí es algo en lo cual puedes estudiar y trabajar. De hecho, hay mucho que puedes hacer. Decisiones correctas llevan a pensamientos co­rrectos. Pensamientos correctos llevan a Jesús. ¿Cómo te pones la mente de Cristo?

Tenemos una parte de la respuesta en 1 Corintios 2:11-13. ¡Wau! ¿Qué significa eso? Sig­nifica que en cuanto creemos en Jesús, Dios no da el Espíritu Santo para que entre en nuestras mentes y nuestros corazones, y nos ayude a entender las cosas de Dios con más plenitud. No podríamos entender las cosas del Espíritu si no tuviéramos a Jesús. Conforme vayamos creciendo, aprendemos más del Espíritu y nos hacemos más como Jesús. Bueno, al menos esa es la meta.

¿Qué significa verdaderamente ponerse la mente de Cristo?

Bueno, volví a mencionar esta pregunta porque el versí­culo de la Biblia nos dijo lo que sucede cuando tenemos al Espíritu Santo para ayudarnos a entender las cosas de Dios y las maneras en que puede pensar Jesús. ¿Cómo hacemos eso realmente?

Antes que todo, un ser extraterrestre no llega y cambia nuestra mentalidad en un abrir y cerrar de ojos y entonces todo parece salir bien. Eso estaría bien pero no sucederá. Tampoco podemos echar al agua unas pasti­llas de buenos pensamientos, verlas disolverse, tomarlas y ser transformados de inmediato. De hecho, esta mente de Cristo no la recibimos para nada de manera rápida o fácil. Para convertirte de niño a adulto se requiere de un proceso muy largo, al igual que obtener una mente que se quiere seguir creciendo y aprendiendo. Todos trabajamos en eso. Todos queremos obtener más de lo que Jesús piensa y menos de lo que pensamos nosotros.

Tener un cambio del corazón es parte de tener un cambio de mente. Cuando tu corazón está “en el lugar correcto”, como decimos con frecuencia, entonces eres más capaz de hacer lo correcto.

(CONTINÚA…)

Extracto del libro “El Campo de Batalla de la Mente Para Niños”

Por Joyce Meyer

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