Cuando era niño, me sorprendió la primera vez que vi un planeador en un programa de televisión. Una avioneta jalaba al planeador y despegaban juntos de la pista. Básicamente la avioneta funcionaba como una grúa aérea, ya que un planeador no posee nada que lo impulse. Cuando la avioneta alcanzaba cierta altura, desenganchaba al planeador y este permanecía volando a la merced de la resistencia del aire. Un planeador fue diseñado para planear el mayor tiempo posible. Posee alas largas y delgadas y su fuselaje es estrecho y aerodinámico. Son estas características las que permiten aprovechar el aire que sube para volar incluso por horas.

Catorce personas hicimos un viaje a Colombia. Todos éramos líderes y miembros en La Fráter. Estuvimos en Bogotá y en Bucaramanga. Pero en Bucaramanga, el pastor de la iglesia que visitamos, planificó una aventura. Frente a todos nos dijo: “Ahora van a ir a volar en parapente. Luego van a ir a almorzar cordero»… Fue una experiencia maravillosa el elevarse por los cielos impulsados por el viento. Eso sí, el pastor claramente le dijo a Tino, quien era el piloto de uno de los vehículos, que los llevara primero a volar y luego a almorzar. Tino, hizo lo contrario. Jorge comió lo suficiente para alimentar a dos personas muy hambrientas.

Mientras volaban él estuvo constantemente volteando para ver al piloto y platicando sobre ¿Qué tan factible sería llevar esto a Guatemala y sobre otros temas? Cuando el piloto quiso subir y regresar al a montaña desde donde habían despegado, ya no pudieron. Las corrientes de aire no eran suficientemente fuertes como para elevarlos. Entonces haciendo movimientos tipo péndulo, intentaba volar hacia la derecha y luego daba la vuelta y volaba hacia la izquierda, con la esperanza que una ráfaga de viento los impulsara hacia arriba y pudieran aterrizar de donde habían despegado. Esta operación la repitió suficientes veces mientras estaba en el aire.

Es que un planeador ya sea tipo avión o un parapente, no es nada sin el impulso del aire. No está hecho para permanecer volando todo el día. No tiene nada que lo impulsa sino el mismo aire. De la misma manera existe un aire que nos impulsa en la vida. Sin él, cualquier ser humano permanece estático y no vuela y se eleva hacia las alturas que puede alcanzar. Me refiero a la planeación. Se lo pongo de esta manera. Planee su mañana o planee hacia el suelo.

Cualquier logro o cosa grande, comienza primero con un sueño, que luego se divide en pequeñas gradas, aquellas necesarias para subir poco a poco, hasta alcanzar el sueño que se ubica en un segundo nivel. Soñar no cuesta mucho, todos soñamos despiertos. Soñar es imaginar que las cosas son distintas a como lo son en la realidad. Es ver de antemano lo que deseamos alcanzar. ¿Es usted un soñador? Porque todos los grandes realizadores comenzaron con un sueño. Pero tome nota, no se quedaron soñando. Existe un peligro que los soñadores enfrentan y es vivir soñando y nunca actuar para alcanzar el sueño.

Hace mucho leí el libro “Los siete hábitos de la gente altamente efectiva» de Stephen R. Covey. Él hablaba de la primera y de la segunda creación. La primera creación es mental, como los planos de un arquitecto, la segunda creación es real o tangible, el trabajo que realizan los constructores. ¿En cuál creación se encuentra con respecto a sus sueños? Soñar y seguir soñando y nunca actuar, es un peligro que enfrentan todos los soñadores.

Planear su mañana es esencial para producir resultados. “Hace muchos años leí: “El que no tiene metas ya llegó». ¡Qué frase tan directa! Cuando no se tienen metas cualquier oportunidad es una buena oportunidad, cualquier carrera universitaria es buena, cualquier persona guapa es una opción para ser nuestra pareja, cualquier ofrecimiento de trabajo es bueno, cualquier negocio vale la pena y se acepta con los ojos cerrados.»

Y continuaba: “Las metas son poderosas porque nos obligan a definir un destino, nos permiten visualizarnos en el futuro celebrando el logro, nos permiten trazar la ruta y dividir el viaje en pequeñas gradas que terminan llevándonos a lo largo del tiempo y con la disciplina diaria y constante, al techo del edificio más alto del mundo. Y cuando llegamos y vemos hacia atrás, no se siente que haya sido un gran esfuerzo el entregado, aunque sabemos que sí fue así. Poco a poco, mordida a mordida, cualquiera se come solo, una vaca. Y ese es el poder de la metas. Vivir sin metas es como disparar al aire, vivir con metas comienza por definir el blanco.»

Parte del proceso de planificar es visualizar el logro que deseamos alcanzar y ahora preguntarnos y responder ¿Qué cosas debo hacer? y ¿En qué orden? Para poder alcanzar esta meta. ¿Cuándo deseo alcanzar esta meta?, ¿Cómo voy a medir mi avance?, ¿De dónde voy a sacar la inspiración necesaria para ser disciplinado en los momentos de debilidad?, ¿Cómo voy a planificar para enfrentar y vencer las tentaciones que se me presentarán para abandonar mi meta? Estas son algunas pocas preguntas que me vienen a la mente sobre metas. Seguro en un futuro, me gustarías escribir un libro que cubra este proceso. Lo importante aquí es planear. Defina el sueño, planee cómo alcanzarlo o planee hacia el suelo. Proverbios 21:5 nos enseña una gran verdad: “Los planes bien pensados: ¡pura ganancia! Los planes apresurados: ¡puro fracaso!»

El apóstol Pablo decía en Filipenses 3:13-14: “Hermanos, no pienso que yo mismo lo haya logrado ya. Más bien, una cosa hago: olvidando lo que queda atrás y esforzándome por alcanzar lo que está delante, sigo avanzando hacia la meta para ganar el premio que Dios ofrece mediante su llamamiento celestial en Cristo Jesús». Pablo tenía bien clara su meta. ¿Y usted?

Meta de vida #7: Planee su mañana o planee hacia el suelo.

Desafío #7: Investigue y aprenda sobre los principios básicos del establecimiento y logro de metas. Y planee su mañana o planee hacia el suelo.

Extracto del libro Metas de la Vida

Por Alex López

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