¿ALGUNA VEZ TE HA PASADO ESTO?

Vas con un amigo y le preguntas: «¿Qué estás haciendo hoy?»

—Nada.

—¿Qué hiciste ayer?

—Nada.

—Bien, ¿y qué planeas hacer el resto de tu vida?

—No sé.

¿Cómo se siente estar con personas como ésas? ¡Es muy aburrido! Uno siente ganas de darles un zape en la cabeza, o echarles un balde de agua fría. Las personas interesantes siempre están yendo a algún lado. Están emocionadas. Si tú quieres pasar el resto de tu vida simplemente flotando a la deriva, bien podrías ser una ameba. Es perfectamente posible pasar tu vida haciendo nada y yendo a ninguna parte, ¡pero te aburres mortalmente y aburres a todos a tu alrededor!

LO IMPORTANTE ES EN QUÉ TE CONVIERTES

A veces tomamos el periódico y leemos que un contador atravesó el Atlántico en una tina de baño, o que un bibliotecario está cruzando los Estados Unidos en camello. Tal vez nos preguntemos: «¿Por qué no toman un avión?». La respuesta es: Si viajas en una tina de baño (o en un camello), cuando llegues a tu destino serás una persona completamente diferente a la que partió. No sólo llegas sabiendo mucho más sobre las estrellas, la lluvia y la navegación; llegas sabiendo mucho más acerca de ti mismo, de tu valentía y de tus capacidades. Comprar un boleto de avión no produce los mismos resultados.

Cuando te fijas un objetivo como aprender a tocar la guitarra, competir en un triatlón, obtener un grado académico, un ascenso o aprender francés, llegas a tu meta siendo una persona distinta de la que empezó. De eso se tratan los «objetivos»: de lo que hacen de nosotros en el proceso de alcanzarlos. Por eso nos tomamos la molestia. ¡Apuesto a que tus amigos no siempre comprenden esta idea! Puede que te fijes un objetivo —tal vez uno relacionado con el ejercicio, uno académico o uno personal— y te digan: «¿Para qué te molestas? ¿Qué estás tratando de demostrar?». Tal vez te digan: «¡Es demasiado difícil!» «¡Toma mucho tiempo!» «¡Puedes fracasar!» «¡Es más fácil quedarse en cama!». Todo esto puede ser verdad. ¡Por eso es que te sientes tan bien cuando cumples tus objetivos!

En pocas palabras: La razón de fijarnos metas no es qué podemos OBTENER, sino en qué nos podemos CONVERTIR.

ESTÁ BIEN EQUIVOCARSE

Imaginemos que haces una prueba para el papel principal de la obra de teatro de la escuela y descubres que no te gusta actuar. Eso está muy bien. Has descubierto algo más sobre ti mismo. Bórralo de la lista. Ahora puedes decir: «¡Olvida Hollywood!» ¿De qué otra forma podrías haberlo descubierto si no era probando?

Imagina que empiezas una licenciatura en derecho y no te gusta. Está bien. (Sé de qué hablo. ¡Yo empecé la carrera de derecho y la odié!) ¿De qué otra forma podrías saberlo si no era intentándolo? Uno llega a ser feliz y próspero haciendo muchas cosas, cometiendo muchos errores y tomándose el tiempo para aprender de lo que no resultó.

En la escuela aprendemos a temer las equivocaciones. La meta es: «Comete la menor cantidad de errores posible y serás el primero de la clase». Esto funciona para los exámenes, pero no para la vida en general. Aprendemos más de nuestros errores. Cuando triunfamos, normalmente celebramos y a veces somos engreídos. Las equivocaciones y las decepciones duelen mucho. Hacen que nos retiremos y pensemos sobre ellas. Nos concentramos. Cuando fracasamos nos ponemos a trabajar, lo intentamos con más ahínco, regresamos con más fuerza.

Einstein reprobó matemáticas en la escuela. Abraham Lincoln perdió diez elecciones en un lapso de treinta años antes de convertirse en presidente. Un fracaso no es un final. Un fracaso es un comienzo.

La pregunta es: «¿El fracaso te hace más débil o te hace más fuerte?»

«¡Nadie me apoya!». Tal vez no te apoyen. Tal vez no crean en ti. ¡Eso le pasa a los mejores! El cantante más famoso de la historia: En 1954 Elvis Presley se presentó en el Grand Ole Opry… y fue despedido por su manejador, Jimmy Denny. Denny dijo a Presley: «No tienes futuro, hijo. Regresa a manejar camiones». ¿Qué habría pasado si Elvis hubiera dicho: «Renuncio»?

El basquetbolista más grande de la historia: Michael Jordan fue sacado del equipo de basketball de su preparatoria. Probablemente conozcas el resto de la historia. ¿Qué habría pasado si…?

Tal vez hayas tenido la idea de que los grandes estudiantes, los primeros actores, los cantantes famosos y los atletas de primer nivel triunfaron porque tuvieron suerte. ¡Te equivocas! Lo voy a repetir: ellos triunfaron porque lo quisieron más que cualquier otro. En pocas palabras: La suerte nunca es suficiente.

Extracto del libro Sé Un Adolescente Feliz

Por Andrew Matthews

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