“Decía también: ¿A qué haremos semejante el reino de Dios, o con qué parábola lo compararemos? Es como el grano de mostaza, que cuando se siembra en tierra, es la más pequeña de todas las semillas que hay en la tierra; pero después de sembrado, crece, y se hace la mayor de todas las hortalizas, y echa grandes ramas, de tal manera que las aves del cielo pueden morar bajo su sombra” (Marcos 4:30-32).

El reino de Dios no se siembra con grandes sumas de dinero, con grandes sueños que hay que cumplir, con grandes campañas. La semilla de mostaza es la más pequeña de todas; desde el punto de vista físico es la más insignificante. Al peso, la semilla de mostaza sería la de menos valor. La iglesia debe aprender que su semilla parece insignificante a los ojos de cualquiera. Pero debe tener la fe de que si se cuida y crece llega a ser la mayor de las hortalizas.

La humildad de la Palabra de Dios, sin rimbombancias ni grandilocuencias, actúa en lo secreto del corazón, pero puede afectar toda una vida y ser de refugio para otros que, como pájaros, se acercan a ese árbol de mostaza que empezó siendo pequeño. Porque la semilla es potencial. Es alimento, mucho alimento, si sabes cómo hacerlo. Continuemos sembrando esa semilla de la sencillez, del evangelio de la esperanza, del amor a nuestros amigos (y enemigos) de una manera real y sincera, presentando la buena semilla, sabiendo que el crecimiento lo da Dios y que el Espíritu Santo está detrás.

Sembremos semillas pequeñas. Como este capítulo, el más pequeño de todos.

POSTRES

  • ¿Por qué se dice que el Reino de Dios es como un grano de mostaza?
  • ¿Qué hace falta para que una semilla se transforme en mucho alimento?
  • ¿Qué puedes hacer en tu entorno para “sembrar el reino de Dios”?

Extracto del libro “Igleburger”

Por Alex Sampedro

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