“El que fue sembrado entre espinos, éste es el que oye la palabra, pero el afán de este siglo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra, y se hace infructuosa”.

Sin querer, aunque se siembra Palabra de Dios también se siembran en nuestra tierra otras cosas: Los espinos. Malas hierbas que quién sabe quien las puso ahí, pero crecen sin que nadie les haya invitado a la fiesta, ¿O sí?

Algunos sin querer (espero) siembran junto a la Palabra de Dios otras cosas, a saber: Preocupaciones, riquezas y placeres de la vida.

Espinos que crecen en nuestra mente a la vez que la semilla de Dios y que, si descuidamos la tierra, ahogaran nuestra vida espiritual. ¿Conoces a gente así? Gente que lleva años en la iglesia que incluso tienen brotes con la intención de servir a Dios pero nunca pueden, siempre están demasiado ocupados, tienen otras responsabilidades, otras preocupaciones. 

Ruego a Dios que los que educan a otros no fomenten esto, sembrando semilla de la Palabra y a la vez diciéndole a la gente que se ocupe de sus asuntos, poniendo Su vida por encima de los propósitos del Reino.

Pero no todo es culpa del que siembra.

La propia tierra tiene estas otras semillas que crecen sin que aparentemente nadie las haya sembrado. Y es que estos tres hierbajos que nos ahogan están en todos nosotros y si no los cortamos conoceremos sus consecuencias. Es muy fácil descuidar la semilla una vez sembrada, casi sin darte cuenta: Las preocupaciones de la vida van desviando tu mirada de lo importante.

Las riquezas también ocupan espacio mental. Y que decir de los placeres de la vida, los que todos sabemos, sexo, en todas sus manifestaciones, bienestar, y todos los demás gustos de la vida que nos damos, y que creemos tener por derecho.

Espinos y cardos que si simplemente dejamos crecer harán sombra al brote que proviene de la semilla. Estaremos vivos, seremos una planta en el Reino de Dios, pero sin la capacidad de dar fruto. Estaremos sobreviviendo, nada más.

Por eso la única solución es: “Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría” (Colosenses 5:3).

Sin piedad, debemos arrancar de raíz, aquellas cosas que nos estorban para dar fruto. Un proceso que nunca debemos descuidar en nosotros. Dicen que mala hierba nunca muere ¿O sí? (Romanos 7:24-25).

Si simplemente sembramos pero descuidamos el crecimiento pensaremos que sembramos mucho pero en realidad estamos desperdiciando mucha semilla.

POSTRES

  • ¿Qué características tiene la tierra con espinos?
  • ¿Qué peligros tiene ser esta tierra?
  • ¿Cómo podemos dejar de ser esta tierra?

Extracto del libro “Igleburger”

Por Alex Sampedro

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