#18. «POR SUPUESTO QUE SOY CRISTIANA, YO…”.
Durante muchos años, yo (Nancy) he sentido una gran carga en mi corazón por las personas que han crecido en una iglesia y aseguran ser cristianas, a pesar de la poca o nula evidencia en sus vidas de que son verdaderamente salvas. Han sido engañadas para creer distintas versiones de esta mentira.
- «Por supuesto que soy cristiana, yo voy todo el tiempo a la iglesia”.
- «Por supuesto que soy cristiana, mis padres lo son”.
- «Por supuesto que soy cristiana, yo crecí en la iglesia”.
- «Por supuesto que soy cristiana, yo pasé al frente en una reunión juvenil”.
- «Por supuesto que soy cristiana, mi mamá me dijo que yo oré para recibir a Cristo cuando tenía tres años”.
La lista sigue y sigue.
¿Cómo creen las adolescentes norteamericanas que irán al cielo?
- 53% Por una relación personal con Jesucristo
- 27% Por actos de bondad
- 26% Por la religión.
Jesús dijo: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (Jn.14:6). Hay un solo camino al cielo y es abandonar el pecado y confesar tu fe en Jesucristo como tu Señor y Salvador. ¿Has dado ese paso de fe y entrega?
Sin embargo, la esencia de la verdadera salvación no es un asunto de profesión ni desempeño, sino más bien una transformación. Aunque solo Dios puede realmente decir si alguien es un creyente, Él nos ha dado algunos parámetros bajo los cuales podemos juzgarnos a nosotras mismas. Para empezar, 2º Corintios 5:17 dice: “De modo que, si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas”. La persona que ha “nacido de nuevo” tiene una nueva vida, un nuevo corazón, una nueva naturaleza, una nueva devoción, un nuevo Amo. ¿Has experimentado alguna vez esa clase de cambio radical en tu vida?
La primera epístola de Juan se escribió para dar seguridad de salvación a quienes han experimentado una conversión genuina, y como advertencia para aquellos que no tenían razones verdaderas para alegar su salvación. Juan identifica algunas características específicas que diferencian a quienes han sido verdaderamente salvos y a aquellos que profesan ser salvos, pero no son más que hipócritas religiosos. Estas son algunas de las características que él señala:
- OBEDECEN LOS MANDATOS DE DIOS. Y en esto sabemos que nosotros le conocemos, si guardamos sus mandamientos. El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está en él…
- SE COMPORTAN COMO JESÚS. Por esto sabemos que estamos en él. El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo.
- NO GUARDAN RENCOR (TAMBIÉN CONOCIDAS COMO “CHICAS AMABLES”). El que dice que está en la luz, y aborrece a su hermano, está todavía en tinieblas.
- NO LES AFANA VER TODAS LAS PELÍCULAS Y PROGRAMAS TELEVISIVOS, NI TENER LA ÚLTIMA CANCIÓN QUE EL MUNDO OFRECE. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él.
- NO ABANDONAN SU FE. Porque si hubiesen sido de nosotros, habrían permanecido con nosotros; pero salieron para que se manifestase que no todos son de nosotros.
- (1º Juan 2:3-4, 5b-6, 9, 15b, 19b).
Crecer en un hogar cristiano puede ser una gran bendición, pero no te hace cristiana. Ser activa en tu grupo de jóvenes no te convierte en cristiana, y tampoco asistir a una escuela cristiana ni hacer una oración, ni ser una “buena niña”.
Solo un verdadero encuentro con Jesucristo —en el que el Espíritu Santo te convence de tu pecado y te acerca a Cristo, y tú respondes en arrepentimiento y fe— te confirma como un miembro de la familia de Dios. Nada, aparte de este acto de gracia divina, puede hacerte cristiana. Nada puedes hacer tú en tus fuerzas para convertirte en cristiana (Ef. 2:8-9).
Tan pronto respondes al amor de Dios y le entregas tu vida, el Espíritu Santo viene a vivir en ti. Él te hace una nueva persona y te da un nuevo corazón cuyo deseo es obedecerle y servirle. También te da el deseo y el poder de resistir el pecado, y de hacer buenas obras que glorifican a Dios.
UNA ORACIÓN ETERNA
Querido Dios: Confieso que he pecado. Entiendo que mi pecado es en esencia rebelión contra ti, y que me impide relacionarme contigo. No puedo vencerlo en mis fuerzas. Creo que Jesucristo es tu Hijo que murió en la cruz para recibir el castigo por mi pecado. Acepto este don gratuito. Te pido que me perdones y que envíes tu Espíritu Santo a morar en mí para que yo pueda vencer el pecado y tener una vida que te agrada. Cuando muera, llévame a vivir contigo en el cielo. Entre tanto, ayúdame a servirte y honrarte. En el nombre de Jesús, amén.
La cuestión es: ¿Alguna vez has experimentado lo mismo? ¿Te has dado cuenta de que por tu pecado en realidad vivías en rebeldía contra Dios? ¿Has confesado tu pecado al Señor? ¿Le has entregado el control de tu vida?
Convertirse en cristiano no significa que te vuelves de la noche a la mañana un gigante espiritual exento de luchas contra la tentación. Pero cuando experimentas lo que la Biblia denomina “el nuevo nacimiento”, te conviertes en una persona completamente diferente, y empieza la increíble vida para la cual Dios te ha creado.
VERDADES PARA EXTINGUIR MENTIRAS
Mentira: Por supuesto que soy cristiana, yo…
Verdad:
- Nada hay que podamos hacer para merecer nuestra relación con Dios (Ef.2:8-9).
- La verdadera conversión requiere fe en Cristo como Salvador y Señor, seguida de un creciente amor por Dios, un aborrecimiento al pecado y un deseo de obedecer la Palabra de Dios cada vez mayores (Ro.10:9-10, Hch.20:21).
- Si eres hija de Dios todos notarán que eres una nueva persona con el poder de Dios para vencer el pecado y obedecer a Dios (2º Co.5:17).
APLICACIÓN PERSONAL
Hay muchas mentiras acerca de la fe circulando por estos días. Aunque las mentiras acerca de nuestra fe son de las artimañas más viejas de Satanás, él ha adaptado nuevas versiones para nuestra generación. ¿Qué te parece si tomas tu diario y empiezas a deleitarte con algunas de las verdades acerca del Cuerpo de Cristo? Al escribir, enfócate en estas preguntas: ¿Qué mentiras he sido más propensa a creer acerca de mi fe? ¿Qué versículos puedo atesorar en mi corazón para refutar esas mentiras con la verdad?
Extracto del libro “Mentiras Que Las Jóvenes Creen”
Por Nancy Leigh DeMoss y Dannah Gresh