#9. “NECESITO TENER UN NOVIO”.

Un día, yo (Nancy) discutía con una joven amiga que ama al Señor y que participa de manera activa en el ministerio. Cuando llegamos al tema de los chicos, de inmediato hace eco de esta mentira. Ella dijo: “¡Sí! Nuestro impulso por atraer la atención masculina es un problema enorme para nosotras. ¡Estamos muy predispuestas a creer que no valemos a menos que logremos la atención y la aceptación de los chicos!”

Más de dos tercios de las participantes de nuestros grupos de enfoque reconocieron que “se han sentido mejor respecto a sus vidas cuando tienen un novio”. Esta mentira logró calar por igual en la mente de las jovencitas que estudian en escuelas seculares y cristianas, y en el hogar. Tampoco parece haber existido correlación alguna en el hecho de que una chica hubiera tenido, o no, antes un novio. La conclusión es que muchas de ustedes creen que necesitan un chico en su vida.

«No es que en realidad tenga que tener un novio, pero me gusta asegurarme de que le agrado a alguien».

«Como cristiana, es realmente difícil tratar de permanecer firme en la escuela a la espera del joven indicado. Como todas tienen novio, hay mucha presión al respecto».

¿De veras? Quizá por un tiempo. Pero créenos que ese sentimiento es pasajero. Como hemos dicho antes, cada vez que buscamos la plenitud o la felicidad en alguien o en algo aparte de Dios, nos encaminamos a la desilusión. Y este engaño crece sin límite, a menos que lo destruyas: “Necesito tener un esposo que me haga feliz”. Es preciso enfrentarlo antes de que se convierta en algo más peligroso.

Cociente de afán por tener novio

Le pedimos a las jóvenes que respondieran a esta afirmación: “Me sentiría mejor respecto a mi vida si tuviera un novio”.

  • De acuerdo siempre, o a veces: 68%
  • En total desacuerdo: 32%

Dios no planeó el matrimonio para hacerte feliz, sino para glorificarse. Si consideras el matrimonio en el tiempo de Dios y con un corazón puro, lo más seguro es que llegue a ser una de las experiencias y regalos más maravillosos de tu vida. Sin embargo, el objetivo final de Dios con el matrimonio no es hacerte feliz, sino glorificarse (Ef. 5:31-32).

Cuando buscas una relación con un chico para que te haga feliz, te preparas para una desilusión, y puedes encaminarte al desastre. Esto le sucedió a Samantha. Ella era una gran creyente, líder en su iglesia y en su comunidad, hasta que cayó en la mentira de que necesitaba tener un novio.

«Nunca planeé terminar aquí. Solo quería tener un novio. El que conseguí me parecía maravilloso. Él dijo que quería ser puro y que también deseaba servir en la iglesia. En poco tiempo me di cuenta de que tenía algunas luchas que me extrañaron, como las drogas. Pero yo me sentía muy segura de poder ayudarle a superarlas. Lo cierto es que yo no estaba dispuesta a permitir que algo interfiriera en mi deseo de tener novio. Al poco tiempo yo también fui arrastrada a lo mismo. Cuando menos lo pensé, ya estaba en mi último año de secundaria y estaba embarazada. Supongo que en ese momento empecé a creer que todo estaría bien si tan solo nos casábamos. Amábamos a Dios. Así que nos casamos la semana de mi graduación con mi vientre bien redondo. Bueno, eso funcionó un par de años, y luego se fue. De modo que ahora tengo diecinueve años y tengo esta chiquilla a quien amo… solo que la vida es… bueno, dura. Desearía retroceder a cuando tenía quince años y decirme a mí misma “no necesitas tener un novio”. En eso no hubo felicidad duradera».

Dios no quiere que “despiertes el amor” antes de tiempo. Cantar de los Cantares es el libro más romántico de la Biblia, que describe una relación amorosa entre el rey Salomón y su novia. En esta poderosa historia de amor, se insta tres veces a las jóvenes: “no despertéis ni hagáis velar al amor, hasta que quiera” (2:7; 3:5; 8:4).

¿Y eso qué quiere decir?

La Biblia de estudio de MacArthur explica lo que significa que la novia de Salomón no despierte “al amor, hasta que quiera”: Ella sabe que la intensidad de su amor hacia Salomón no puede todavía vivirse hasta la boda, de modo que invita a [sus amigas] a pedirle cuentas de la pureza sexual. Hasta este momento, el deseo creciente de la sulamita por Salomón se ha expresado de maneras veladas y delicadas en comparación con las expresiones abiertas y explícitas que siguen, y que serían totalmente apropiadas para una pareja casada…

Esta novia siente un amor y deseo intensos por su prometido. Esos deseos no tienen nada de malo. ¡Dios los creó! Sin embargo, ella sabe que la única forma adecuada o plena para expresarlos es después de la boda. Así que ella decide no despertarlos, no alimentarlos hasta el momento en que pueden ser satisfechos de manera legítima.

Dios tiene buenas razones para ordenar que no despertemos al amor antes de tiempo. Con frecuencia, tener novio desde muy joven lleva a cometer pecado sexual. Las investigaciones dicen que las chicas que tienen novios desde séptimo grado son las más propensas a tener una vida sexual activa en sus años de secundaria. Además, estar en una relación con un joven durante seis meses o más, es uno de los cinco factores principales que lleva al despertar sexual temprano en adolescentes. A medida que aumenta el apego sentimental en una relación, será más difícil para ti mantenerte fiel a tus normas de pureza.

Entonces ¿cuál es el momento adecuado para despertar el amor?

Es apropiado “despertar” el amor en el momento de tu vida en que estás lista para empezar a pensar en casarte, y cuando Dios ha traído a tu vida un hombre que está listo para comprometerse contigo como esposo para toda la vida. Tus padres, y otros amigos y líderes temerosos de Dios podrán ayudarte a confirmar que es el “hombre correcto”.

Cuando has llegado al altar y has dicho “acepto” al hombre que Dios ha escogido para ser tu esposo, entonces es el momento de dejar que el amor se despierte por completo y de disfrutarlo con total libertad y pasión para la gloria de Dios.

Nos entristece mucho ver chicas adolescentes que gastan su tiempo asumiendo la clase de vínculos y las responsabilidades que son propios del matrimonio, apenas en décimo grado. En lugar de eso, podrían estar cultivando su relación con Cristo. Mia tomó una decisión drástica para cambiar una situación similar. Ella resolvió empezar a usar el tiempo que gastaba en perseguir a los chicos para conocer a Dios:

En décimo grado estaba loca por los chicos. Mis padres estaban preocupados. No tenía citas como tales con chicos, pero sentía un deseo insaciable por tener un novio. Mi mamá me ayudó a idear algo realmente interesante. Durante un año de mi vida (mi penúltimo año de secundaria), me concentraría por completo en mi relación con Dios. Además de mi devocionario de todos los días, pasaría una noche de fin de semana a solas “con” Él. Mi corazón se enfocó solo en Él. Al cabo de dos meses pensaba “¿chicos? ¿quién piensa en chicos?” Ese fue uno de los mejores años de mi secundaria.

VERDADES PARA EXTINGUIR MENTIRAS

Mentira: Necesito tener un novio.

Verdad:

  • El propósito del matrimonio no es solo la felicidad sino el glorificar a Dios (Ef.5:31-32).
  • Dios no quiere que despiertes el amor hasta que llegue el tiempo (Cantar de los Cantares 2:7).

Extracto del libro “Mentiras Que Las Jóvenes Creen”

Por Nancy Leigh DeMoss y Dannah Gresh

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