#12. “NO SOPORTO LA SOLEDAD POR GUARDAR MI PUREZA”.

Uno de nuestros momentos más tristes en los grupos de enfoque fue cuando una joven de una escuela cristiana dio a conocer la gran soledad que muchas de ustedes experimentan cuando se proponen vivir en pureza. Ella dijo: “Creo que en mi escuela lo normal es tener sexo. Todos han tenido sexo o están al límite de tenerlo. Esa es una gran lucha para mí. Me pregunto si lograré esperar. Para mí es una cuestión de tiempo. Esta espera es difícil para mí”.

Ella no era la única. Mientras la gran mayoría de jóvenes encuestadas no estaban de acuerdo con la declaración “siento que soy la única que no tiene sexo”, una abrumadora mayoría reconoció que todavía se sentían solas. Ellas conocían las estadísticas. Sabían que la mayoría de jóvenes cristianas son vírgenes (según las estadísticas más del 60% lo son). Sin embargo, ese conocimiento intelectual no parece cambiar la manera como muchas de ustedes se sienten. Como resultado, experimentan soledad que es una faceta muy real de la pureza. Creemos que vivir en esa soledad te hace susceptible a creer la mentira de que no serás capaz de soportarlo. Y esa mentira te puede llevar a ceder en tus convicciones.

Yo (Dannah) sé bien que la verdadera soledad viene como resultado de haber transigido. Cuando tenía quince años asistía a una secundaria cristiana. Era activa en mi grupo juvenil e incluso me destacaba como líder y ayudaba a enseñar a los niños de 3 y 4 años en la escuela dominical. También tomé un curso de misiones en verano para comunicar el evangelio en barrios pobres. Cabe aclarar que, aunque yo amaba de corazón al Señor, creí algunas terribles mentiras que me desviaron del camino que Dios tenía para mí. Yo tenía una relación amorosa con un cristiano, pero había una gran presión hacia lo sexual. Claro, no para tener “sexo”, sino una incitación hacia lo sexual. Y con cada acto pecaminoso que cometíamos en lo oculto me convencía a mí misma de que “no era sexo realmente”. Yo estaba convencida de que eso no podía pasarme a mí. Después de todo, era una chica cristiana que creía en la pureza. La presión aumentó y las cosas se intensificaron. Yo sabía que tenía que terminar con ese joven, pero no lo lograba. Dejé entrar la mentira “no soporto la soledad por guardar mi pureza”, y así fue como hice lo que creía impensable. Entregué el regalo que Dios había planeado que yo entregara a mi esposo en mi noche de bodas.

No puedes imaginar la soledad que empecé a experimentar en mi vida. Renuncié a todos los cargos ministeriales que tanto amaba. Las horas vacías de mi vida creaban una soledad creciente en mi vida. Por un tiempo seguí con esa relación, pero se creó un gran abismo entre los dos. El acto físico que nos hubiera unido dentro de la relación matrimonial, se convirtió en un abismo que nos separaba. Al final rompí con ese joven, pero no pensaba que hubiera alguien con quien pudiera hablar acerca de lo sucedido, de lo que yo había hecho. Me parecía que todas las personas de la iglesia eran tan perfectas, que nada sabrían del abismo de pecado que yo había conocido. Durante diez años no se lo conté a nadie.

LAS 10 COSAS QUE MEJOR AHOGAN EL AFÁN POR TENER NOVIO

  • Ir a un viaje misionero.
  • Leer Pasión y pureza de Elisabeth Elliot.
  • Empezar a escribir un diario a tu futuro esposo.
  • Anotar las cualidades de tu futuro esposo.
  • Hablar al respecto con un consejero.
  • Hacer ejercicio o practicar algún deporte.
  • Pasar tiempo con el “hombre de tu vida”, tu papá.
  • Salir con amigas que no andan a la caza de un novio.
  • Hacer una lista de películas y libros excelentes que no alimentan pensamientos impuros o románticos
  • Escribir cartas de amor a Dios

Sé lo que es vivir en soledad. Puede que tú también.

Me alegra decir que, por la gracia de Dios, yo confesé todo mi pecado y a su tiempo el Señor por su gracia sanó mi corazón. Me dio un esposo cristiano maravilloso que era virgen en nuestra noche de bodas, y que me extendió su perdón. Más que eso, me prodigó su perdón, al igual que mi Salvador. Y hoy Dios me usa para animar a jóvenes como tú para que escojan el camino de la pureza. (Nuestro Dios es muy misericordioso y creativo en su restauración de nuestros corazones rotos). Si has conocido esta soledad, quiero que veas la sanidad en mi vida y sepas que Dios también quiere sanarte a ti.

Sí, la pureza pone a prueba las fibras más hondas de tu corazón cuando te insta a guardarte hasta que llega el momento propicio para “despertar” el amor. Sí, a veces duele, pero es infinitamente mejor sentir el dolor de la negación de sí misma que el de la autodestrucción.

C. S. Lewis, que era un hombre cristiano admirable, perdió a su esposa por un cáncer. En su aflicción dijo una vez: “El dolor que siento ahora es la felicidad que antes tuve. Ese es el trato”.

También es cierto en el sentido contrario. El dolor que ahora sientes por la espera será la dicha que sentirás después. Hará que tu matrimonio sea más precioso y hermoso si ese es el plan de Dios para tu vida.

Sabemos bien que esperar puede ser una experiencia solitaria. No negamos que hay días en que desearías que alguien te diera flores, te abrazara o fuera tu compañía. Lo que decimos es que la recompensa futura de la unidad que gozarás con el esposo que Dios elija para ti superará con creces la soledad que sientes ahora. La medida en la que proteges la pureza de tu futuro matrimonio es en gran parte la medida en la que experimentarás intimidad verdadera cuando te cases. Génesis 2:24 promete que serás “una carne” con tu esposo, si es el plan de Dios para ti que un día te cases. Aférrate a esa promesa. La unidad bien valdrá tu determinación.

Yo (Nancy) quiero añadir un comentario para aquellas que luchan con la inquietud: ¿Qué pasa si Dios nunca me da un esposo? He conocido a muchas mujeres solteras a quienes les aterra la idea de no llegar a casarse nunca. Algunas sienten que esa es una condena perpetua a vivir en confinamiento solitario. Creo que el matrimonio es un don maravilloso y que el plan de Dios para la mayoría es la vida matrimonial. Sin embargo, puesto que yo nunca me he casado, puedo asegurarte que si el plan de Dios es que tú te quedes soltera más tiempo de lo esperado, e incluso para siempre, tu vida puede ser tan plena y bendecida como la de cualquier mujer casada.

La soledad es una realidad ineludible en un mundo caído y resquebrajado, seas casada o soltera. No obstante, si aplicas tu corazón para buscar a Dios y su voluntad por encima de todo y de todos, nunca estarás realmente sola ni te faltará el gozo verdadero.

VERDADES PARA EXTINGUIR MENTIRAS

Mentira: No soporto la soledad por guardar mi pureza.

Verdad:

  • Abstinencias no es evitar el sexo sino esperar a disfrutarlo de la manera correcta (Dt.6:24).
  • La recompensa suprema de la unidad matrimonial compensa cualquier momento de soledad (Prov.3:5-6, Gn.2:24).

APLICACIÓN PERSONAL

Tal vez no haya mentiras que traigan sufrimientos y consecuencias tan permanentes como las que creemos acerca de los chicos y la sexualidad. No te encapriches con ellos. Dedica un tiempo a responder estas preguntas en tu diario: ¿Qué mentiras he creído con más facilidad acerca de los chicos? ¿Qué versículos puedo atesorar en mi corazón para refutar esas mentiras con la verdad?

Extracto del libro “Mentiras Que Las Jóvenes Creen”

Por Nancy Leigh DeMoss y Dannah Gresh

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