TERCER FILTRO

¿Me lleva a la libertad y madurez?

El primer filtro, el de la conveniencia, nos ayuda a rechazar lo malo, lo que no nos conviene. Muchos cristianos ni siquiera usan este primer filtro de la conveniencia y se comen los fideos con toda el agua hervida. ¡0 peor, toman el agua y tiran los fideos! Los que sí lo usan, aprenden a reconocer lo que no conviene y lo descartan. El segundo filtro, el de la excelencia, es un filtro más fino. Cuando somos más maduros no nos conformamos con distinguir entre lo malo y lo bueno y hacer lo bueno; queremos elegir lo mejor. Hay todavía un nivel mayor de madurez para el cual necesitamos el tercer filtro, el de la libertad.

Pablo dice: Todas las cosas me son lícitas, mas yo no me dejaré dominar de ninguna. 1 Corintios 6.12b

Esta es la mayor expresión de madurez y de libertad cristiana: No me dejaré dominar por nada, ni siquiera por las mejores cosas. ¿Cómo me doy cuenta cuando algo nos domina, aun si es algo bueno?

Te daré algunas pistas. Algo te está dominando cuando tu estado de ánimo depende de eso: de esa relación, de esa actividad, de esa posesión. Algo te domina si tu sentido de plenitud o de realización personal depende de eso y crees que no podrías vivir sin eso. Algo te domina si de eso depende tu deseo de alabar a Dios.

No me dejaré dominar por nada, ni siquiera por las mejores cosas.

  • Puede ser algo necesario, como la comida.
  • Puede ser algo hermoso, como un noviazgo.
  • Puede ser algo provechoso, como el estudio.

Pero si alguna de estas cosas condiciona tu estado de ánimo y tu relación con Dios o si hace girar sobre ella tu felicidad y tu plenitud, significa que te está dominando. Esa diversión, esa relación, esa amistad o esa actividad se han transformado en tu amo y señor. Se han convertido en el centro de tu vida, seas o no consciente de ello.

El cristiano maduro disfruta de la libertad suprema que Dios quiere darnos. No sólo eres libre porque ya no eres esclavo de lo malo; eres libre de lo bueno y hasta de lo mejor. Dependes únicamente del Señor Jesucristo para todas tus decisiones; nada ni nadie te domina, únicamente Dios.

Pablo podía decir:

He aprendido a contentarme, [a no depender de nada para sentirme satisfecho], cualquiera que sea mi situación. Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. Filipenses 4.11-12

¿Conoces esta libertad? ¿A qué se debía? Lo dice a continuación:

Todo lo puedo en Cristo que me fortalece. Filipenses 4.13

Los tres filtros nos permiten reconocer lo que Dios quiere para nosotros: El filtro de lo conveniente: «Señor Jesús, ¿esto me hace bien?». El filtro de la excelencia: «Señor, ¿es esto lo mejor para mí?». Y finalmente, el filtro de la libertad: ¿Es Jesucristo el único que domina mi vida?

Esta puede ser tu oración: «Jesús, quiero que seas el centro de mi vida, mi dueño. Quiero vivir como me indiques, porque así seré verdaderamente libre. Quiero hacer únicamente lo que te honra.»

No se te ocurra tomar sol sin bronceador con filtro solar; podrías atraer el cáncer de piel. No se te ocurra pasar horas frente a la computadora sin filtro en la pantalla, porque tarde o temprano perderás la visión. No se te ocurra sacarle el filtro de aceite al auto porque se fundirá el motor. Tampoco se te ocurra vivir sin pasar por estos tres filtros tus diversiones, tus actividades, tus relaciones, tus ilusiones, tus sueños. Sobre todas las cosas, vive bajo el único control de Jesucristo. Si lo haces tendrás sabiduría para reconocer lo que te hace mal y también para elegir lo mejor en lugar de lo mediocre. Si Cristo es tu Señor, ninguna cosa te dominará.

Extracto del libro ¿Bailamos?

Por Carlos Mraida

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí