PASO 4: REBELDÍA CONTRA OBEDIENCIA

Vivimos en una época rebelde. Muchos son los jóvenes que, hoy, no respetan ni se someten a las autoridades que Dios ha puesto sobre ellos. Los cristianos no son la excepción. Sin embargo, rebelarse contra Dios, los padres y otras autoridades da lugar al diablo para que ataque.

La Biblia nos dice que tenemos dos responsabilidades respecto de las autoridades humanas que Dios ha puesto sobre nosotros: orar por ellas y someternos a ellas. La única vez que Dios nos permite desobedecer a los líderes terrenales es cuando nos exigen que hagamos algo que es moralmente malo a los ojos de Dios. Hay momentos en que los padres, otros familiares, los profesores y otras personas abusan de su autoridad violando las leyes ordenadas por Dios para proteger a la gente inocente; en tales casos tenemos que buscar ayuda para protegemos. Cuando las autoridades abusan de su posición y nos piden que violemos la ley de Dios o nuestro compromiso con El, tenemos que obedecer a Dios, no al hombre.

Estudia los versículos que te nombramos para que entiendas cómo Dios nos manda a responder a la autoridad: gobierno civil (Romanos 13:1-7; 1 Timoteo 2:1-4; 1 Pedro 2:13-17); padres (Efesios 6:1-3); empleadores (1 Pedro 2:18-21); líderes de la iglesia (Hebreos 13:17).

Ahora haz en voz alta la siguiente oración: Amado Padre celestial: Tú dices en la Biblia que la rebeldía es tan mala como la brujería y que la desobediencia es tan pecadora como servir a dioses falsos (1 Samuel 15:23). Sé que te he desobedecido, rebelándome en mi corazón contra Ti y quienes Tú has puesto en autoridad sobre mí. Pido Tu perdón por mi rebeldía. Por la sangre derramada del Señor Jesucristo, resisto a todos los espíritus malos que se aprovecharon de mi rebeldía. Te ruego que me muestres todas las formas en que he sido rebelde. Elijo adoptar el espíritu sumiso y el corazón de siervo. En el nombre de mi Señor Jesucristo. Amén.

Someterse a los padres, profesores y autoridades de gobierno demuestra que tienes fe. En la medida que nos sometemos a la línea de autoridad de Dios, estamos eligiendo creer que Dios nos protegerá y nos bendecirá. Pide a Dios que te perdone por todas las veces en que no fuiste sumiso y declara tu confianza en Dios para que obre por medio de Su línea de autoridad, orando como sigue: Señor, estoy de acuerdo contigo en que me he rebelado contra…………………………… Te ruego que me perdones por esta rebeldía. Opto por someterme y obedecer a Tu Palabra. En el nombre de Jesús. Amén.

PASO 5: ORGULLO CONTRA HUMILDAD

El orgullo es un asesino. El orgullo dice: «puedo hacerlo solo. Puedo salir por mí mismo de este problema sin ayuda de Dios» ¡Oh, no, no podemos! Necesitamos absolutamente de Dios y nos necesitamos desesperadamente unos a otros. Pablo escribió: «Porque nosotros somos… los que en espíritu servimos a Dios y nos gloriamos en Cristo Jesús, no teniendo confianza en la carne» (Filipenses 3:3). La humildad es la confianza debidamente depositada. Tenemos que fortalecernos «en el Señor, y en el poder de su fuerza» (Efesios 6:10). Santiago 4:6-10 y 1 Pedro 5:1-10 revelan que los problemas espirituales vienen después que nos enorgullecemos.

Usa la oración que sigue para expresar tu compromiso de vivir humildemente ante Dios: Amado Padre celestial, dices que la soberbia viene antes del quebrantamiento y el espíritu altivo antes de la caída (Proverbios 16:18). Yo confieso que he vivido pensando principalmente en mí y no en los demás. No me he negado a mí mismo, ni he tomado mi cruz diariamente para seguirte (Mateo 16:24). He creído ser la única persona que se interesa y preocupa por mí por lo cual creí que debía cuidar de mí mismo. Me he vuelto en contra tuya y no te he dejado amarme. Estoy cansado de vivir por y para mí mismo. Ahora confieso que he pecado contra Ti al poner mi voluntad por delante de la Tuya y al centrar mi vida en mí en lugar de Ti. Ahora renuncio a mi orgullo y egoísmo. Anulo todo el terreno ganado por el enemigo del Señor Jesucristo. Te mego que me llenes con Tu Espíritu Santo para poder hacer Tu voluntad. Te doy mi corazón y me paro firme contra todas las formas en que el diablo me ataca. Te ruego que me enseñes como vivir para el prójimo. Ahora escojo dar más importancia a mi prójimo que a mí, y que Tú seas el más importante de todos (Romanos 12:10). Pido esto en el nombre de mi Señor Jesucristo. Amén.

Habiendo hecho este compromiso, permite que Dios te muestre cada aspecto específico de tu vida en que te has enorgullecido. Marca los que se te aplican:

  • Siento más ganas de hacer mi voluntad que la de Dios.
  • Confío en mi propia fuerza antes que en la de Dios.
  • Pienso muy a menudo que mis ideas son mejores que las de terceros.
  • Quiero mandar a los demás antes que desarrollar el dominio propio.
  • A veces me considero más importante que los demás.
  • A veces me cuesta admitir que estuve mal o me equivoqué.
  • Muy a menudo busco agradar a las personas en lugar de complacer a Dios.
  • Me preocupa mucho que me reconozcan los méritos que merezco.
  • Pienso a menudo que soy más humilde que los demás.
  • Con mucha frecuencia creo ser más inteligente que mis padres.
  • Creo muy a menudo que mis necesidades son más importantes que las de las otras personas.
  • Otros:

Ora en voz alta lo que sigue por cada declaración que se te aplicó: Señor, yo reconozco que me he enorgullecido al…………………………………………. Por favor, perdóname por mi orgullo. Decido humillarme y depositar toda mi confianza en Ti. En el nombre de Jesús. Amén.

Extracto del libro Rompiendo Las Cadenas Edición Para Jóvenes

Por Neil T. Anderson y Dave Park

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