Yo solía pintar retratos para ganarme la vida. La gente me preguntaba: «¿Cuál es el secreto para que el dibujo se parezca a la persona?»

No hay ningún secreto. Hacer que un dibujo se parezca a una persona depende de muchos factores. Depende de los ojos y de percibir el tamaño, el ángulo, el color y la perspectiva correctas. Depende del ángulo de la nariz. Depende de la forma de la boca y de lograr dibujar la curvatura única de los labios. Y luego están el tono de piel, la forma e inclinación de la cabeza, la expresión…

Todo esto hace que pintar sea como jugar un partido de golf. Hay mil cosas que influyen… Para hacer un buen tiro debes representártelo en la imaginación, flexionar las rodillas, mantener la cabeza quieta, relajar la empuñadura, balancear el palo suavemente, olvidar la discusión de esta mañana con tu novia, relajar el cuerpo, elegir el palo correcto, mirar la pelota. Lo que hace que el golf sea como manejar un restaurante. Hay mil cosas que lo hacen funcionar: sanitarios limpios, buena ubicación, menú interesante, cocina limpia, empleados simpáticos, ingredientes de buena calidad. ¡Y aun así algunas semanas saldrá perdiendo dinero!

El éxito no es el resultado de hacer «bien» una sola cosa importante. Es la suma total de hacer cientos de cosas lo mejor que puedas, repetida y consecuentemente. La mejoría es el resultado de hacer mejor cada pequeña cosa. Los perdedores creen que un día un golpe de suerte cambiará sus vidas. Los ganadores saben que un esfuerzo repetido en cada pequeña cosa, día a día, es lo que cambia tu vida. En pocas palabras: El secreto es que no hay secreto.

LA DISCIPLINA

Ten la disciplina de hacer pequeñas cosas que no te gustan y podrás pasarte la vida haciendo las grandes cosas que te gustan. Disciplina no es la palabra favorita de todos. En cuanto a su popularidad probablemente se encuentra clasificada en algún lugar entre el dentista y la diarrea. Pero la disciplina es lo que marca la diferencia. La vida es una negociación entre el placer inmediato y la recompensa a largo plazo. La disciplina en las pequeñas cosas —estudiar en vez de ver televisión— trae como consecuencia algo grande: mejores calificaciones.

La disciplina en las pequeñas cosas —tres sesiones a la semana en el gimnasio— trae como consecuencia algo grande: una vida más sana. La disciplina en las pequeñas cosas —ahorrar cinco dólares al día en vez de derrocharlos en comida chatarra— trae como consecuencia algo grande: tu propio auto.

La clave para la disciplina es saber por qué quieres algo. Si tienes un objetivo y algo por lo cual ahorrar es más fácil ahorrar. Si tienes claro por qué quieres mejorar tus calificaciones es más fácil estudiar. Algo más con respecto a la disciplina: cuando eres disciplinado no necesitas que te impongan la disciplina desde fuera. Como resultado, tú diriges tu vida y nadie te dice qué hacer.

Cuando no eres disciplinado obtienes la disciplina desde fuera. Las personas que no pueden disciplinarse a sí mismas frecuentemente terminan en trabajos en los que sólo reciben órdenes. Las personas que carecen absolutamente de disciplina se encierran a sí mismas.

EI PRINCIPIO DE LA RANA

Hay una historia sobre una rana y un balde de agua que ilustra la Ley del deterioro. Si tomas una rana inteligente y feliz y la dejas caer en un balde de agua hirviente, ¿qué hará la rana? ¡Saltar afuera! La rana dirá inmediatamente: «¡Esto no es divertido! ¡Me largo!»

Pero si tomas a la misma rana o a alguno de sus parientes y la dejas caer en un balde de agua fría, colocas éste en la estufa y lo calientas poco a poco, ¿qué pasará entonces? La rana se relajará, y unos minutos después se dirá: «Parece que está tibio aquí». Al poco rato tendrás una rana cocinada.

¿Cuál es la moraleja? Cuando el cambio es gradual la rana no se da cuenta de lo que está pasando hasta que es demasiado tarde. Al igual que la rana nosotros podemos ser engañados, ¡y de repente puede ser demasiado tarde!

PREGUNTA: Si mañana despertaras pesando 20 kilos más, ¿te preocuparías? ¡Por supuesto que sí! Llamarías al hospital y dirías: «¡Es una emergencia! ¡Estoy gordo!» Pero cuando las cosas ocurren gradualmente —un kilo este mes, otro el siguiente—, tendemos a pasarlas por alto. De pronto pesas 20 kilos más.

Cuando gastas diez dólares más de la cuenta en un día, no hay mucho problema. Pero si lo haces otra vez mañana y el día siguiente y el siguiente, terminarás quebrado. Las personas que quiebran, ganan peso o reprueban los exámenes, normalmente no lo hacen debido a un gran desastre. Es un poco hoy y un poco mañana. Finalmente, un día… ¡Bum!, y luego se preguntan: «¿Qué ocurrió?»

Las cosas pequeñas se convierten en cosas grandes, como las gotas de agua que desgastan una roca. El principio de la rana nos dice que vigilemos la dirección que llevamos. Cada día debemos preguntarnos: «¿A dónde me dirijo? ¿Estoy más en forma, más sano, más feliz y próspero que el año pasado?» Si no, necesitamos cambiar lo que estamos haciendo.

En pocas palabras: Esto es lo terrible: no hay posibilidad de estarse quieto. Si no vas de subida, vas de bajada.

Extracto del libro Sé Un Adolescente Feliz

Por Andrew Matthews

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