Continuemos.

Si no estás bien firme en tu fe, puedes ser sacudido por las ideas de otras personas. Los vien­tos de la duda soplarán contra ti en todas las direcciones. Antes de que te des cuenta, estarás totalmente derribado, porque no tendrás ya más un cimiento firme; las hierbas de la duda y disgusto te ahogarán. Tu espíri­tu se secará. Y ese no es un jardín muy bonito como para estar en él.

Encontrar de nuevo la Paz. La paz mental es esencial para tu crecimiento y bienes­tar. Es posible que hayas notado qué tan seguido los es­critores de la Biblia y los discípulos se saludaban con un deseo de paz. Ellos vivían en tiempos difíciles y no daban por hecho los momentos gloriosos, cuando sus mentes se sentían libres y sus corazones estaban en paz con Dios.

Tú tampoco deberías hacerlo. Afortunadamente, vivi­mos en una cultura que nos da la libertad para adorar y la oportunidad de expresar nuestra fe en Dios en cualquier momento y lugar. En muchos lugares, tanto del mundo antiguo como del moderno, no cuentan con esta ben­dición. La paz es un regalo de Dios y es uno de los beneficios de tener tu corazón y tu mente alinea­dos con su voluntad.

La paz es un fruto del Espíritu. En Gálatas 5:22-23 podemos leer los frutos del Espíritu. Veamos de qué manera nos pueden ayudar en esos momen­tos cuando nuestra mente está con ansiedad y preocupación.

¡Esto es como si fuera Navidad todo el año! Dios ha amontonado regalos que podemos tener en cualquier momento, y son sin costo para ti porque eres un cre­yente. Tú tienes los regalos para cuando decidas tomarlos del árbol de su divino amor por ti. Eres parte de su jardín, unido a su viña eterna, lo que significa que siempre es­tás bajo su cuidado. Mira esos regalos, son tan grandes que Él no podría guardarlos en una caja de regalo aún si quisiera. Ellos están amarrados completamente con amor y lo único que debes hacer es tomarlos.

Sin embargo, el regalo en el que queremos enfocarnos ahora es la paz. Tú no puedes tener al mismo tiempo una mente preocupada y con paz. ¡Eso simplemente no puede ser! Si vas a dar tu mente a la preocupación, te podrías encontrar en el mismo lugar que Eva en el jardín, hablando con la serpiente. Sólo el Espíritu de Dios puede darte paz. Ese es el único fruto que quieres escoger.

¿Ayuda de Alguna Forma la Preocupación?

Hagamos una lista de todas las formas en que has des­cubierto que la preocupación ayuda a tu vida. Veamos cuántas veces la preocupación ha hecho algo mejor para ti. ¿Estás listo? Empecemos.

La número uno es…

La número dos es…

No, no lo hizo. Lo que hizo fue sacar a tu mente de la oración hacia Aquel que en verdad podía ayudarte con tu preocupación. Así que elimina esa de tu lista. De acuerdo, la número tres es la que te dio algo de qué hablar con tus amigos. Está bien. Si lo que necesi­tas es la conversación negativa «pobre de mí», sigue así. Pero, ¿y después qué? ¿Lograste alguna respuesta? ¿En­contraste alguna solución?

Por supuesto, no estoy hablando de esas conversacio­nes donde en verdad buscas formas positivas y posibles para lidiar con una situación que ya has entregado a Dios. Estoy hablando de esas charlas huecas con amigos en las que tratas de superarlos en cuanto a tu ho­rrible vida. ¡Eso es crear más preocupación!

(CONTINÚA…)

Extracto del libro “El Campo de Batalla de la Mente Para Niños”

Por Joyce Meyer

Lee Las Hierbas Locas de la Preocupación 3

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