¿CÓMO PUEDO BUSCAR LA VERDAD?

En 1983, al museo J. Paul Getty en California llegó un comerciante de arte llamado Gianfranco Becchina. Tenía una estatua de mármol que databa del siglo VI a.C. Se le conocía como un kouros —la estatua de un joven. Era un hallazgo extraordinario. Esta clase de estatuas son sumamente escasas, y por lo general están deterioradas e incompletas. Pero aquella estaba casi en perfecto estado.

El museo empezó a investigar, reunió a un grupo de expertos para analizar y autenticar la pieza. Muestras tomadas de su parte central revelaron que estaba hecha de dolomita, un mármol antiguo de Grecia. La superficie estaba recubierta con una fina capa de calcita, la cual suele desarrollarse a lo largo de cientos, si no miles de años. Los investigadores dedujeron que la estatua había pertenecido a un médico suizo de apellido Lauffenberger en los años 30, y antes de él a un reconocido comerciante de arte griego llamado Roussos.

Parecía demasiado bueno para ser verdad, pero el equipo coincidió en que se trataba de un kouros auténtico, y finalmente el museo compró la pieza por 7 millones de dólares. El New York Times los felicitó por la adquisición y los amantes del arte empezaron a viajar desde todo el país para admirar la obra. Sin embargo, había tres personas que no estaban convencidas de que la estatua fuera lo que parecía ser. Federico Zeri, el cual había pertenecido al consejo asesor del museo, observó en detalle las uñas de la estatua. Parecía que algo andaba mal. Evelyn Harrison, una experta en escultura griega, tuvo “una corazonada” de que algo no encajaba con solo verla por primera vez. Thomas Hoving, exdirector del Museo Metropolitano de Arte de Nueva York, dijo que lo primero que se le vino a la mente cuando la vio fue “fresco”. Y “fresco” no es una palabra adecuada para describir una estatua de 2.600 años. Este pequeño grupo presionó al museo para que indagara más a fondo el asunto.

Poco a poco, la verdad empezó a saberse. Los abogados examinaron los documentos y descubrieron que una de las cartas fechada en 1952 tenía un código postal que solo existió veinte años después. Otro halló que una cuenta bancaria referida fue abierta casi diez años después. Los analistas de arte griego determinaron que los pies eran definitivamente modernos y de estilo británico, no antiguos y griegos. Se descubrió que la calcita de la superficie se había logrado al remojar durante varios meses la estatua de mármol en moho de patata.

Resultó que el museo había adquirido una copia falsa, un “impostor” del taller de un falsificador en Roma que databa de principios de la década de 1980. Tres personas bien fundamentadas en su sólido conocimiento artístico, que no se dejaron arrastrar por el entusiasmo de la multitud, protegieron la verdad.

La anécdota constituye una poderosa ilustración para nosotras como cristianas. El camino del menor esfuerzo es dejarse llevar por la corriente y seguir a las mayorías sin detenerse a pensar si es verdad lo que dicen. Quienes aman a Cristo y defienden la verdad serán siempre una pequeña minoría. Estamos llamadas a mantenernos firmes en esa verdad, sin importar cuántos estén, o no, de acuerdo con nosotras.

LA PRUEBA QUE DETERMINA LA VERDAD

Puesto que Dios sabía cuán complicado sería distinguir entre la verdad y una mentira disfrazada con astucia, no dejó nada a nuestra imaginación. Juan 8:31-32 dice: “Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres”.

Esto nos lleva de vuelta a la Palabra de Dios. Si oímos la verdad, meditamos en ella, la creemos, y obramos de acuerdo con ella, la verdad nos hará libres. Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia… (Ef.6:14).

¿Cómo aprendes a permanecer en la verdad? Igual que Zeri, Harrison, y Hoving: llegas a conocerla tan bien, que cuando aparece un impostor, puedes discernir de inmediato que se trata de una imitación. Estudias la verdad.

No basta con saber que la fuente de las mentiras es Satanás, ni descubrir cómo has cooperado tú con él para darles fuerza a esas mentiras. Es preciso que conozcas muy bien la verdad, y que te satures de ella.

DEFINICIÓN DE VERDAD

Cuando escribíamos este libro, pedimos a más de 200 jóvenes cristianas que escribieran una definición de “mentira” y de “verdad”. La mayoría quedaron perplejas. Quienes intentaron dar una definición, expresaron por lo general simples declaraciones opuestas: “una mentira es algo que no es verdad” o “verdad es algo que no es mentira”.

El problema con estas “definiciones” es que emplean un razonamiento circular. No hay un punto de partida fundamental para definir la mentira o la verdad. Permítenos por ahora decirlo de esa manera, aunque parezca demasiado elemental. ¡Queremos que quede muy claro!

En el diccionario encontramos que la verdad es “conformidad con un modelo o con el original”. El equipo del museo Getty descubrió la verdad sobre su estatua de 7 millones de dólares al compararla con el modelo de un kouros original. Nosotras también debemos hacer concordar todos nuestros pensamientos y actos con un “modelo” o un “original”. La pregunta es ¿cuál es nuestro modelo de verdad? ¿Cuál es el “original” que define la verdad?

Léelo en el siguiente post…

Extracto del libro “Mentiras Que Las Jóvenes Creen”

Por Nancy Leigh DeMoss y Dannah Gresh

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