Todavía recuerdo hoy aquel día que lloraba a gritos fuera de una cancha de fútbol, pidiéndoles a unos grandulones que me devolviesen mi primera pelota de fútbol. Yo quería volver a mi casa para ir al baño, pero ellos se burlaban de mí y me decían que hasta terminar el partido no me la devolverían, así que yo no me pude aguantar más. Fue casi automático: al verme, me devolvieron la pelota, pero se comenzaron a burlar de mí.

Las situaciones que nos suceden de niños son las que nos quedarán marcadas para toda la vida, y como en el caso de esta historia mía real, unos diez minutos fueron suficientes para marcarme toda la vida. En mi caso, esta experiencia solo será algo anecdótico. En cambio, ¿qué pasa en el caso de un abuso o una violación a nivel corporal o psíquico, y cuyo perpetrador es algún ser querido? Seguramente, la marca será muy profunda, ya que no tenemos defensas contra nuestros familiares. Las mismas ofensas, hechas por alguien muy cercano, son mucho más difíciles de sanar que las hechas por desconocidos.

UN JUEGO INOFENSIVO

Uno de los obstáculos más insalvables de esta plaga es que en su mayoría sucede en la niñez más tierna, época en la cual estamos desarrollando toda nuestra identidad, y no tenemos conciencia real de qué tipo de hechos son abuso sexual o no. La verdad es que la mayoría descubren entre los diez y los doce años que han sido objeto de abuso en su tierna niñez. En muchos casos, a esa edad ya su voluntad ha sido doblegada por el mismo que ha abusado de ellos. Con mi esposa les hemos ministrado a decenas de personas que han sufrido este tipo de abusos. La gran mayoría son obra de familiares directos ante los cuales un niño no tiene defensas, ya que sus padres le han dicho siempre que debe confiar en ellos y que no le hará daño nada de lo que ellos le hagan. Al menos, el niño lo entiende así. Ellos forman su círculo de confianza. La idea final es que un niño procesa que lo que está sucediendo es un juego inofensivo con algún familiar cercano. No entiende la gravedad, y si encuentra algo de placer, hasta intentará repetir este juego sin tener idea del abuso al que se le está sometiendo.

DESPIERTA DE LA PESADILLA

¿Alguna vez te has despertado exaltado, asustado porque soñaste que caías al vacío y nadie te sostenía, y a los dos minutos te diste cuenta de que todo fue un sueño? Qué tranquilidad, ¿no? En esta parte del libro quiero decirte que aquel de quien han abusado de niño, despierta en su adolescencia de la peor de las pesadillas. Sin embargo, está despierto, y de esa pesadilla no se podrá escapar jamás, porque es algo que le sucedió en la realidad, y ahora debe decidir si convive con el odio, la vergüenza, el silencio, el dolor y la venganza, o si trata de escapar por medio de una vida sexual desordenada, las drogas, el alcohol y demás.

ESPECIALISTAS AL RESCATE

Se consideran como abusos sexuales aquellas actitudes y comportamientos que realiza un adulto (muchas veces un varón) para su propia satisfacción sexual, con una niña, con un niño o con un adolescente. La mayoría de los abusos sexuales se producen en el propio hogar de los menores, y el agresor generalmente es un familiar cercano o alguien que tiene fácil acceso a la víctima. Entre el 20% y el 30% de las adolescentes entre los 10 y los 25 años manifiestan que su primera experiencia sexual fue forzada. Alrededor del 15% de los niños también han sufrido de lo mismo.

Los factores fundamentales que influyen en la iniciación sexual temprana son: La presión por parte de los compañeros, así como de una sociedad y una cultura altamente «sensualizadas».

LAS EXPERIENCIAS SEXUALES NEGATIVAS EN LA INFANCIA.

Existe un elemento común entre los jóvenes que informan haber tenido una iniciación sexual prematura y los que evidencian serios trastornos psicológicos y emocionales: unas experiencias sexuales negativas en la niñez.

  • Del total de los jóvenes encuestados, el 41% tuvo alguna experiencia negativa de índole sexual en la infancia. El 50% fueron manoseados; el 19% sufrieron abusos físicos y el 17% fueron violados en la niñez.
  • Un 14% del total de los jóvenes que expresaron tener una experiencia sexual negativa en la niñez, prefirieron guardar silencio sobre las características de aquel suceso sexual negativo, mayoritariamente los del sexo masculino.
  • De cada 10 jóvenes de un grupo juvenil cristiano, al menos 4 tuvieran experiencias sexuales negativas en la infancia.
  • De cada 10 jóvenes de un grupo juvenil, 2 fueron manoseados o acariciados por un mayor.
  • De cada 10 jóvenes de un grupo juvenil, 1 sufrió abuso sexual físico, sin llegar a la violación.
  • De cada 15 jóvenes de un grupo juvenil, 1 fue violado en la niñez.

LOS FALSOS Y VERDADEROS DEL ABUSO SEXUAL

  • Falso. Los abusos sexuales son infrecuentes.
  • Verdadero. En torno a un 23% de niñas y un 15% de niños son víctimas de abusos.
  • Falso. Se dan en niñas, pero no en niños.
  • Verdadero. Afectan más a las niñas, pero los niños también los sufren.
  • Falso. Hoy se dan más abusos que antes.
  • Verdadero. Han existido en todas las épocas. Hoy sí existe una mayor conciencia y sensibilización al respecto.
  • Falso. Los agresores son normalmente enfermos sujetos psiquiátricos o viejos verdes.
  • Verdadero. La mayoría de los abusos los cometen aparentemente normales, aunque no poseen valores sociales o no saben controlar sus impulsos.
  • Falso. Solo ocurren en ambientes especiales (pobreza, baja cultura) y situaciones especiales (callejones oscuros y durante la noche).
  • Verdadero. Están presentes en todas las clases sociales y ambientes, aunque sí son más probables en situaciones de hacinamiento o si existe un clima de violencia familiar. Pueden ocurrir en cualquier lugar y momento.
  • Falso. Los niños no dicen la verdad cuando cuentan que han sufrido abuso sexual.
  • Verdadero. Los niños casi nunca mienten cuando dicen haber sufrido abusos.
  • Falso. Las víctimas son normalmente chicas jóvenes que visten seductoramente o niñas que se lo buscan.
  • Verdadero. El abuso sexual puede ocurrirle a cualquiera, independientemente de la edad, sexo o forma de vestir.
  • Falso. Si los abusos ocurrieran en nuestro entorno, nos enteraríamos.
  • Verdadero. Muchas veces, las personas que sufren abusos tienden a ocultarlo por vergüenza o miedo.
  • Falso. Los abusos sexuales van casi siempre asociados a la violencia física.
  • Verdadero. El agresor no emplea siempre la violencia. En muchos casos utiliza la persuasión, el engaño o la seducción.
  • Falso. Si la madre de un niño se entera de que este es objeto de abusos sexuales, no lo permitirá y lo denunciará.
  • Verdadero. No es infrecuente que las madres reaccionen ocultando los hechos, sobre todo si el agresor es un familiar.
  • Falso. Los menores pueden evitarlo.
  • Verdadero. Esto es verdad en algunos casos, pero en otros muchos les toma por sorpresa, no saben lo que está pasando, les engañan o les amenazan.
  • Falso. Los efectos son casi siempre muy graves.
  • Verdadero. No siempre es así.

Extracto del libro Las 10 Plagas de la Cibergeneración

Por Ale Gómez

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