LIBERTAD CONDICIONAL
Una de las claves para poder mantener esta libertad en el Señor es que necesitas con urgencia a un líder espiritual a tu lado para que te ayude y te pastoree en este tema. Yo no entendía nada de esto, hasta que aprendí el significado de la vara y el cayado en el Salmo 23. Dios nos dice que él es nuestro Pastor, y su principal función es velar. Eso es también lo que deben hacer nuestros líderes o pastores, ya que ellos son los que nos guían «terrenalmente» a pastos delicados, o sea, a lugares donde nuestra vida seguirá adelante sin problemas, porque estamos acompañados por ellos. El pastor utiliza la vara para corregir de manera firme y convincente a las ovejas que se quieren salir del camino por el cual se deben dirigir. El cayado es un palo largo con una curva en su extremo, que le sirve para rescatar a aquellas ovejas que han caído en algún pozo y necesitan su ayuda.
Esto me enseñó que todos necesitamos un guía o un líder espiritual para caminar hacia Dios. Siendo así, cuánto más importante y necesario será compartir entonces este aspecto, tan plagado de mentiras y de realidades ocultadas, que necesita salir a la superficie de nuestra vida para que Dios la sane de manera definitiva.
«Libertad condicional» fue la carátula que le pusieron a la causa de un joven que acababa de salir de la cárcel y que debía permanecer con una pulsera y una cadena dentro de su propio hogar. Él había conocido a Jesús y era libre por dentro, pero debía cumplir con unos meses a prueba para saber si su conducta había sido restaurada completamente, y su marca era aquella «pulsera».
La pulsera le iba a recordar por unos meses cada vez que saliera o quisiera moverse, que estaba en un proceso de recuperación. En última instancia, eso es lo que te va a hacer libre de verdad. Tú necesitas de un líder o pastor que de ahora en adelante sea tu «pulsera» o marca y te recuerde recordarte que estás en un proceso de recuperación y necesitas compartir con esta persona, con ese confidente, todos los detalles de tu vida. (Una aclaración de suma importancia: quien te esté ministrando, tiene que haber sido liberado de esta plaga).
Es más sencillo apagar el canal inmoral prohibido, no entrar en el portal de la internet que te atrae, o destruir la revista que te lleva a desear la masturbación. La experiencia me ha mostrado que este proceso se lleva años, y no meses. Necesitamos tomar las precauciones suficientes para no caer nuevamente en la trampa de la pornografía o de la masturbación. Recuerda: Necesitas administrar tu libertad con el poder de Dios y con la ayuda de un hermano mayor.
PLACER A BAJO COSTO
Si hay algo seductor en esta plaga, es la posibilidad de obtener placer sin comprometerse con otra persona, y con un costo monetario imperceptible. El precio más alto tiene que ver con nuestra autoestima y nuestro corazón.
No hay compromiso con otra persona, y eso nos hace libres para elegir mentalmente con quién tener relaciones y cómo complacernos en el momento que elegimos. En realidad, la masturbación es una plaga que nos lleva a pensar solo en nosotros mismos. Todo se centra en la autosatisfacción y no nos interesan en absoluto nuestra vida espiritual, nuestra relación con Dios ni el propósito de Dios para nuestra vida. Pasamos barreras inimaginables horas antes por medio de nuestra imaginación, y aquellas cosas que creemos detestables, se vuelven ambición de nuestro deseo durante unos minutos.
Tal como Jesús hizo conmigo, hará contigo. Te dirá «Te amo» una y otra vez, hasta que puedas levantar la mirada y correr a los brazos de aquel que te ama y te dice: «¿Dónde están los que te condenan? Ni yo te condeno. Vete y no peques más».
Entonces, ¿cuándo vuelva a caer tendré otra oportunidad? ¡Sí! Hay algo que aprendí del Señor, y es que él no es como los seres humanos. Él es el Dios de la «segunda oportunidad». Él te perdonará una y mil veces cuando vayas arrepentido en busca de sus brazos llenos de amor para intentarlo nuevamente.
El primer paso es que reconozcas que estás metido en un problema del cual no puedes salir. Que ya lo has intentado de mil maneras con oración, con ayuno. Le has hecho mil promesas a Dios, pero no han tenido resultado. Por eso, mirándote con amor, te digo que los pasos son simples: Utiliza la tijera de Dios. Solo localiza las situaciones que te empujan a caer otra vez y escríbelas en un papel. Te sorprenderás al darte cuenta de que solo se reducen a tres a lo sumo. Es fácil. Solo debes dejar que Dios obre y que un líder te ayude.
La victoria la encuentran aquellos que lo intentan, y quienes lo intentan son los que adquieren la valentía necesaria hasta para contarles a los demás que han sido libres de esa plaga. Si no, pregúntale al autor del libro. Te amo en Jesús. Ale.
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Extracto del libro Las 10 Plagas de la Cibergeneración
Por Ale Gómez