La juventud que hay en tu iglesia y donde estudias necesita realmente al Señor y la libertad que El ofrece. Tú tienes el privilegio y la responsabilidad de contarle a otros cómo llegaste a conocer a Cristo como Salvador y cómo llegaste a vivir tu libertad en Cristo. El pasaje de 1 Pedro 3:15 dice: » Estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros».
El testimonio más fuerte por Cristo es el de caminar en Sus caminos y vivir en Su libertad. Colosenses 2:6-7 nos dice: «Por tanto, de la manera que habéis recibido al Señor Jesucristo, andad en él; arraigados y sobreedificados en él, y confirmados en la fe».
Tú estás calificado para dar testimonio y compartir tu libertad por ser quien eres en Cristo. Tienes el Espíritu de Dios y la Palabra de Dios. Tú y el Espíritu Santo juntos forman un gran equipo. Pedro dijo en Hechos 5:32: «Y nosotros somos testigos suyos de estas cosas, y también el Espíritu Santo, el cual ha dado Dios a los que le obedecen». Testificar con éxito es, sencillamente, ir a otras personas en el poder del Espíritu Santo y compartir confiadamente, con ellos las verdades de la Biblia por medio del relato de cómo llegaste a conocer a Cristo y encontraste tu libertad en El.
Ora por tus amigos que no son cristianos y por aquellos que se confiaron a Cristo pero que no caminan en la libertad que ofrece el Señor. Pide a Dios que abra puertas para poder compartir tu fe y tu libertad. Recuerda que es tu responsabilidad compartir, pero es responsabilidad del Espíritu Santo conmover los corazones de las personas para que acepten a Cristo y hagan la decisión de caminar en Su libertad. Tú no puedes fallar a menos que permitas que Satanás te engañe para que no compartas tu testimonio.
No dejes que Satanás te haga callar por miedo a ser rechazado o a ser avergonzado. Si estás sintiendo estos temores ten cuidado, no proceden de Dios: «Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio» (2 Timoteo 1:7). El apóstol Pedro lo dice de esta manera: «¿Y quién es aquel que os podrá hacer daño, si vosotros seguís el bien? Mas también si alguna cosa padecéis por causa de la justicia, bienaventurados sois. Por tanto, no os amedrentéis por temor de ellos, ni os conturbéis, sino santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros; teniendo buena conciencia para que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores, sean avergonzados los que calumnian vuestra buena conducta en Cristo» (1 Pedro 3:13-16).
Esperamos que hayas conocido a Cristo el que rompe las cadenas por medio de este libro y que hayas sido liberado por El. La libertad en Cristo es tu más preciada posesión aparte de la vida eterna. Esta libertad representa liberación de tu pasado. Eres libre para ser tú mismo y libre para crecer en Cristo. Jesús sufrió la vergüenza de la cruz para que tú pudieras tener vida y libertad en El. Jesús siempre estará a tu lado a fin de que puedas vivir y mantenerte libre en El.
ENCUENTRO CON LA VERDAD
Lee: 2 Timoteo 3:15-17; Filipenses 4:8-9; Hebreos 10:23-25.
Reflexiona: ¿Por qué tiene que ser mantenida nuestra libertad?
- ¿Qué debes hacer si recuerdas un pecado que no has confesado?
- ¿Cómo ayuda a nuestro caminar en libertad la comunión con otros cristianos? ¿Por qué es tan importante para nuestra libertad estudiar la Palabra de Dios?
- ¿Cómo se relaciona nuestra vida intelectual con que permanezcamos libres? ¿Por qué es tan vital entender quién eres en Cristo?
- ¿Cómo te sentiste después de leer la lista de «¿Quién soy yo?» ¿Cambiará algo de lo anotado en esa lista alguna vez?
Responde: Ora y pide la guía de Dios para usar la autoridad que Él te ha dado para ganar la batalla por la mente y para caminar en libertad. Haz el compromiso de leer diariamente la lista de «¿Quién soy yo?» y usa las oraciones de continuidad.
Extracto del libro Rompiendo Las Cadenas Edición Para Jóvenes
Por Neil T. Anderson y Dave Park