“Para que comprobéis” (Ro.12:2)

No sé por qué, pero todas las palabras de Romanos 12.2 me llaman la atención. Me parece que estoy ante uno de los versículos que más detalles encierran de la Biblia. Cuando leo que todo el proceso de no conformarse a este mundo se logra por una transfor­mación interior que parte de nuestros pensamientos, quiero saber: ¿para qué quiero ser diferente? La se­gunda parte del versículo contiene la respuesta. Dice que somos diferentes para “comprobar” la voluntad de Dios. “Comprobar” es verificar, confirmar la veracidad o exactitud de algo. ¡Desde luego que quiero compro­bar la voluntad de Dios! en mi vida. Creo que todo el mundo quiere conocerla. Desde luego el mero hecho de imaginar que yo puedo conocer este misterio es maravilloso, y en muchas ocasiones se convierte en obsesión. ¡Cuántas veces me ha ocurrido! He pensa­do y he dicho la famosa frase: “es que no sé cuál es la voluntad de Dios para mí”. Puedo contar, creo que por cientos, los jóvenes que me han dicho esta frase. Desde luego todos queremos tener respuestas para esta cuestión. Yo solo conozco un camino, el camino que a mí me ha funcionado siempre y que me permite tener cada vez más clara la voluntad de Dios para mi vida. Desde luego pienso que es un proceso, es decir, que no conozco la voluntad de Dios de golpe, aunque tenga momentos en que Dios me hable de forma muy directa y lo vea todo claro. Bueno, ese camino es estar dispuesto y disponible. ¿A qué me refiero con esta afirmación? Pues a que hay que comprobar las cosas, es decir, hasta que no me puse a trabajar en el ministerio juvenil no supe que Dios me quería usar en este ministerio. Cuando hablo de estos temas siempre recuerdo una escena de la película Matrix, en la que Morfeo le dice al protagonista, Neo: “Tarde o tempra­no comprenderás que existe diferencia entre conocer el camino y andar el camino”. La voluntad de Dios no se conoce, sino que se comprueba, pero para com­probarla hay que tener la disposición de hacerlo.

Veo a muchos jóvenes que quieren conocer esa volun­tad, pero a muy pocos dispuestos a hacerla, a expe­rimentarla, a vivirla, porque no todo el mundo está dispuesto a ser diferente. Lo hemos repetido en mu­chas ocasiones a lo largo de este libro: ser diferente requiere ser valiente porque vas a ser señalado, vas a ser tratado como “bicho raro”.

(CONTINÚA UN POCO MÁS. DALE CLICK ABAJO EN PÁGINAS.)

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí