Historia de Vida
Eduardo creció en un hogar conflictivo. Su padre era alcohólico y cuando llegaba ebrio a casa golpeaba frecuentemente a su madre. El carácter violento de su padre hizo que Eduardo creciera lleno de temor y resentimiento.
Cuando Eduardo creció, el temor y el resentimiento se convirtieron en rebeldía contra todo lo que representaba autoridad. Fue expulsado de varios colegios por su mal comportamiento. Se convirtió en uno de los más agresivos líderes de la barra brava de su equipo de fútbol. Los enfrentamientos con la policía después de los partidos eran su mayor diversión. Cuando sus padres le señalaban su mala conducta, Eduardo los insultaba y hasta amenazaba con golpearlos.
Un día lo apresaron. En la prisión un joven ex pandillero le habló acerca de Jesucristo. Cuando Eduardo salió en libertad, comenzó a asistir a una iglesia cristiana.
Su vida empezó a cambiar radicalmente.
Para Eduardo la vida cristiana no fue nada fácil. Aunque en el fondo de su corazón, deseaba obedecer a Dios, sentía grandes dificultades para hacerlo. Leía la Biblia y oraba, pero no encontraba victoria sobre algunas áreas de su vida en la que continuaba pecando.
Fue a pedir consejo a uno de los líderes juveniles de la iglesia. Luego de escuchar a Eduardo, el consejero le pidió que orara. Cuando terminó de orar, su consejero le dijo que en su oración nunca había llamado Padre a Dios. Hasta ese momento Eduardo no había notado que en más de un año en la vida cristiana
siempre que se refería a Dios en oración lo hacía utilizando las palabras Dios o Señor pero nunca Padre.
Cuando el consejero le pidió que volviera a orar y que esta vez llamara Padre a Dios, Eduardo lo intentó, pero la primera vez que mencionó la palabra Padre, se puso a llorar y no pudo continuar orando.
El consejero le preguntó por qué lloraba. Eduardo le respondió que al mencionar la palabra “padre”, había comenzado a recordar su vida al lado de su padre terrenal y no quería identificar a Dios con su padre humano.
Tiempo de Conversar
- ¿Cómo nace el carácter rebelde y desobediente de Eduardo?
- ¿Por qué le cuesta tanto obedecer a la autoridad?
- ¿Por qué a Eduardo le es tan difícil llamar Padre a Dios?
- ¿Cómo se relaciona la dificultad de Eduardo de llamar Padre a Dios con su dificultad para obedecerlo?
¿Qué Dice la Biblia?
Lee Mateo 6.9–13.
- ¿Por qué Jesús quiere que los hombres llamemos Padre a Dios?
- ¿Cuáles son las consecuencias de relacionarnos con Dios como Padre?
- ¿Por qué sólo el que conoce a Dios como Padre puede cumplir la voluntad de Dios?
Aplícalo a tu Vida
- ¿Cómo definirías tu relación con tus padres humanos?
- ¿En qué áreas de tu vida te cuesta obedecer a Dios?
- ¿Encuentras una relación entre la calidad del trato de tus padres y tu actual relación con Dios?
- ¿Por qué no terminas haciendo una oración en la cual llames Padre a Dios?
Para Reflexionar
Muchos jóvenes han crecido en hogares con padres física o emocionalmente ausentes. Otros, en cambio, asocian la palabra padre a gritos y golpes. Esto se manifiesta en el rechazo a toda persona que ostente algún tipo de autoridad (desde el maestro de la escuela al policía del barrio) y le recuerde al padre de su
infancia. Mucho del ateísmo contemporáneo refleja inconscientemente un rechazo al padre. De ahí la importancia de que Jesús nos enseñara a llamar Padre a Dios. Dios quiere ser para muchos de nosotros el padre que no tuvimos. Un padre que no humilla ni maltrata, un Padre frente al cual podemos venir tal como somos sabiendo que seguiremos siendo amados. Conocer a Dios como Padre puede ser la experiencia más sanadora y liberadora para nuestras vidas.
Extracto del libro “La Juventud Frente a los Desafíos Contemporáneos”
Por Alex Chiang