Continuemos.

E. Elaboración de los valores.

En el establecimiento de la propia identidad se produce, en primer lugar, un rechazo de los valores e ideales de los adultos (familia, escuela, sociedad…) y, seguidamente, la incor­poración de unos nuevos valores, ideas, creen­cias… que, consciente o inconscientemente, toma­mos de nuestro entorno inmediato de relación: el grupo y la influencia que el tal tiene sobre nosotros. Quizá sea más fácil, atractivo e interesante seguir las direc­trices del grupo en lugar de los consejos de los padres, pero los padres tienen una perspectiva más amplia de las cosas como resultado de su experiencia y escuchar­les y dialogar con ellos puede ayudarnos a tomar decisiones más correctas.

4. La Presión del Grupo.

El grupo ejerce, como hemos señalado, una significativa presión sobre el individuo, aunque el tal no sea consciente siempre de ello. Tendemos a adaptarnos, a amoldarnos, a tomar la forma que configura el grupo. Tenemos la tendencia a vestir como, hablar como, peinarnos como, gustarnos lo mismo que, pensar como…; en una palabra, tendemos a adoptar las opiniones de los demás. “El adolescente que, frente a su medio, presume de originalidad y de independencia, es preso de un nuevo conformismo: el del grupo”.

Considerado el valor e influencia que el grupo ejerce sobre el adolescente debemos alertar sobre la existencia de grupos nocivos, destructivos… Como es el caso de las sectas. Querer adoptar posiciones radicales ante la educación recibida, marchar sistemáticamente por caminos opuestos a los conocidos, querer experimentar el atractivo de lo desconocido… Puede colo­carnos, casi sin darnos cuenta, ante personas y grupos con connotaciones antisociales y sectarias (existen sectas de orientación filosófica, política, religiosa…) con capacidad para destruir nuestra vida.

5. Los Amigos.

En los primeros años de la adolescencia las relaciones suelen ser entre compañeros del mismo sexo. El contenido de las conversacio­nes entre compañeros, con todo, suele ser limitada desde el punto de vista de una comunicación profunda e íntima. Y es que debemos distinguir entre compañerismo y amistad. Al compañero no se le escoge, lo brinda las circunstancias (clase, actividad deportiva…}; en cambio sí escogemos a los amigos.

Ello significa que algunos de los compañeros con los que establecemos una relación inicial, si detectamos en ellos algún tipo de afinidad (personalidad, aficiones, valores…) se convertirán en nuestros amigos y con ellos mantendremos un nivel de confianza muy superior al resto de los compañeros. Es frecuente, por lo tanto, que el adolescente se rodee de un amplio grupo de compañeros, pero que tan sólo tenga una auténtica amistad con unos pocos. Contar con buenos amigos es básico en esta etapa de la vida.

6. Idealización Del Amor.

Es normal en este período empezar a soñar en un amor ideal. Es inicialmente en el plano de lo imaginario, en el de la ideali­zación que el adolescente vivenciará su necesidad de amar y de ser amado. “Esta tendencia a idealizar el amor está más marcada en la adolescente que en el adolescente”. Posteriormente y de una forma progresiva se desarrollará el interés por personas concretas del sexo opuesto, posibles primeros enamoramientos y el inicio de una nueva etapa de relaciones sociales entre ambos sexos, que en los inicios de los primeros años de juventud pueden desembocar en el noviazgo.

Lo deseable, según la mayoría de los psicólogos que han estudiado los años de la ado­lescencia, es que los adolescentes traten y salgan con muchos amigos de ambos sexos antes de empezar a salir con una misma persona del sexo contrario. La adolescencia debe ser época de amistad y de amplias relaciones.

Extracto del libro “Expediente X”

Por Félix Ortiz y Autores Varios

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