TEXTO: 2 CORINTIOS 4: 7-9

Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros, que estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados; perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos. RV60

INTRODUCCION:

En la vida cristiana hay muchos obstáculos que saltar y sin duda es una lucha diaria que experimentaremos. Lastimosamente he podido ser testigo de cómo muchos han sido derribados por artimañas usadas por el enemigo, para destruir su vida.

Es difícil reconocerlo pero la Iglesia juega un papel importante al momento de que una persona es derribada. La verdad es que si examinamos cual tendría que ser la función de la Iglesia cuando se dan estos casos, concluiríamos que seria “RESTAURAR”.

Pero alguna vez te has preguntado porque muchos que un día estuvieron en los caminos del Señor se excusan diciendo que cuando ellos fallaron no hubo nadie que les extendiera una mano para salir adelante, sino que al contrario en lugar de ayudarlos los terminaron de hundir con comentarios que les dieron muerte espiritual.

Es por eso que yo quiero exponerte este tema, para que si tu eres uno de esos que en lugar de restaurar terminas de derribar, medites sobre tu accionar como cristiano que dices ser. Este tema va dedicado a todos aquellos que en determinado momento fallaron y lejos de recibir ayuda departe de sus “hermanos”, fueron menospreciados y vistos de menos por su error.

TODOS ESTAMOS PROPENSOS A SER DERRIBADOS.

El apóstol Pablo en la segunda carta a los Corintios nos hace ver que en la vida hay momentos en los cuales nos sentimos derribados: “que estamos atribulados en todo, pero no angustiados; en apuros, pero no desesperados; perseguidos, pero no desamparados; derribados, pero no destruidos”. Estos momentos se dan mas que todo cuando descuidamos nuestra vida devocional delante de Dios, en pocas palabras cuando dejamos de tener comunión con El.

Hay muchas personas que creen que jamás se sentirán derribadas y gloria a Dios si así fuese, pero tenemos que ser humildes y reconocer que todos estamos propensos a sentirnos derribados en cualquier momento de nuestra vida, es por eso que no podemos constituirnos jueces de aquellos que se sienten derribados, es decir que no podemos darnos a la tarea de criticar a aquel que ha descuidado su relación personal con Dios y le ha dado lugar al pecado.

Hago una aclaración, Dios ama al pecador, pero aborrece su pecado, es decir que Dios te ama y por eso quiere restaurarte, pero no ama el pecado que estas cometiendo con regularidad. En ningún caso el pecado es justificable, pero es necesario que entendamos que Dios nos ha llamado a ser restauradores y no destruidores.

UN “CRISTIANO” QUE DESTRUYE

Encierro la palabra “Cristiano” entre comillas haciendo alusión a que de cristiano talvez solo tiene el sobrenombre, puesto que un verdadero hijo de Dios que se hace llamar Cristiano porque quiere seguir los pasos de Cristo JAMÁS destruiría, el único que vino a destruir es Satanás. Pero lastimosamente en todas partes hay ciertas personas en nuestras congregaciones que se hacen llamar “cristianos” y “espirituales”, que lejos de disponerse a restaurar vidas por medio de la Palabra de Dios, la hacen de destructores, esta clase de persona tiene algunas de las siguientes características:

Es el primero en ver los errores de los demás, pero el último en verse los propios errores: Definitivamente es mas fácil ver los errores de otra persona, que ver los nuestros, pero aquel “cristiano” que destruye siempre esta criticando el accionar de los demás, en pocas palabras esta clase de persona se goza en andarle declarando los errores a los demás y se ampara a la frase “es la verdad no tengo porque callarlo”, se creen espirituales porque pueden decirle los errores a los demás, y viéndolo desde el punto de vista restaurador, esta bien el reconvenir de un error a alguien, pero hay ciertas formas en las cuales poder exhortar a alguien sin andar divulgado a medio mundo el error de tu hermano. Lastimosamente muchos destructores de vidas, no miden las palabras que dicen, ni las acciones que toman, sino que se dejan llevar por lo que según ellos “es lo correcto”.

 Siempre acusa y no se deja acusar: Se auto constituye juez, siempre esta acusando las faltas de su hermano y lo que no se da cuenta que el único acusador por excelencia se llama Satanás. Si alguien lo acusa, nunca acepta las responsabilidades de su pecado, porque según el, “esta bien con Dios”, cosa que se debería demostrar a través de los frutos de espíritu que tendrían que haber en su vida y los cuales no se están reflejando en su modo de actuar.

 Ve de menos a aquel que cometió pecado: Lastimosamente es la verdad, hay ciertas personas que tienen el descaro de autodenominarse “cristianos” y ven de menos a aquel que peco. No se ustedes pero no concibo la idea de un Jesús despreciando a los pecadores, fuera terrible que Jesús despreciara a los pecadores, porque ¿En donde estaríamos nosotros?, porque sino te has dado cuenta, un día nosotros fuimos pecadores y necesitamos de Dios para que nos restaurara. Jamás apoyare la actitud de rechazo al pecador, soy de la idea que si una persona a pecado, es necesario que se le ayude a restaurarse en lugar de aislarla, pero lastimosamente la mayoría son de la idea que una persona que cayo en pecado, es una persona que no se merece nuestro apoyo, ¿A caso Dios actúa de esa manera?, ¿A caso Dios te juzga antes de darte la oportunidad de arrepentirte?. Definitivamente Dios siempre tiene los brazos abiertos para que tu llegues a sus brazos.

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