PALABRAS DE ESTEBAN OBANDO

¿Puede un cristiano estar deprimido? ¿Puede inclusive contemplar el suicidio?

Desde una óptica un poco rígida, podríamos pensar que, si estás con Dios, y siendo Él la fuente de gozo, entonces no deberías pasar por estas cosas. Pero la realidad de la vida, y aun la realidad bíblica, nos enseñan que la cosa no es tan así… Ser humano incluye enfrentar temores, tristezas y muchas situaciones que pueden modificar nuestros sentimientos.

No juzgues nunca a una persona por su estado emocional. Hay todo un trabajo en estas situaciones que la iglesia aún no está capacitada para realizar. Sin embargo, algo que sí podemos hacer es recibir al caído. Recibirlo sin juzgarlo, e intentar con nuestra compañía darle esperanza. Muchas veces, elementos básicos de nuestra fe, como la oración, el estudio de la palabra de Dios, y la comunidad de los creyentes, pueden ayudar a una persona que está padeciendo esta aflicción.

Por otra parte, eso del trabajo que «la iglesia aún no está capacitada para realizar» no lo escribo a la ligera. El tema de la depresión, en especial si esta conduce a pensamientos suicidas, no se puede tomar como un proyecto más entre todas las cosas. No es comparable a otros problemas. Es algo mucho más profundo. La depresión es una condición médica seria, que afecta el cuerpo, el estado de ánimo y los pensamientos de la persona que la padece.

Es más, me atrevería a decir que casi en el 100% de las situaciones en las que detectemos que alguien está atravesando una depresión, es recomendable que busquemos profesionales que puedan tomar el caso en sus manos. Nuestra labor estará limitada a ayudar en lo que podamos. Pero te repito: ¡no trabajes en esto solo! Las consecuencias pueden ser muy pesadas… ¡Busca ayuda profesional!

Sin embargo, pasaré ahora a decirte lo que sí podemos hacer desde la iglesia. Por empezar, la Biblia nos anima a estar llenos de gozo, así que al parecer Dios quiere que tengamos vidas con gozo (Filipenses 4.4). Ahí mismo, en medio del versículo, está precisamente la clave para esa alegría y gozo: debemos alegrarnos «en el Señor». No voy a ahondar demasiado en el tema para que esto no se convierta en una predicación escrita, pero la verdad es que, como cristianos, la fuente de ese gozo está vinculada a nuestra propia relación con Dios. El gozo es un resultado de nuestro caminar con Dios.

Esto es lo que sucedió hace muchos años en la vida de Elías. Fíjate que estamos hablando de un hombre que evidentemente tiene el respaldo de Dios. A través de su vida Dios ha detenido la lluvia, ha hecho grandes milagros, ha resucitado a un muchacho, ha retado a cientos de falsos profetas, y por su palabra ha descendido fuego del cielo. Espiritualmente hablando, Elías ha corrido más rápido que cualquier otro en la historia. Sin embargo, después de todos estos grandes logros, un día una mujer lo confronta y lo amenaza… ¡Y entonces viene la crisis! La depresión lo atrapa.

Su historia está narrada en 1 Reyes a partir del capítulo 17. En el capítulo 19 se nos dice que, en el momento de la crisis, Elías tomó algunas decisiones poco maduras (algo raro en su vida)…

Observemos que en primer lugar se paraliza, y parece olvidar todas las cosas que Dios había hecho por él. ¡Una amenaza de una mujer es suficiente para tirarlo al suelo! Luego de esto se enfocó en su problema, tomó decisiones sin consultar a Dios, y finalmente se aisló, dejando a su criado aparte. Todas estas son acciones previas de una persona que está entrando en la depresión… El autor de Reyes nos dice esto en 1 Reyes 19.4-5.

¿Notas el proceso? Se desenfoca, aparta su mirada de Dios, se asusta, huye y se aísla. Al final de toda esta tensión, ¡explota! Vemos al gran profeta de Dios entrar en un momento de tristeza y llegar a sentir deseos de morir.

Ahora, por un momento, no veamos la historia desde el punto de vista de la persona triste, deprimida o contemplando el morir, sino desde el punto de vista de quien lo levanta. Leemos en el pasaje que, una vez que se quedó dormido, Dios intervino: 1 Reyes 19.7.

¿Cuál es el accionar de Dios? ¿Cómo se relaciona esto con el accionar de la iglesia? ¿Y con el del consejero?

Notemos que hay dos elementos centrales en esta declaración de Dios. El primer elemento es el ánimo que inyecta en la vida de Elías. La palabra «levántate» parece sencilla, pero si la miras a la luz de lo que Elías está sintiendo, esta palabra implica algo más que solo ponerse en pie. Es una forma de decir: «¡Ánimo, la crisis pronto pasará, no permitas que algo como esto te tire al suelo, es posible salir adelante!». El ser humano tiende a responder positivamente cuando hay alguien que lo anima. «Levántate» es esa forma de decirle que no está solo. Que, aunque es cierto que tiene que atravesar esta prueba, no tendrá que llorar solo.

¿Necesitamos ser doctores en psicología para hacer eso? ¡Desde luego que no! Y creo que, luego de la familia, es la iglesia la que más potencial tiene para animar a las personas de esta manera.

Luego Dios alimentó a Elías y lo hizo caminar un poco más. Su desierto recién terminó 40 días después, pero al final llegó al monte de Dios. Su vida no había acabado. Y Dios jamás lo desechó por su tristeza, ni por su deseo de morir. Dios lo animó, le dio esperanza, y le mostró el camino. La depresión y el contemplar el suicidio deben ser remitidos a un profesional. Pero como hermanos en la fe hay cosas que sí podemos hacer, como animar y dar esperanza. Si la persona que atiendes es cristiana, no permitas que olvide su identidad en Cristo, y asegúrate de que sepa que no está sola, que hay toda una familia acompañándola. Si la persona que atiendes no es cristiana, preséntale a Jesús. Él puede ayudarla a encontrar propósito en su vida y regalarle ese gozo que solo Él sabe dar.

Extracto del libro “Manual de Consejería Para el Trabajo con Adolescentes”

Por autores varios

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