Continuemos.

Dios será tu líder, te guiará y te dirá en qué dirección ir, pero tú necesitas caminar. Él no puede hacer todo por ti. Tú mismo tienes un papel importante que desempeñar. Ya sea que tomes nuevas decisiones, porque te habías que­dado atorado en las viejas o estés creando un plan nuevo para tu vida, necesitas ponerte a ti mismo en marcha. Sólo tú puedes pintar esa obra maestra. Sin tu pincel, los lienzos se quedarán en blanco.

9. Posponerlo Para Después.

En nuestra pequeña historia anterior de tu hermano con los calcetines apestosos, vimos la razón por la cual pospo­ner las cosas no es una respuesta muy buena. Cuando seas tentado a hacer eso, tal vez puedas imaginar que esos cal­cetines apestosos están justo a tu lado. Sabes que eso sig­nifica que tienes que hacer algo al respecto, aún si tan sólo es alejarte del olor.

Cuando tratas de hacer algo tan difícil como cambiar tu mente, puedes ser tentado a dejarlo para mañana. En­tonces, puedes pensar que no le haría daño a nadie si esperaras unos pocos días más. Mucha gente hace eso con la oración. Tienen la intención de orar, pero nunca encuentran el tiempo. ¡El tiempo es ahora!

Sea lo que sea que necesite ser cambiado cuando estés allá en el desierto, necesita ser cambiado de inmediato. Lo mismo puede pasar en otras áreas de tu vida también. No puedes esperar más tiempo o las oportunidades de cambiar cosas se te pasarán. Dios quiere que siempre estés listo para recibir los regalos que Él tiene para ti.

Mira la siguiente lista del «pensamiento apestoso». La lista trata de enseñar las maneras en las que nos hablamos a nosotros mismos y a los demás cuando no estamos pen­sando muy bien. He cambiado la lista un poquito para ti.

La Lista del «Pensamiento Apestoso»:

  • ¡Es muy tarde para cambiar mi futuro!
  • ¡Quiero que alguien más se encargue de esto!
  • ¡Simplemente todo es demasiado difícil!
  • No lo puedo evitar, ¡soy tan sólo un adolescente!
  • ¡Lo quiero ahora!
  • ¡No es mi culpa!
  • ¡Pobre de mí! ¡Pobre de mí!
  • ¡Dios no me ama en verdad!
  • ¡Otros chicos tienen más de lo que yo tengo!
  •  ¡Lo haré a mi manera!

Uno de los obstáculos más grande del camino, para poder ganar en la vida, es aquel que dice: «¡Todo es demasiado difícil, así que estoy pensando que renunciaré!» ¿Alguna vez has utilizado este pretexto?

10. Romper Esos Malos Hábitos.

Imaginemos que te gusta la goma de mascar y tus papás y maestros te han dicho una y otra vez que no debes masticar chicle todo el tiempo. Tú dices que traba­jarás para recordar la regla acerca de la goma de mascar. ¿Y qué pasa? De repente, es como si todo aquel a quien conoces te ofreciera un chicle. Te dicen que lo guardes para después, pero nunca lo haces. Lo metes a tu boca y te olvidas que está ahí. Tu maestra lo ve, te recuerda la regla y te hace escribir cien veces que no debes masticar chicle en la escuela. Tus papás tienen que firmar cuando termines la hoja que escribiste. Les dices a tus papás que simplemente es demasiado difícil y que quieres darte por vencido. Perdiste tu co­raje aún para intentarlo. Perdiste lo que la Biblia llama tu «corazón». Pero vuelve a empezar.

Lee Romanos 5:3-5. Así que, no pierdas el corazón, no te rindas… ¡mantente fuerte! Tú puedes limpiar tus hechos, cambiar tu mente y cambiar tus calcetines en cualquier momento que estés listo. ¡Tú puedes hacerlo porque Dios te ayudará! ¡No seas alguien que se queja! ¡Sé alguien que gana!

Extracto del libro “El Campo de Batalla de la Mente Para Niños”

Por Joyce Meyer

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