¿De Qué Se Trata?: Utiliza este sketch para introducir el tema de la oración. Dios desea que interactuemos con Él en oración, y no tan sólo que arrojemos nuestras palabras al cielo. Este sketch ilustra varias maneras en que las personas se acercan en oración.

Ideas para el sketch.
Permite que los chicos improvisen sobre la base del texto, para darle más fuerza a la escena.
Usa música de fondo para acentuar el estado de ánimo de cada personaje. Dales libertad para elegir su propio vestuario. Si la ocasión y el tiempo lo permite, puedes pedirle a tu grupo que preparen un fondo pintado para la escenografía, o que practiquen un juego de luces de colores.

Personajes. El Narrador. El Sr. Secretario. Ama de casa. Avaro. Desafortunado. Presidente. La Pequeña niña.

La Escena.
Dos sillas en medio del escenario.
El presidente sentado en una de ellas.

La Acción.
NARRADOR: Era una hermosa mañana de primavera, y el Presidente estaba en su despacho, demasiado entusiasmado como para permanecer sentado. Este era su día favorito y el más esperado durante el año. Había invitado personalmente a todos los ciudadanos de su país, a venir y hablar con Él. Nada en el mundo lo hacía tan feliz como tener la oportunidad de hablar con su pueblo. Entonces pulsó el botón del intercomunicador y preguntó a su secretario…

Presidente: Sr. Secretario, ¿ha venido alguien a verme hoy?

Sr. Secretario: Sí, hay un ama de casa aquí afuera quien quisiera verlo.

Presidente: (Entusiasmado) Bien, hágala pasar.

Ama de casa: (Entra caminando y recitando su «oración» sin jamás mirar al Presidente. Todo el tiempo el trata de decirle algo, pero ella nunca lo mira) Gracias por este mundo tan hermoso. Gracias por el pan de cada día. Gracias por el canto de los pájaros. Gracias Señor por todo.

Presidente: (Visiblemente desilusionado, pero buscando con su mirada la próxima persona) Sr. Secretario, ¿hay alguien más?

Sr. Secretario: Sí, Señor, ya mismo lo hago pasar.

Avaro: (Entra pomposamente con su nariz levantada) Quiero un nuevo auto-móvil, pero no cualquier automóvil, quiero una Ferrari roja, con una gran llama de fuego dibujada en ambos lados, con todos los accesorios. Además, quiero un yate y todo lo que alguien de mi edad debiera tener, como buena ropa, dinero en el bolsillo, equipos de audio… Y ya que estoy hablando de lo que hace falta, quiero decirle que este país es una calamidad. Hay que arreglar las calles, y mi vecindario está realmente yendo hacia el caos, por eso si Ud. pudiera darnos más policías para que patrullen las calles, sería genial. (Sigue incomodando y pidiendo cosas mientras da una última vuelta por el escenario, y desaparece por donde vino).

Presidente: (Mirando al hombre con incredulidad) Sr. Secretario, tenemos a alguien más esperando verme?

Sr. Secretario: Sí, Señor, aquí está.

Desafortunado: (Aparece arrastrándose sobre su estómago) No soy digno. Soy menos que una suela de zapato. No debería tener siquiera derecho a respirar. Soy tan malo, que debería haber una ley para proteger a la sociedad de personas como yo. Nadie en el mundo es tan malo como yo. (Etc., se arrastra un par de veces sobre el escenario como un reptil, y se retira lamentándose y quejándose todo el tiempo).

Presidente: (Con semblante triste porque nadie quiso hablar con él) ¿Hay alguien más esperando por mí?

Sr. Secretario: No Señor… bueno, en realidad hay una persona, pero es sólo una niñita.

Presidente: Bueno, hazla pasar.

Sr. Secretario: Pero ella es sólo una pequeña niña.

Presidente: No hay cuidado, hazla pasar.

Pequeña Niña: (Entra caminando y se sienta al lado del Presidente. Ella no dice nada, sólo lo mira).

Presidente: ¿Hay algo que pueda hacer por ti?

Pequeña Niña: En realidad, no. Sólo quería conocerlo, saber cómo era.

Presidente: ¿Nada más?

Pequeña Niña: Bueno… hummmm, también quería decirle que pienso que está haciendo un buen trabajo.

Presidente: ¿Quieres quedarte a hablar? (Ambos se sumergen en una conversación, mientras el Narrador habla y suena la música de fondo).

NARRADOR:  Entonces el Presidente se sintió muy feliz, porque finalmente había encontrado a alguien, de entre su pueblo, con quien podía hablar.

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