Prueba esta versión moderna de la historia de Pascua. No es muy apropiada para una reunión solemne, pero sí es una forma genial y creativa de presentar una historia que ya es demasiado familiar para todos en un encuentro más informal. Además, brinda muchas posibilidades de generar buenas charlas o debates posteriores. (Bill Calvin).

PERSONAJES

  • Cuatro guardias: Luis, Bernardo, Marcos y Norman.
  • Sumo sacerdote Caifás.
  • Sumo sacerdote Anás.
  • Accesorios
  • Bolsas de dormir para los guardias.
  • Dos trozos de madera y un poco de leña.
  • Caja de fósforos.
  • Caja de cereales.
  • Calzado deportivo nuevo.
  • Escritorio.
  • Dos sillas.
  • Dinero de juguete.

ESCENA 1

Cuatro guardias están roncando mientras duermen frente a la tumba de Jesús. Se despiertan sin pres­tarle ninguna atención a la tumba.

LUIS: (Se despierta, se frota los ojos, bosteza y se despereza.) ¡Ay! ¡Hace mucho frío aquí afuera! Mejor hago un fuego. (Comienza a frotar dos trozos de madera, junta leña y hojas y sopla en ellas para hacer fuego.)

BERNARDO: ¡Oye! ¿Qué estás haciendo, Luis?

LUIS: Estoy poniendo en práctica todo lo que aprendí en mi entrenamiento con los niños explora­dores.

BERNARDO: Olvidaste los fósforos de nuevo, ¿eh? (Se levanta, va hacia una mochila y toma una caja de fósforos.) Aquí tienes. (Le arroja los fósforos a Luis.)

MARCOS: (Despertándose.) ¡Vaya! ¿Por qué hay tanto ruido?

LUIS: (Con mal humor.) Estoy tratando de encen­der un fuego para hacer el desayuno.

MARCOS: No te preocupes por mí, yo ya tengo listo el mío. (Muestra una caja de cereales y co­mienza a preparar su propio desayuno.)

NORMAN: (Quien para este entonces ya se había despertado.) ¿Qué se está quemando?

LUIS: La leña, probablemente.

NORMAN: (Caminando hacia el fuego.) No, no. Huele como si se estuviera quemando algo podrido (pausa).

BERNARDO: ¡Es solo tu imaginación!

MARCOS: No, yo también huelo algo ahora.

LUIS: ¿Qué es lo que está allí en el fuego? (In­troduce un palo en la fogata y saca una zapatilla nueva.)

NORMAN: ¡Eso con lo que estuviste avivando el fuego son mis Reebok nuevos, idiota! ¡Te voy a estrangular…! (Esto último lo dice mientras persigue a Luis alrededor del fuego. Luis se cae y se abraza a las rodillas de Norman, rogando clemencia.)

LUIS: Por favor, Norman. ¡Ten piedad de mí!

BERNARDO Y MARTÍN: Sí Norman, déjalo en paz.

(Recién entonces, Norman se da cuenta de que la tumba está vacía. Con los ojos fuera de órbita, empieza a gritar.)

NORMAN: ¡Miren! ¡La tumba! ¡Está vacía!

TODOS: Estamos en problemas.

MARTÍN: Nos despedirán a todos.

LUIS: (Llorando.) Voy a perder mi pensión y solo me quedaban tres años para retirarme.

BERNARDO: No te sientas mal. Yo tengo que pagar una casa y la matrícula de un hijo que estudia medicina en la Universidad de Jerusalén.

NORMAN: ¿De qué están hablando muchachos? No es nuestra culpa que la tumba esté vacía. Jesús debe haber realmente resucitado de la muerte, tal como lo predijo.

LUIS: ¿Qué te hace decir eso, Norman?

NORMAN: Bueno, esa roca… está movida.

¿Quién creen que la movió? ¿El hada de los dien­tes?

MARTÍN: (Mirando enojado a Bernardo.) Seguro que nos dormimos durante un terremoto.

BERNARDO: Bueno, no me mires a mí, yo no sé dónde está Jesús.

LUIS: Bueno, si no es nuestra culpa que él no esté, vayamos al cuartel general y digámosles a los sumos sacerdotes que avisen que estamos en una emer­gencia.

TODOS: ¡De acuerdo!

(Toman las bolsas de dormir, apagan el fuego, y recogen sus cosas mientras se cierra el telón.)

ESCENA 2

Los sumos sacerdotes Caifás y Anás están en una habitación con un escritorio y sillas, representando el recinto de los sumos sacerdotes. Entran los cuatro guardias.

CAIFÁS: (Habla frenéticamente.) ¿Qué están haciendo ustedes aquí? ¡Se supone que deben estar en la tumba!

LUIS: (Despreocupado.) No hay nada que cuidar allí, Jesús se ha ido.

ANÁS: (Muy excitado.) ¡¿Se ha ido?! ¡¿Adonde se ha ido?!

MARTIN: Norman cree que Jesús ha resucitado de la muerte, tal como predijo que lo haría.

ANAS: ¡Tontos! No podemos dejar que la gente crea que Jesús volvió de la muerte. ¡Piensen en lo que eso le haría a nuestra religión y, aun más importante, a todos nuestros empleos! ¿Quién va a dar dinero al templo si creen que hay un salvador resucitado?

BERNARDO: Bien, ¿qué es lo que quiere que hagamos?

CAIFÁS: (Volviéndose hacia los guardias.) Vean, ¿quién más sabe que Jesús resucitó de la muerte?

TODOS LOS GUARDIAS: Nadie

CAIFÁS: (Frotándose las manos.) Muy bien. Esto es lo que vamos a decirle a la prensa: “No conoce­mos el paradero del cuerpo de Jesús de Nazaret, ya que mientras los guardias dormían, sus discípulos se lo robaron”.

NORMAN: Eso no está bien. Si estábamos dur­miendo, ¿cómo sabemos que sus discípulos robaron el cuerpo?

ANÁS: (Irritado.) Mira Norman, estamos haciendo esto por ustedes y nosotros. Esta declaración no solo salvará tu empleo, sino que también te hará rico.

NORMAN: (Sarcásticamente.) ¿Cómo?

ANÁS: (Saca un fajo de billetes.) Este dinero es para ti si puedes guardar nuestro pequeño secreto. ¿Hay alguien que lo quiera muchachos?

BERNARDO: (Ávidamente se mete el dinero en el bolsillo.) Tengo un hijo estudiando medicina.

LUIS: Yo necesito un poco de dinero extra para mi retiro (se guarda el dinero en su bolsillo).

MARTÍN: A todo el mundo le encanta el dinero.

NORMAN: (Habla firmemente.) Sí, pero el dinero nunca trajo a un hombre de vuelta de la muerte.

(Se va dejando a los demás parados en la habita­ción, sin habla y con la boca abierta.)

FIN

Extracto del libro Biblioteca de Ideas Actividades Fantásticas

Por Autores Varios

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