Dos amigos, M y E, llegan hasta donde se encuentra un tercer integrante apodado “el Flaco”, el cual está sentado en una silla, de espaldas a ellos.

M.– ¡Ha! mira quien está ahí; vamos a felicitarlo por el encuentro de ayer.

E.– Flaco, que bueno que estuvo el encuentro de ayer, tu mensaje fue excelente.

M.– Si habla rebien, con fuerza, con entusiasmo.

E.– Si me gusto mucho. Estuvo muy bien preparado, bien estudiado, es el tipo de mensaje que necesitamos en la iglesia.

M.– Mira, fíjate  que fervorosa es su oración. Debe ser por esto que entiende mucho de la Biblia y la conoce tanto.

E.– Si, es verdad, es increíble cómo el Flaco explica los versículos y los relatos bíblicos.

M.– Además, en los cursos de enseñanza que estuvimos haciendo de discipulados, siempre obtuvo una de las mejores notas. Bien¡¡¡¡¡

E.– ¿Cuál es ese versículo, su favorito, que lo está repitiendo siempre?, Ha!! Si, ya me acuerdo (Jn.14:6). Claro, unos de sus temas favoritos es la vida abundante, la vida victoriosa y la vida eterna.

M.– Una de las cosas que más me gustan es el fervor que tiene en la alabanza. Ese gozo que expresa su rostro, cuando alaba, es el mismo gozo que comparte cuando está con sus amigos cristianos.

E.– Ahora que recuerdo una de sus canciones predilectas es “Mi vida cambio, mi sonrisa volvió, yo vivo en la luz”. Claramente habla y refleja su experiencia.

E.– Y a demás no se borra de ningún servicio de la iglesia.

M.– Si, es cierto, el Flaco está metido en todo.

E.– Cuando hay que preparar encuentros, los prepara, cuando hay que hacer aperturas de reuniones, las hace, es el primero en invitar a otros a los cultos.

M.– Predica el evangelio, enseña, prepara encuentros, canta, recita, va a hacer nuevos cursos para capacitarse como maestro.

E.– Y todo esto porque ya hace varios meses que esta bautizado.

M.– Y no olvides que ofrenda y diezma ¡y lo hace con alegría! ¡Le brota vida por todos lados! Un ejemplo a seguir.

E.– La verdad, Flaco, me admiras, no faltas a ninguna reunión, estas en todos los encuentros, las reuniones de oración, los domingos por las noches. Tu ejemplo es digno de ser imitado por todos nosotros.

M.– Una de la cosas que más admiro de vos es tu consejo. Sos genial hablando de los temas espirituales, opinando de las cosas de la iglesia, diciendo lo que aprendiste, compartiéndolo con todos nosotros.

E.– Una de las cosas en donde más se nota tu cambio es en como mejoraste tu conducta, tu forma de hablar, de vestirte. Tu apariencia es otra, tu lenguaje es cristiano, tu conducta es cristiana, sos un ejemplo para los cristianos.

M.– La verdad que haber tenido esta charla con vos ha sido muy positivo.

E.– Chau Flaco! Chau.

M.– Chau. Chau.

Ambos amigos se comienzan a alejar mientras comentan entre sí:

E.– La verdad es que este tipo es genial. Pero…. No sé… Me da la impresión como que le falta algo.

M.– Si me parece que al Flaco le falta algo.

Luego de que M y E salen del escenario, alguien viene y da vuelta la silla en donde está sentado el “Flaco” (poniéndolo de frente al público). La sorpresa es enorme cuando todos pueden ver que el Flaco es en realidad un esqueleto humano.

Reflexión final. Mucho servicio… mucho conocimiento… mucho activismo…  mucha apariencia… muchas buenas conductas, mucho, mucho de todo… pero le falta lo más importante: la nueva vida en Jesús. Espiritualmente hablando está muerto, es un cadáver.

Por Edgardo Tosoni

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