La Biblia no dice nada acerca de la pregunta más frecuente que las personas no casadas tienen con respecto al sexo, al menos no directamente. La pregunta es más o menos así: “Sé que se espera que no mantenga relaciones sexuales. Está bien. Pero, ¿hasta dónde puedo llegar? ¿Abrazos? ¿Besos? ¿Tocar ciertas zonas? No llegaría al acto en sí, pero, ¿está bien al menos acercarme bastante?”

Puede que no te guste la respuesta, ya que la Biblia no habla del sexo, el amor y las relaciones de una forma moderna. De lo que la Biblia sí habla, y bastante, es de la lujuria. Así que acá está la respuesta: “Puedes llegar tan lejos como desees, mientras te detengas antes de llegar a la lujuria”.

La lujuria es una seria fijación en algo que no podemos alcanzar, que no corresponde; es un anhelo único, profundo e inapropiado. En la Biblia las imágenes asociadas con la lujuria son: un fuerte respirar, arder en deseos e irrumpir en llamas. La Biblia no habla acerca de tener novio o novia, sino de anhelar experiencias que no nos corresponden, y de traspasar los límites para obtenerlas.

Este tema trata acerca de aprender a identificar y respetar los límites en la sexualidad. El truco es que el deseo sexual en cada uno se despierta de un modo diferente. Algunas personas a duras penas pueden concurrir a una galería de arte o a una función de ballet sin excitarse, así que imagínate lo que les producirá ver una película para mayores de edad. Otra gente se estimula al ver cualquier centímetro de piel expuesta, por lo que un viaje a la playa se convierte en un problema. Otros apenas pueden sobrevivir a un abrazo, mucho menos a un masaje en la espalda, así que los cariños entre los chicos del grupo de jóvenes son demasiado difíciles de manejar. Para aquellos que tienen el deseo más a flor de piel, el solo hecho de estar cerca de otras personas constituye una prueba; el simple hecho de encender la computadora representa una tentación, y el ir a la piscina (a la playa o a un lago) significa un calvario.

Otras personas tienen un umbral más alto en cuanto a su deseo sexual, sabe Dios por qué. Observan con calma imágenes fuertes y tocan lo que a otros los volvería locos, sin sentir demasiado. Esa es la razón por la que los cristianos somos llamados a manejarnos con altura en cuanto al nivel de sensibilidad sexual. Es nuestro deber cuidarnos los unos a los otros y hacer lo que esté a nuestro alcance para evitar ser de tentación para alguien que cae en lujuria por razones diferentes que nosotros. Ahora no te pongas a la defensiva. Eso no significa que las chicas deban usar ropa que las cubra de pies a cabeza. Y no quiere decir que los chicos no puedan demostrar su afecto apropiadamente. Significa que debemos hablar de estas cosas.

Así que, ¿por qué no damos vuelta la moneda? Si tus amigos deciden preguntarse unos a otros: «¿Qué es lo que activa tu deseo sexual?», es momento de que hables por ti mismo. Si el contenido sexual de la televisión representa un problema para ti, ¡dilo! Si las faldas cortas te distraen demasiado, por favor ¡admítelo! Si los abrazos fraternales encienden tu deseo sexual, por favor ¡hazte oír! ¡Y está bien porque no estás solo en eso! Todos tenemos diferentes umbrales en lo que hace a la pasión, pero tarde o temprano el deseo sexual se nos despierta. Cualquiera que lo niegue es porque aún no lo ha experimentado, o miente al respecto. Solo es una cuestión de tiempo.

(CONTINÚA…)

Extracto del libro “Lo Que Casi Nadie te Dirá Acerca del Sexo”

Por Jim Hancock y Kara Eckmann Powell

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