«De repente todos me dicen que crezca, tienes que crecer»

Poca gente comprende lo que está diciendo cuando dice a un adolescente «tienes que crecer.» ¿Se darán cuenta lo que sig­nifica «actuar como un adulto» en un sentido completo? No. Los padres que exhortan a sus hijos a crecer no se dan cuenta. «De este momento en adelante tú tienes que asumir todos los derechos y responsabilidades de los adultos contribuyentes a nuestra sociedad.» Ellos no esperan que el chico tome una re­solución por su cuenta, o que se case, o compre una casa, in­vierta fondos en algún negocio, se haga miembro de la Aso­ciación de Padres y Maestros, o haga cualquiera de lias mil co­sas que hace un adulto.

Crecer, de hecho, significa «ser igual a un adulto en algu­nas cosas, pero no en otras.» Este es el mensaje que les quere­mos dar, pero muchas veces el tiro sale por la culata. Los ado­lescentes miran alrededor para encontrar un modelo para cre­cer, y todo lo que ven para imitar son «crecidos» que van a la cama uno con otro. La sociedad de los adultos, sexualmente orientada, lleva a los adolescentes a este único pensamiento: Ajá. El sexo es una parte automática del crecer. La cosa más madura que yo puedo hacer es tener relaciones sexuales.

Este fue un concepto nuevo para mí. Nunca antes había yo asociado la participación sexual de los adolescentes con un ac­to de madurez, hasta que abundantes referencias a ello apare­cieron en los escritos de los jóvenes. Tengo que admitir que me dejó aturdido.

En adición a nuestra sociedad adulta en general, muchos padres también están ejerciendo presión individulamente en los jóvenes, y no se dan cuenta de lo que están haciendo. Cuando un padre le dice a su hijo que debe madurar, en un 99 por cien­to de los casos no se toma tiempo para explicarle qué es un adulto. De modo que el muchacho toma la definición de madu-

rez que tienen los de su grupo, en otras palabras, actividad se­xual. Los jóvenes de hoy necesitan padres que les expliquen claramente la diferencia que hay entre ser maduro y tener rela­ciones sexuales.

A veces pienso que una cantidad de adolescentes se me­ten a tener sexo a causa de las pobres relaciones que tienen con sus padres. Si los padres los presionan con una canti­dad de responsabilidades, ellos piensan que pueden ali­viar sus tensiones teniendo relaciones sexuales.

Yo pienso que muchos padres están presionando a sus hijos a crecer demasiado rápido. Entonces los dejan so­los, y no les dicen una sola palabra de que el sexo antes del matrimonio es pecado.

 Un problema que encaran los padres es acerca del doble men­saje que se oye. Por un lado se les dice a los adolescentes, a través de la televisión y la música, «date el gusto.» Está bien para los adultos participar en sexo no matrimonial. Es parte de la madurez ser un hombre, o ser una mujer liberada. La ad­monición es, «crece…. actúa con madurez…» Pero por otro lado, en muchos hogares y en la iglesia, se les dice que no de­ben practicar relaciones sexuales.

Las directrices se han mezclado. Nosotros los padres tene­mos que ayudar a nuestros confundidos hijos adolescentes a en­contrar un modo de ser un niño viviendo en un mundo adulto. No apresuremos a nuestros hijos a —madurar.»

 Extracto del libro “Lo Que Deseo Que Mis Padres Sepan Acerca de mi Sexualidad”.

Por Josh McDowell.

Lee Sexo y sexualidad – Lo que los adolescentes dicen que necesitan de usted 1

 

 

 

 

 

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